Cuatro

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El penúltimo día de trabajo me dispuse a sonreír, y bailar cómicamente solo para no tener que pensar en cuestiones tristes, y quizas ganarme una foto mia como empleada perversa del mes por patear a los niñitos. El que hoy tenía que ir de nuevo al doctor, simplemente hoy no quería sentirme como todos los días así que trate de cambiarlo, pero paso algo aun peor.

Salí bailando levemente a la acera del restaurant y como si ya el traje no fuera suficientemente humillante, mi baile (aunque divertido) también era humillante pero nadie me veía y podía ser tan o como pudiera. Hasta que después de unos minutos visualice acercándose a ese chico de la camiseta de mi banda favorita en la fiesta, trate de esconderme pero me vio y me siguió trote leve hasta que pensé ya haberlo perdido; voltee de repente y lo vi hay justo delante con cara de duda.

 —¿Eres la chica de la fiesta? —dijo un poco confundido.

 —No sé, a cuantas fiestas has ido así que no sabría decirte —dije sarcásticamente.

 —¡Si lo eres! —se convenció.

 —Bueno sí, soy Graham —dije extendiendo mi mano.

 —Y yo Dante —sonrió. Bien, ¿me darán un descuento por conocer al horrible taco gigante?

 —Sabes, hubiera hecho que si quiera te dieran un vaso de agua gratis pero llamaste horrible a la mascota del restaurant por lo tanto estas condenado al odio —Aventure, considerando que ni lo conocia.

 —Un taco no es una mascota —dijo mientras reía.

 —Pues ahora lo es, y es muy hermoso —dije sarcásticamente.

 —En realidad...-dijo mirándome a los ojos.

¡Momento! Este chico que apenas conozco me está mirando a los ojos, y no puedo si quieras mantener mirada con mi madre, mucho menos con un extraño de ojos castaños claros, casi color miel.

 —Bueno ha sido un placer -dijo despidiéndose —es hora de un taco.

Entro en el restaurante y yo me quede en estado de neutralidad, no sabía que acababa de pasar pero este chico acababa de ser realmente agradable y yo no sabía que pensar. Después de un tiempo salió y se me acerco.

 —Estos tacos son de lo mejor, tu traje da pena pero los tacos son realmente buenos —dijo burlándose.

 —A penas te conozco deja de blasfemar contra mi trabajo —dije riendo.

 —Bueno disculpe usted, mascota. Hasta "no sé cuando" fue un gusto —dijo despidiéndose.

 —Igual —sonreí.

Bueno, eso fue raro, pero agradable, supongo me saca de la rutina así que me agrado considerando que no conozco muchos chicos o mejor dicho, ¡ninguno!, quizas ni lo vuelva a ver. Me encerré en mi cuarto, me di una pequeña ducha y me dispuse a ver mi serie favorita. Habían pocas cosas que me hacían sentir bien por momentos y supongo que por eso mi vida seguía teniendo un poco de propósito si aun podía disfrutar algunas cosas.


Solo quería decirle, adiós.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora