-Capítulo 3-

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Ambas chicas ya habían organizado todo para sus clases, cada una por su lado, en salones diferentes. Ya que Ana tenía a un grupo más pequeño que el de Eva, sus niñas tenían entre nueve y diez años; en cambio las de su compañera doce y trece.

Quince minutos después, la joven se encontraba dictando su clase. Cuando llaman a la puerta del salón.
La chica se dirige hacia ella, pensando en que debe ser alguna de sus alumnas que estaría llegando tarde por algún inconveniente.
Y así fue, ahí estaba la pequeña Lis de nueve años.

-Pasa, pasa, que ya hemos comenzado Lis.- le dijo a la niña que miraba la puerta de entrada del instituto en busca de algo.

-Si, perdón, es que... - la pequeña se vio interrumpida por una voz masculina. -

- ¡Aquí está Lis!- fue lo que exclamó el joven mientras se acercaba a ellas. - Hola... - saludó él. Observando a esa muchacha que había visto unas horas antes.

- ¡Menos mal Rubén! - dijo la más pequeña haciendo reaccionar a ambos, que nuevamente se observaban. - Mira, ella es Ana, mi profesora. - anunció poniéndose al lado de ésta y sonriendo. - Y él es Rubén, mi hermano...Que quiere explicarte porqué llegamos tarde. - continuó la pequeña.

- Hola... - habló, por fin la chica, mirándolo. - Mira Lis, si quieres ve pasando, ya hemos comenzado, y diles a tus compañeras que ya voy y que sigan practicando el paso, ¿Sí?- le dijo corriendo la mirada hacia ella.

-¡Claro! - respondió. - Ah, y dame esto Rubén- le quitó el bolso a su hermano, mientras se despedía. - ¡Adiós!

La niña entró al salón, y ambos jóvenes, quedaron solos.

- Bueno, dime que necesitas, porque debo continuar con la clase. - explicó la profesora con una sonrisa amable. -

- Sí, está bien. - respondió él con otra sonrisa. - Solo quería decirte que tuvimos un problema con el coche, y por eso la traje tarde... Te lo digo , porque en el auto venía comiéndome la cabeza que te lo debería comentar , así no le pondrías tardanza... -

- Está bien, no hay problema, no se la pondré... Al fin y al cabo, a todos nos pueden surgir inconvenientes, ¿No? -

El chico respondió con una grande sonrisa, la cual hizo que Ana, bajara sus ojos hasta ella, y se quedara embobada mirándola.
Hermosa. Esa palabra la describía a la perfección, pensó la joven.
Pero se dio cuenta lo que hacía y reaccionó.
Y aunque ella no fuera consciente , él también la observaba.

- Bueno, gracias por entender... Y... ¿Tú eres la amiga de Eva, verdad?- preguntó el chico para sacarse la duda, aunque estaba seguro de que no se equivocaba; la novia de su amigo también trabajaba allí.

- De nada,... Y sí, soy yo, ella está dando clases aquí al lado - contestó Ana, señalando el salón en el cual se encontraba su amiga. -

- Bueno, está bien, ya no te interrumpo más, un gusto conocerte... Ana. - dijo el chico mientras se acercaba a despedirla con dos besos. -

La castaña tuvo que pararse de puntitas para poder saludarlo. Y cuando lo hizo su perfume invadió sus fosas nasales, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no cerrar los ojos; y despedirlo.

- Adiós Rubén. - dijo ella luego, y dio media vuelta para volver a lo que estaba... Aunque sería difícil si su olor y sonrisa seguían merodeando por ahí.

Una casualidad llevó a la otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora