-Capítulo 2-

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Nueve de la mañana y Ana se levantaba, por suerte hoy no tenía que madrugar.
La chica recién despierta caminó hasta la cocina y desayunó. Luego dejó todo en su lugar y fue a tomarse una ducha.

Una hora después ya se encontraba ensayando con sus compañeras; en total eran cuatro, más el profesor que dictaba las clases y las perfeccionaba.

Ahora mismo practicaba la coreografía para una presentación que se aproximaba. Sería un tipo competencia de la cual se enteraron dos semanas atrás, y desde ello no paraban.

Dio la casualidad que ese grupo, y ella se había formado un poco antes, y los directivos quisieron que fueran en representación de todo el "Instituto Andares", uno de los más prestigiosos de toda España.
Cuando entró en él, sintió que todo el esfuerzo que hizo valió la pena. Es complicado que te acepten a partir de cierta edad y más si no sos de su nacionalidad, es decir; te toman pruebas, evalúan y a partir de ahí te aceptan como alumna y/o profesora, porque claro, Ana también tenía que comer, entonces decidió que daría clases si podía en el mismo instituto. Con ese tema no tuvo problemas, ella ya estaba recibida y con su título en mano. Por suerte la recibieron muy bien tanto como profesora que como alumna.
Solo quería perfeccionarse más aún, porque la danza es un estado permanente de aprendizaje y perfeccionamiento. Además le gustaban los niños y no estaría mal enseñarles a un grupo de chicas pequeñas a las cuales les hacía ilusión bailar.

- ¡Heyyy An! - Eva la sacó de sus pensamientos, estaban tomando un descanso mientras charlaban, cuando se quedó mirando a la nada. -

- Está perdida... Enamorada... - dijo Vivian provocándola. -

- Eso parece... - comentó Lucía y le dio un toque a ver si reaccionaba. -

La chica no tardó en hacerlo y se defendió.

- ¿Qué? ¿Ahora no puedo pensar? Por favorrr... - habló, por fin, divertida. -

- Claro que puedes pensar, pero estaría bueno que opinaras acerca del vestuario que utilizaremos, en vez de recordar los besos de tu novio. - comentó Eva con una sonrisa traviesa. -

- ¿Pero? ¿¡¿Qué decís?!?... Solo estaba pensando en el certamen... Además no todas tenemos la suerte de que nuestro novio esté acá, y venga a buscarnos a la salida... -

Su indirecta llegó de inmediato a la otra castaña, pero justo cuando estaba por responder, el profesor las interrumpió y continuaron con el ensayo.

- Esta conversación no acaba acá. - le advirtió su compañera, y todas rieron. -

Eran las dos de la tarde cuando Ana y sus compañeras salían en busca de un lugar donde almorzar.

Unos quince minutos después ya estaban sentadas en un restaurante que quedaba por allí cerca, además de ser el lugar de trabajo de Vivian durante las noches, ya que aparte de bailar le encantaba cocinar. Teniendo la ventaja, también, de que sus padres eran los dueños. Igualmente no se podían ir muy lejos, a las cinco Eva y An debían volver para dictar sus clases. Ambas trabajaban allí.
Lucía era la única de las cuatro que no tenía empleo, por ser la más chica de la familia, según decía, además vivía con sus padres, y dinero no les faltaba.

Un rato más tarde, cuando las cuatro jóvenes terminaban de comer, dos chicos se acercaron a ellas. Uno era Alejandro, el novio de Eva, a quién había visto y saludado desde lejos algunas veces, y el otro... No lo conocía.

-¿Qué haceis por aquí? - fue el saludo de su amiga. -

- Nada, salimos a grabar y ahora veníamos a comer algo, las vimos y pensamos en saludarlas. - respondió el morocho.

- ¡Pero qué buen recibimiento! - exclamó sarcástico su acompañante. - rieron. -

- Perdón, pero me llamó la atención veros. - se justificó la chica. - Ahora los presento... Vivian, Lucía, An- dijo señalando a cada una respectivamente. - él es Alex, mi novio, y él Rubén, su amigo.

-Hola. - dijeron al unísono las tres chicas. -

- Hola.- dijo el más alto, con una sonrisa. Clavando sus ojos en la castaña con puntas turquesas.-
An, sonrió brevemente para luego correr sus ojos de aquellos que la hipnotizaron unos segundos.

-Bueno - dijo entonces Eva.-Nosotras ya nos tenemos que ir, debemos preparar las clases.

- Si, está bien, no las interrumpimos más, luego te llamo. - contestó su novio. -

- Adiós.

-Adiós. - fue la respuesta de las jóvenes para ambos, y así luego pagar la cuenta y retirarse de aquel sitio.

Al llegar al instituto, An y Eva se despidieron de las demás. No sin antes escuchar un comentario de la menor de ellas.

- Luego te llamo, así me pasas el número del amigo guapo de tu novio. - río. -

- Va a estar complicado, ya tiene pareja.

Una casualidad llevó a la otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora