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Hemos estado largo rato tratando de hacer que alguien salga del recinto; con gritos, sacudiendo las rejas y lanzando algunas rocas, Sin embargo todo sigue igual de abandonado.

Los chicos que siempre nos acompañan llegaron hace unos minutos y enseguida repartieron cervezas a todos. Vale decir que los hippies soltaron su generosa reserva se marihuana.
La noche ha caído, solo alumbran el terreno llano las luces de los autos que están estacionados. Hoy no hay luna lo que no hace más que aumentar mi desesperación por entrar aquel lugar, siento que estoy perdiendo valioso tiempo, no quiero irme con la frustración en los hombros. Así que decido hacer la primera cosa que me viene a la mente, es arriesgada y de seguro terminaré arrestada pero no voy a irme de aquí sin nada.
-¡Rocky!, ¡Shelby! -llamo con impaciencia.
Primero mira Rocky quien está arreglando la luz de su cámara, luego codea a Shelby. Ambos se acercan confundidos ante mi tono de urgencia.
-Necesito que me ayuden.
Planeo saltar la reja y colarme a través de la portilla, pero necesito a alguien grabando todo lo que suceda allá abajo y a otra persona que me guarde las espaldas. Les cuento a los chicos y enseguida mi amiga frunce el ceño, a lo que Rocky solo me mira perplejo.
-¿¿Estás loca!? -exclama Shelby- podrían atraparte -añade en voz baja.
-Claro, cuando haya alguien ahí dentro -replico. Me vuelvo hacia Rocky, quien mueve los dedos alrededor de la cámara, nervioso.
-Está bien, te ayudaré -dice él, ignorando la mirada fulminante de su novia.
-¿Qué? -masculla Shelby gruñendo.
-Necesito grabar algo bueno cariño, no nos sucederá nada -se defiende el chico.
Shelby nos mira a ambos furiosa, con los labios apretados, sin embargo al ver que no nos echamos para atrás, suelta un bufido.- ¡bien! -grita rodando los ojos- le diré a John que los acompañe.
Da media vuelta y camina hacia el grupito alrededor del auto.
-Está furiosa.
-Se le pasara -digo calmando a mi amigo.
-Tendré que aguantarme un sermoneo eterno después de esto, asi que espero que encontremos algo bueno-comenta- aunque no se que pretendes encontrar ahí, Charlie.
Me paso los dedos por el mentón, sin saber en verdad que imaginar, no puedo evitar pensar en los laboratorios de las películas: con recipientes gigantes con personas dentro y cables saliendo por todo el cuerpo. Cosas así.- tal vez mutantes en camillas, o uno que otro Hulk el increible.
-Suena prometedor.
Los dos nos aproximamos a la reja. Mido la altura que hay desde el suelo. No se ven guardias a la vista. En cambio, se que abajo la realidad puede ser otra ¿Lograremos sacar algo sorprendente de ahí? No lo sé, aunque espero no causarle problemas a los chicos.
-¿¡Listos para la acción!? -grita John, haciendo que de un respingo ante su imprevista presencia.
-¡Shh!.
-Bueno, bueno, que amargados -dice arrastrando las palabras. Al parecer está un tanto ebrio, sin embargo, ni se le nota cuando trepa ágilmente por la reja y desaparece al otro lado.
Nos quedamos en silencio, esperando oir algún tipo de forcejeo, o indicio de problemas. Pero nada.
-No hay una mierda, ¡este sitio está desolado! -exclama el chico golpeando el metal que nos separa de él- vamos Charlie, es tu turno -apremia.
Respiro hondo antes de agarrarme a uno de los bultos del metal, la reja se mece un poco, pero sigo adelante, hasta que llego al final, el borde tiene puntas de acero y al otro lado solo se ve oscuridad, como si el suelo hubiese desaparecido. ¿Cómo demonios hizo John para llegar entero?.
-¿John? -musito tratando de divisarlo.
-Hay un saliente, justo al borde del otro lado.
Estiro una mano por sobre las puntas y tanteo la reja plana, hasta dar con un cuadradito firme. ¿¡Es una broma!? Esto no alcanza ni para un pie.
-Apoyate ahí y salta, yo te atraparé -sugiere John. Su voz viene justo debajo de donde estaría yo si hago lo que él dice, pero, ¿cómo confiar si está tomado?...mmm al menos tendré algo en lo que aterrizar.
Subo un poco más y paso un pie por encima, apoyandolo rápidamente en el cuadrado, para no resbalar.
-Aquí voy, más te vale atraparme idiota -gruño. En ese mismo momento salto, sintiendo el vértigo bajar por mi columna, lanzo un grito ahogado. Unas manos fuertes me toman de la cintura y yo agarro lo primero que logro alcanzar. Su perfecto y bien cuidado cabello.
-¡Ay! Eso duele -exclama el chico.
-Chicos voy... -anuncia Rocky. Enseguida nos apartamos. El chico cae con un ruido sordo.
-¿Estás bien?
-Si, solo me rompi el trasero.
-Bien. Entonces enciende la cámara -le ordeno, sacando linternas de mi mochila, dandole una a cada uno.
-¿De qué hablas? Siempre está encendida.
-Okey..., que empiece el show -musito alumbrando el suelo con la linterna, buscando la puerta trampa, en la cual se esconde el laboratorio. En cuanto encuentro el metal de la trampilla, grito a los chicos. Me agacho deslizando los dedos, hasta tocar el fierro sobresaliente, que debe ser alguna especie de manilla o algo por el estilo. Tiro fuerte, sin embargo la puerta no cede, al parecer está unida a un pequeño teclado de números. -¿¡Es una maldita broma!? -digo, bufando con molestia.
John se acuclilla a mi lado, observa extrañado, hasta sin previo aviso se pone a teclear botones al azar, haciendo que una lucecita roja parpadee frenéticamente.
-¡Detente!, ¿qué tal si activa alguna alarma? -replico tomando su mano para alejarla.
-¿y quién va a venir a por nosotros? ¿los duendecillos de santa? -dice burlón- dame un martillo -pide, mirando la luz de la cámara con suficiencia- hola, soy John y esto es allanamiento -le tiendo la llave inglesa que traía en la mochila, sabiendo muy bien lo que está a punto de suceder, pero resignándome, ya que es nuestra única oportunidad.- esto se hace así -dice levantando la llave y golpeándola contra el teclado, el cual echa humo, extinguiendo la luz roja de denegado. -Vamos a la aventura -canturrea como un niño pequeño, antes de subir con fuerza la portilla y prácticamente saltar a la nada y ser tragado por la oscuridad.

Miro a la cámara sonriendo nerviosamente, con el corazón martillando como loco en mis costillas. Estoy a punto de lograr descubrir algo explosivo periodísticamente, algo que me impulsará al éxito.
-¿Vas a entrar o quieres que te empuje? -pregunta Rocky, con la mitad del rostro oculto tras la cámara.

-Que te den -digo para luego agarrarme a la escalera y bajar, tratando de no desesperarme, por el claustrofóbico lugar. Al llegar al suelo, alumbro al frente, solo veo un pasillo interminable con cables en las orillas. -¿John? -susurro. Por algún motivo no me siento segura hablando en voz alta. No lo veo por ninguna parte. De repente un brazo me rodea el estómago desde atrás, tirándome bruscamente y en cuanto pienso dejar escapar un grito, me cubre la boca con la mano. Con el pie golpeo la espinilla de la persona que me aprisiona.

-¡AUCH!
Me giro y automáticamente ilumino al chico musculoso, de ojos azules, quien se soba la pierna haciendo ridículas muecas de dolor.
-¿¡Qué mierda te pasa!? -exclamo. Pegandole puñetazos en el brazo, hasta que me duelen los nudillos.
-Tranquila, es solo un poco de humor.
-¿Qué es solo un poco de humor? -pregunta Rocky, poniendo los pies en el suelo y observándonos con la suspicacia propia de Shelby, al parecer se le está pegando un poco lo chismoso.
-Nada...mejor exploremos el lugar.

Nuestros pasos resuenan en cada rincón, aunque tratamos de andar lo más sigiloso posible. La oscuridad y el reducido espacio de este lugar es asfixiante, siento que cada vez hay menos oxígeno. Pienso que en caso, de que alguien llegase a descubrirnos , sería un gran desafío correr sin perderse entre estos pasillos, que son todos desafortunadamente iguales.

-Si hay un tipo de puerta aqui, esta muy bien oculta -digo decepcionada. Venir aquí, fue una completa y absoluta pérdida de tiempo. No hay experimentos, ni laboratorios, humanos encerrados, científicos,...nada.

-No hay puerta Charlie -dice Rocky con tono condescendiente- al parecer esos hombres de los que te hablaron, pudieron bien haber salido por otra portilla -agrega, bajando la cámara. Se lo agradezco silenciosamente, porque seguro que mi cara refleja explícitamente la frustración que me inunda por dentro.

-No te rindas Charlie, este es solo el primer lugar, ya verás, que si trabajamos más, podríamos llegar hasta el maldito area 51 -me anima John y me sorprende lo comprensivo que se muestra. Hace mucho que no lo oigo hablarme de esa forma tan seria y a la vez tan suave, que solo tiene el. El alcohol debe de sacar su lado más sensible.

Justo cuando estoy a punto de darle las gracias, el sonido de unas pesadas botas nos alarma. -¡Rayos!, hora de salir a toda pastilla, chicos -avisa Rocky, alumbrando el camino, con la luz potente de la cámara.

Comenzamos a correr, chocando unos con otros. Inesperadamente mi pie se enreda en los cables sueltos de las orillas, caigo con las rodillas impactando duramente en el suelo y las manos extendidas raspandoce: -"pero al menos no fue mi cara" -pienso.

-¡Maldición!
Me siento. Con manos temblorosas intento liberarme, hasta que lo logro. La linterna se me ha caido, se ha apagado, así que no la busco. He perdido a los chicos, estoy completamente a oscuras y por el dolor que se extiende por mi tobillo cuando piso, creo que esta lesionado. ¡GENIAL!.- finalmente tienes una historia, "la chica torpe, perdida en medio de la nada con un pie lastimado" -me digo furiosa.

Los pasos se oyen nuevamente, pero esta vez a mis espaldas. Me cubro la boca con la mano tratando de ocultar mis respiraciones que se hacen cada vez más sonoras. El miedo baja por mi cuerpo, como un glacial, hasta caer pesado en mi estomago, provocando que se me entrecorte más la respiración. Mi cerebro obliga a mis extremidades a reaccionar y otra vez echo a correr a ciegas, aunque cojeando. Creo que hubiera resultado gracioso en otras circunstancias.

-¡John! -grito presa de la desesperación, sin detenerme, con la cabeza colapsando en escenas terrorificas del cine- ¡Rocky! -nada. Cuando creo que el pasillo sigue y que me encontraré con los chicos, pasa lo que rebalsa mi vaso de mala suerte. Choco contra la superficie dura de la pared. En mis ojos aparece un gran resplandor. Oigo acercarse a la persona que produce esos pasos de militar, casi puedo sentir su presencia. Solo un pensamiento pasa por mi mente, antes de caer inconsciente: "Estoy jodida".

Requiem: por un mundo obsoletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora