Prologo

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~ ¡Dicen que el destino se mueve de manera misteriosa, algunas veces haciendo presa a uno mismo de sus propios designios! ~

La sirena de la ambulancia se escucha a lo lejos. Rápidamente el equipo de urgencias se prepara para lo que pueda llegar.
Minutos después aparece un joven inconsciente, su cabeza sangra y su ropa está completamente sucia...

-Paciente masculino, veinti tantos años, poli contuso luego de un doble choque automovilístico, se encuentra inconsciente y sin identificación, signos vitales en descenso. -Dice el paramédico al entrar - Se confirmara su identidad a partir de la matrícula del automóvil.

-Presión 100/60... y descendiendo, preparen área de shock... -grita el médico cuando revisa los ahora leves signos vitales del joven.

Después de que el desfibrilador hace su trabajo, el aún desconocido personaje es enviado a la Unidad de Cuidados Intensivos, recibiéndolo a su cuidado 2 jóvenes enfermeras, Madison y Sarah, quienes hasta el momento se encuentran sorprendidas con ese extraño personaje.

Después de acomodarlo en su cama, e instalar a su alrededor un monitor, se aseguran de seguir al pie de la letra las indicaciones del médico.

~ Fue entonces cuando el destino comenzó su juego, sin que nadie se diera cuenta o pudiera hacer objetar de alguna forma ~

-Míralo Madi, es tan joven y por andar en estado de ebriedad le paso esto. El reporte de la policía dice que manejaba a exceso de velocidad. Pareciera más bien un acto suicida -decía Sarah a su amiga, quien desde el momento en que sus ojos se cruzaron con aquella sonrisa apagada, sintió una ternura y una necesidad de comprender como alguien tan joven pudiera haber querido acabar con su vida.

-A veces hay momentos en que ni uno misma sabe por qué motivo debe despertar al siguiente día... -Madison abre la llave de agua y la comienza a entibiar -Tal vez el joven se ha cansado de esperar ese motivo para vivir.

...

-Madison, ¿de verdad quieres quedarte de guardia?, podemos ir a tomar algo... -sugiere Sarah. Un plan para levantar el ánimo a Madison, el cual fracasa.

-Estaré bien, no te preocupes -dice la chica sonriendo a su amiga - Vete a casa que Brad espera por ti -concluye mientras se dirige a su estante...

Madison toma el riñón y lo llena de agua tibia, remoja en el unas pequeñas gasas y con cuidado comienza a limpiar el rostro del aún desconocido, sucio y lleno de sangre y polvo rostro del chico; es inevitable no darse cuenta de lo apuesto que es. La joven se queda contemplando a su paso su perfecto rostro, sus pobladas cejas, su delineada nariz, y por ultimo queda presa un momento de sus labios... es entonces que Madison se da cuenta y como si se tratase de un objeto frágil, enjuaga él entre cortado labio inferior de su paciente.

-Llamaron de la jefatura - Sarah la saca de sus pensamientos -Su nombre es Jackson Scott... ¿Madison? ¿Estás escuchando? -la cuestiona su compañera con el ceño fruncido, ante lo cual la joven solo asciende con la cabeza y aun mirando al joven, en su rostro aparece una hermosa y gran sonrisa.

La joven enfermera termina su tarea, se acerca y de sus labios salen unas únicas palabras...

-Jackson Scott, tienes que recuperarte...tienes que vivir -Madison da media vuelta, y sin darse cuenta el monitor empieza a marcar un ligero aumento en los latidos cardiacos del paciente. Grabando en la memoria de aquel joven el primer sonido de paz que en mucho tiempo no había escuchado. Comenzando una extraña lucha contra su propio cuerpo, por el deseo de mirar el rostro de aquella persona... de aquella voz.

La noche había llegado y era el momento de despedirse de Sarah que terminaba su jornada laboral. Madison pasaría la noche de guardia, en el mismo servicio. Termino de tomar su taza de café y fue directo al baño a lavar sus manos.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora