Capítulo 4.- Day of revelations

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Al día siguiente, se puso de pie con pereza, eran las once y veintidós de la mañana, por algo amaba los sábados con toda su vida, era porque no había escuela, mucho menos una alarma sonante a las siete con treinta de la mañana que la sacara de sus bellos sueños. Se asomó a su ventanal y corrió un poco la cortina, el frío le había obligado a ponerse un suéter. En efecto, el sol se había escondido y había dejado en su lugar a una tropa de nubes grises que amenazaban con descargar sus litros de agua sobre el lugar. La temperatura era la más adecuada para un buen chocolate caliente.

—Hola mami, hola papi— saludó a ambos cuando bajaba al desayuno como de costumbre.

—Hola cielo— contestó su padre con una sonrisa.

—Hola mi niña—le contestó de igual forma Lilly.

—Paps, hoy vendrá Liam a hacer tarea y a ver películas— dijo mientras comía sus pedazos de sandía.

—¿Liam? ¿Qué Liam? — Preguntó Richard extrañado

—Pues que otro Liam, el hijo de Christine y Armand Johnson— contestó Lilly con una sonrisa —Me alegra que hayan retomado su amistad hija— dijo mientras le sonreía.

—Sí mami, gracias— dijo sonriendo un poco.

—Oh sí, Armand y yo siempre bromeamos sobre casarlos a ustedes dos cuando fueran mayores... Ese chico me agrada— dijo tranquilamente.

—Bromas molestas de padres— La chica apretó su tenedor con fuerza y soltó el aire que contuvo durante los diecisiete segundos en los que su padre hizo aquél comentario.

—Harían linda pareja— comentó la mujer de manera melódica, cortando un pedazo de sus waffles con sumo cuidado y pareciendo gustosa con la simple idea de ver a su hija de la mano con un Johnson.

—Él y yo no haríamos linda pareja, sólo somos amigos y está de novio con Abigail Panabaker— le dijo sin el más mínimo sentimiento de tristeza o enojo, sólo como un tempano de hielo.

—¿Qué Abigail? ¿La becaria? Que mal gusto...— dijo con desagrado su madre.

—Ella es linda y es delgada— comentó aunque la boca le amargara y la lengua le escociera.

—Tu eres mucho más linda y también eres delgada— le dijo su padre –Oh vamos princesa, Liam es un tonto si no se fija en ti... Pero como aún eres mi bebé, claro que no te dejaría estar con él, así que sigue comiendo— sonrío de manera amorosa.

—Está bien papá— dijo soltando aire y siguió su desayuno con normalidad, luchando por cortar e ingerir los alimentos con esas pálidas y delgadas manos que manejaban los cubiertos a la perfección.

Consentida por su madre, la mucama le preparó golosinas, palomitas y demás cosas para que su tarde fuese agradable.

Entró a bañarse temprano para poderse arreglar y al menos disimular el aspecto desmejorado que las drogas le estaban dejando. Escogió un par de leggins negros y térmicos, que calentaban sus piernas a la perfección, un suéter que le llegaba a medio glúteo y ancho, en color gris y con un estampado tribal de color blanco y café, más sin en cambio, si hubiesen sido verde y rojos, darían el aspecto de una prenda navideña. Para no desentonar su aspecto hogareño, se puso unas calcetas afelpadas y sus pantuflas grises de conejo.

"Es sólo una visita amistosa y académica" Pensó para ella mientras se dirigía hacia el tocador blanco de cedro con vistas doradas en los bordes, en donde toda su perfumería, maquillaje, y utensilios para el cabello reposaban esperando para embellecerla. Optó por secar su cabello meticulosamente y de ahí pasó su mano por detrás de la nuca, llevando todo su cabello al lado derecho para comenzar a trenzar. Al terminar su sencilla trenza, se aplicó un poco de base y polvos, rizó aún más sus pestañas y aplicó rímel, con el propósito de hacer ver más grandes sus ojos, y como punto final, terminó por ponerse un poco de gloss en color nude. Se dio un último vistazo y sonrío, ligeramente contenta con el resultado.

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2015 ⏰

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