The first day

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Eran las cinco y media de la mañana, y Pietro aún no se había quedado dormido. Había estado teniendo problemas de insomnio toda la semana, y se debían a los nervios que le provocaba el nuevo curso escolar (aunque eso, él, nunca lo admitiría). Su hermana gemela, Wanda, había intentado ayudarle con su problema, utilizando uno de esos "hechizos" sacados de un libro viejo de casa de los que a ella tanto le gustaba presumir, aunque él sabía que, en realidad, nunca funcionaban.

Pietro y Wanda, provenientes de Wundagore, en Europa del este, se habían mudado a Nueva York hacía solo un mes. Ambos habían cuidado toda la vida el uno del otro. La suya, desde luego, no fue una infancia idónea, pues vivieron gran parte de ella rozando el umbral de la pobreza. Su madre, Magda, murió poco después de dar a luz, y nunca llegaron a conocer a su padre. Fueron dados en adopción a una familia gitana que había perdido a sus dos hijos naturales, y con ellos se criaron. Dado su humilde origen, ambos hermanos siempre se habían esforzado en ser los mejores, académicamente hablando, para poder conseguir siempre algún tipo de beca que garantizara su formación académica. Así, gracias a las habilidades deportivas de él, y las habilidades matemáticas de ella, ambos habían conseguido una beca para estudiar en la NYU, cumpliendo el sueño de ambos de mejorar sus condiciones de vida.

Como ya no podía dormir, Pietro salió de la cama, y cometió el terrible error de mirarse al espejo, encontrándose de cara con una mata de pelo rubio platino, toda revuelta y despeinada, y con unas ojeras que le llegaban a los pies, de no haber dormido. Después de mirarse unos segundos, y dejar claro varias veces en su cabeza que estaba que daba asco, decidió irse a la ducha, para prepararse para su primer día de clase.

Al cuarto de hora, salió de la ducha, se puso los primeros bóxers que encontró a mano y peinó su largo pelo rubio platino frente al espejo del cuarto de baño, de forma que la melena plateada le caía hasta el cuello con naturalidad. Acto seguido, volvió a su cuarto y se quedó tumbado en su cama, contando las horas mientras se rascaba el paquete y veía amanecer al ritmo de Here Comes The Sun, de The Beatles.

A las ocho en punto, después de tener que esperar a Wanda mientras tardaba lo que parecieron mil años en ducharse, ambos hermanos estaban en la estación del metro más cercana a su casa. Por suerte, el suburbano era rápido, y tenía un servicio eficaz. Una media hora después, Pietro y Wanda llegaron al campus, y se dirigieron al salón de actos de la universidad , donde llegaron justo a tiempo a la charla de inicio de curso para los estudiantes de primero. Allí, el rector de la universidad les dio un discurso gigante sobre el futuro y otras cosas estúpidas que Pietro no se dignó a escuchar. Después de dos horas de charla, por fin consiguieron salir de lo que a Pietro se le antojaba ya como el infierno, y el grupo fue separado por cursos. Así, Wanda se despidió de él y se fue con los estudiantes de matemáticas, mientras él se quedó con los de literatura inglesa.

Después de toda una mañana de estúpidas charlas por parte de cada uno de los profesores de su carrera, Pietro pensaba que si escuchaba una más, explotaría. Por suerte, el periodo de iniciación ya había acabado y mañana empezaban las clases normales, y ahora les tocaba conocer a sus mentores, alumnos de segundo de carrera que les enseñarían cómo es la vida en la uni. Al llegar al salón donde estaban todos los mayores esperando, un profesor pasó lista, y fue emparejando a todo el mundo. Pietro se repantigó en una silla hasta oír "¿Maximoff, Pietro?", y cuando se levantó, el mismo profesor le dijo "Proceda con el señor Rogers". Rápidamente, vio a un chico levantarse. Sería de estatura media, y algo fornido, aunque también con pintas de ser un poco nerd, y con una sonrisa que parecía iluminar la sala. Ambos se dirigieron a fuera, y justo al salir, el otro chico le dio un abrazo, dejando a Pietro como una piedra, y comenzó a hablar sin parar.

- ¡Hola! Soy Steve Rogers, pero mis amigos me llaman Steve. Bueno, menos mi novio, que me llama Steven, pero porque es un capullo. Lo amo. Es un imbécil. ¿Cómo era tu nombre? ¿Pablo? Qué nombre tan bonito, Pa..

- Shhhhhh para el carro, colega, que vas muy rápido. Me llamo Pietro, no Pablo. Y sí, encantado de conocerte, pero... ¿Siempre abrazas a la gente nada más conocerla?

- ¡Claro, es más divertido ser simpático con todo el mundo! Y dime, Pietro, ¿De dónde eres? ¿Y cómo es que estudias literatura inglesa? ¿Quién es tu autor favorito?

- Bueno... Vine de Europa con mi hermana, porque ambos recibimos una beca para estudiar aquí, y decidí entrar en esta carrera porque me encanta leer... Cosa que no es muy habitual entre atletas...

- ¿ERES DEPORTISTA? ¡A MÍ TAMBIÉN ME ENCANTA HACER DEPORTE! Ven, te llevaré al complejo deportivo del campus, que tenemos pistas de atletismo, una cancha de baloncesto, un campo de fútbol, un campo de tiro...

Así, recorrieron todo el campus a pie hasta llegar a las canchas. Pietro se quedó anonadado, mientras Steve no dejaba de hablar sobre cualquier cosa que se le pasaba por la cabeza mientras se comía un paquetito de Doritos que había sacado de su mochila, haciendo de la conversación un monólogo sin darse a penas cuenta. Steve cogió del brazo al rubio platino para hacerle reaccionar, y lo arrastró hacia la pista de atletismo sin mirar por dónde caminaba, metiéndose en mitad del campo de tiro.

Cuando Pietro se dio cuenta de que pasaron al lado de una diana con flechas clavadas, miró a Steve alarmado, y cuando vio que el otro no se daba cuenta de por dónde estaban caminando, intentó llamar su atención.

- Steve, creo que estamos un poco por el medio de...

- ... pues tienes que conocerle, porque Tony es precioso, es mi novio desde hace medio año y lo quiero mucho, es muy buena persona y muy inteligente... Y tienes que conocer a mis otros amigos...

- ¡STEVE, PARA DE HABLAR! ¿No ves que estamos por el medio de...? ¡CUIDADO! -exclamó Pietro, y saltó sobre Steve para apartarle de la trayectoria de una flecha que se dirigía hacia ellos.  Ya en el suelo, a salvo de la flecha, Pietro estaba preocupado por su nuevo amigo- Steve, ¿Estás bien?

- Me... me has salvado... ¡Me has salvado, Pietro! ¡Muchísimas gracias! -contestó el otro, lanzándose a darle un abrazo.

- Va... vale Steve... que me... que me ahogas con el... abrazo -le dijo el rubio al forzudo nerd. Cuando se iba a levantar, estaba a punto de decirle algo a Steve, pero la voz de otro chico le cortó a mitad.

- A ver, ¿Quién es el capullo que se ha puesto por el medio de mi diana? ¿No sabes que podría haberte hecho dañ...? Oh... ah... hola... -dijo el chico, cambiando de repente de actitud a una más reservada en cuanto se fijó en Pietro.

- ¡Hola, Clint! -dijo Steve desde el suelo, tendiendo la mano para que le ayudara a levantarse- Mira, te presento a Pietro. Es un chico europeo de primero, al cual he adoptado para ser su mentor en la uni.

- Hola Pietro, soy Clint... Eh, encantado -dijo el arquero.

-Ho-hola, encantado igualmente...

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2015 ⏰

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