Capítulo 1

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Eran las cuatro de la tarde cuando Marta nos contaba la historia de la princesa Angélica, no sé por qué es que me interesaba tanto escuchar los mismos relatos para niños pequeños. Siempre supe que existían los vampiros y los hombres lobos pero era difícil de creer que el gran padre Drácula estuviese enamorado de su propia hermana cuando él, era un perfecto casanova. La verdad es que esta clase de historias ayuda a los niños a creer que el amor existe, bueno... Algo parecido al concepto de amor verdadero diría yo.

La verdad es que creo que me gusta escuchar estos cuentos porque no creo en el amor verdadero, cosa que me ha ayudado a sobrevivir en un mundo tal cruel como lo es este. Aquí vivo con el horrible sentimiento de asecho diariamente, con el miedo a salir de noche, con tan solo imaginar que moriré siendo comida de una criatura horrible y despiadada... ¡hay no! Ya basta de pensar en tonterías.

Lo que me preocupa no es mi seguridad, o mi futuro, es la vida de mis hermanos y de mis padres. Gracias a Soid tengo una familia y todos son muy importantes para mí, no toleraría perderlos en una tonta guerra.

No pasaron ni tres minutos para que Marta se diera cuente que ya no prestaba atención. Es común que me pierda en mis pensamientos, más cuando estoy en este mundo tan basto y desconocido, me da miedo no saber lo suficiente. Quiero aprender todo lo que pueda, este mundo no me ganará yo le ganaré a él. La verdad es que me cuesta mantenerme concentrada sólo en una cosa.

-Caliza, ¿qué te pasa?- pregunto Marta sentada en su gran cómoda marrón.

– ¡Nada! Es solo que me estaba imaginando todo con detalles y me quedé dentro de ese mundo tan extraño- Fue lo único que se me ocurrió decir.

- Jajajá siempre tú y tus pensamientos ocultos, siempre me preguntaré que pasa por esa cabecita tuya tan interesante- Marta me conocía bien, cosa que me preocupaba mucho.

Marta siguió contando la historia con ese añoro de querer haberlo visto todo con sus grandes y cansados ojos, Marta es un Felix muy bella y, se ve que fue poderosa en sus tiempos, si no calculo mal debe tener como trecientos años o un poco más, sus ojos son morados, su cabello largo y blanco plata, su figura era envidiable a pesar de los años que tiene, pero lo que la hacía una de las más bellas de esta tribu era su cálida sonrisa tan llena de vida y alegría, a mi parecer el día en que esa sonrisa se borre será el fin de los tiempos.

Marta termino de contar la historia más rápido de lo que me había percatado, comenzó a despedir a los niños que estaban en la habitación, todos salían de la tienda sonriendo y saltando cosa que llenaba de alegría mi corazón, todos salían pero justo cuando me disponía a salir de la tienda Marta me dirige una mirada para que me quedara, le hice caso.

-Caliza, vámonos ya- me dijo Mata con su cálida voz, cualquiera perdería el conocimiento con tan sólo verla... Espera ¿irnos adonde? A si es verdad, tengo que ayudarla a comprar comida en la ciudad de Muy, se me olvido por completo como cosa rara.

–Caliza ya estás muy grande, pronto serás la más bella de la tribu y de seguro que ya tienes unos cuantos pretendientes en lista- no sé por qué, pero me sonó a que me insinuaba algo.

–No, la verdad es que no tengo pretendientes que me interesen y, además no estoy para eso ahora, me interesa más la siembra de glum que el amor- . Marta se ríe y me mira de reojo. Vale era cierto, Marta no era la única guapa de la tribu. Me levanto del suelo y le digo a Marta que ya estoy lista para partir. Marta no insistió en seguir con la conversación.

Salimos de la tienda y me tropecé con mi hermosa hermana menor. Es blanca y sus ojos son dorados como el oro, su voz es algo con lo que no estoy feliz, canta cualquier canción y me deja opacada frente a cualquiera, su voz es como escuchar a el mismo amanecer cálida y llena de luz esa niña es un fastidio pero la quiero, su cabello es dorado y es muy ágil con las palabras, tanto así que más de una vez me ha dejado en estado de depresión.

Sueña con el Despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora