Capítulo 11: Arrepentimientos

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– Aquí viene mi colaboradora estrella – exclamó Scott cuando me vio cruzar por la puerta.

– Buenos días, perdón por la tardanza – dije nerviosa con un hilo de voz.

El hombre se dio la vuelta para mirarme y sentí que un frío recorrió mi espalda.

– Sr. Jackson, le presento a ___ Carter, la persona encargada de llevar su cuenta.

– Mucho gusto – dijo sonriente extendiéndome la mano.

– Igualmente – contesté estrechándosela.

El alma me volvió al cuerpo cuando me di cuenta que no era mi desconocido, suspiré aliviada y, entonces, caí en la cuenta de algo en lo que no había pensado, ¿existiría la posibilidad de que algún día me lo encontrara en la calle con los miles de habitantes que hay en esta ciudad?, ¿su trabajo tendría que ver con la publicidad?, sacudí la cabeza para librarme de esos pensamientos y me senté al lado del cliente.

La junta transcurrió de lo más normal, el Sr. Jackson quedó bastante satisfecho con la presentación y nos indicó que necesitaba la campaña para el viernes por la tarde. En cuanto salió de la oficina, el corazón se me volvió a acelerar porque no había nada que me salvara del regaño de Scott y lo confirmé cuando cerró la puerta, ya que siempre la tiene abierta salvo cuando está con un cliente o cuando no quiere que los demás escuchen lo que tiene que decir. Caminó en silencio de regreso para sentarse frente a mí y coloco ambos brazos en la orilla del escritorio.

– Felicidades ___, la presentación estuvo estupenda como siempre.

– Gracias – respondí tímidamente mientras le daba un sorbo a mi vaso de agua.

– Pero, eso no te salva de que tengamos una charla tú y yo, sabes que te aprecio ___, eres una gran chica y además eres comprometida con tu trabajo y precisamente eso es lo que me preocupa, ¿qué pasa contigo?, la semana pasada llegaste tarde, no te dije nada porque fue un día después de tu cumpleaños y bueno, puede ser comprensible, pero hoy te retrasaste más de dos horas, no me dejaste la presentación y la tenías guardada con llave, no respondías el celular y no te reportaste para, al menos, saber que estabas bien.

– Perdón, te podría dar miles de excusas, pero la verdad fue que me quede dormida, anoche no dormí bien y mi celular estaba dentro de mi bolso y no lo escuchaba.

– Agradezco tu honestidad, eso es lo que me siempre me ha gustado de ti, pero aparte de eso, te noto extraña, has estado distraída, ausente, ayer confundiste los slogans de unas marcas que no tienen nada que ver entre sí, ¿tienes problemas ___?, sabes que puedes confiar en mí.

Me quedé en silencio, ¿qué iba a responderle?, que estaba perdiendo la razón por un extraño que me hacía suya de cuanta forma se le ocurría y que eso aumentaba más y más mi ansiedad de querer estar con él, que mi mente viajaba y fantaseaba con las ideas más inverosímiles que se me ocurrían con él, que a todo lo que había a mi alrededor le estaba encontrando un lado sexual que posiblemente ni tenía, que había descubierto una ___ sensual, traviesa, coqueta y sin inhibiciones que desconocía que existía y que sólo ese hombre desconocido hacía surgir, que me hacía sentir mujer como nadie lo había hecho jamás. Tomé un respiro antes de hablar.

– Creo que es una crisis post–cumpleaños – respondí deseando que me lo creyera.

– Niña, eso déjalo para mí que estoy a punto de cumplir 40 años, tú tienes 23, hasta podrías ser mi hija.

– Sí, pero, bueno, a mi edad mis papás ya se habían casado y yo ya había nacido – yo no deseaba eso, pero fue lo único convincente que se me ocurrió decir.

– Y por eso ahora están divorciados, tienes una larga vida por delante ___, eres brillante en tu profesión y tienes mucho futuro ahí, el matrimonio y los hijos vendrán después, todo en su adecuado momento.

– Lo sé, supongo que me entró un poco de depresión por estar sola en mi cumpleaños – dije mientras pensaba que fue lo mejor que pudo haberme pasado – pero, te prometo que a partir de hoy seré la misma chica responsable de siempre, no más llegadas tarde ni divagaciones en horas de trabajo.

– Tampoco quiero un robot ___, sólo quería asegurarme de que estuvieras bien.

– Y lo estoy, mejor que nunca, ¿puedo irme a mi oficina?

– Anda, que tienes mucho trabajo.

Me dirigí a mi oficina y Carol me siguió para saber el reporte de la mini charla que había tenido con mi jefe, entramos y ella cerró la puerta y se sentó frente a mí mientras yo daba la vuelta al escritorio para ocupar mi lugar.


Ardiente Tentación Hot (Adaptada) Rubius&Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora