Por fin, por fin llegó el final del día de Ana.
Agotada se dejó caer sobre su cama, y agarró el celular, tanto trabajo y ensayos no le habían permitido prenderlo en todo el día.
Cuando lo hizo sonrió automáticamente al leer uno de sus primeros mensajes. Era Tomás, su novio.
Al ella irse de Argentina para pasar un tiempo en España, le hablaba todos los días, para ver como iba todo.
Al recordar que hoy no lo hizo, marcó su número y esperó... Un toque... Dos toques...- ¡Hola amor! ¿Todo bien? Te llamé antes y no me atendiste... Supuse que estabas ocupada...
- Hola...- sonrió nuevamente al escuchar su voz. - Si, perdón, hoy ha sido un día bastante ajetreado... Te extraño...
- Yo también te extraño mucho, dos meses sin vos es demasiado - soltó una breve risita. - Ya quiero ir a visitarte...
Y así continuaron la conversación durante unos diez minutos más, cuando Ana se despidió porque ya no daba más. Eso sí, antes respondió los mensajes de sus familiares para que se quedaran tranquilos... Principalmente a su abuela... Que siempre se preocupaba.
Todavía extrañaba sus familiares, amigas, perros, gatos, hasta su cama se podría decir. Todo esto era demasiado nuevo para ella, pero le encantaba y es lo que había elegido por su carrera.
Pensando en ello se durmió, con teléfono en mano y sin siquiera cambiarse. Eso sí, con una sonrisa en su rostro. Era lo que soñó y esperó toda su vida, prácticamente.
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Una casualidad llevó a la otra.
RomanceCasualidades, y más casualidades llevarán a que el destino los una...