Prólogo

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No era él, si no que eran sus sentimientos, no era yo la que sentía culpa alguna de todo esto, pero sí estaba consiente de que esto ya no funcionaba, lo intentábamos más de mil veces, sabiendo que a pesar de esto, nada iba a hacer como antes, pero ya nada de esto sirve, ya ningún suspiro compartido, ninguna mirada llena de amor, pero sólo quiero que me recuerdes en tus sueños más salvajes.

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