4. El instituto. (Parte 2)

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Gracias a Juliet y los chicos las horas hasta el almuerzo se hicieron más amenas.

Matt es un chico muy agradable y es de estas personas que les tomas confianza pronto, como Juliet. En cambio Jace, cada vez que hablo me mira aun molesto y yo le sonrío con cinismo.

Entramos al comedor, era una sala enorme llena de mesas con bancos y un montón de adolescentes por todos lados.

Compramos nuestros almuerzos y nos ubicamos en una mesa cerca de un gran ventanal que daba al patio.

Comenzamos a comer y todos hablaban animadamente, pero yo estaba atenta de un chico. El estaba de espaldas, llevaba unos vaqueros grises, una camiseta de mangas cortas blanca y unas zapatillas negras nike. Estaba de pie delante de un grupo de chicos y mientras él hablaba y hacia algún que otro gesto, los demás reían de vez en cuando.

Despegé mi vista de él y me encontré a Matt mirándome fijamente.

- ¿Qué? - dije un poco desconcertada - ¿tengo comida en la cara? - pasé mis manos por mi cara para comprobarlo.

Matt rió negando con la cabeza.

-Te preguntaba que de donde te mudaste - me miró a los ojos con una sonrisa.

-De España - dije con algo de nostalgia recordando a Raquel.

-¿Echas de menos a alguien especial? - siguió preguntando Juliet con una sonrisa pícara.

-La verdad es que sí. -contesté aun mas apagada que antes.

-¿A quién? - me preguntó esta vez Jace.

Iba a responderle de mala manera, pero no se porque preferí no hacerlo.

-Mi mejor amiga, Raquel. Ella es muy importante para mi.

-¿Y nada de novio? - dijo algo desilusionada Juliet.

Cuando iba a responder sentí que alguien me tiraba del pelo.

Me giré en mi asiento y vi un grupo de tres chicas que acababa de pasar por detrás de mi, una de ellas me miraba riendo.

Me puse de pie, caminé en su dirección y me paré frente a ellas.

-¿Te hace mucha gracia? - le pregunté, encarandola.

Su pelo era rubio y largo, de mi estatura, pero porque llevaba tacones, iba vestida con casi todo rosa, un montón de pulseras colgaban de sus muñeca.

-¿Perdona? -dijo con cara de sorprendida.

-Mira, no se que coño te pasa conmigo, ya que no me conoces, pero no andes jodiendo. - lo sé, cuando me enfado soy una maquina de decir insultos...

-A mi me hablas bien, bonita... - me respondió poniéndose seria y enfrentandome.

-Diría lo mismo de ti, querida, pero creo que te has dejado un poco de cara en tu maquillaje. -dije señalando su cara.

Todos los adolescentes que presenciaban la escena empezaron a soltar silbidos y risas. La chica rubia se puso colorada de enfado, y yo, levante una mano agitando los dedos mientras me acercaba a la mesa donde estaban los chicos para agarrar mi mochila y mis galletas.

-Voy a estar un rato sola, chicos. - ellos me asintieron.

La rubia y las otras dos chicas se fueron al baño y yo salí al patio.

Afuera no había casi nadie. Encontré un precioso árbol y me tumbé a su sombra utilizando mi mochila como almohada y colocándome los auriculares.

Estuve un rato así acostada con los ojos cerrados hasta que sentí que había alguien observándome.

Levanté la cabeza para mirar si había alguien mirándome y ahí estaba, el chico al que yo estaba viendo antes. Me miraba fijamente, pero lo ignoré y me volvía acostar de nuevo.

Más allá de este universoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora