Capítulo Uno: Conociéndole.

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Capítulo Uno: Conociéndole.


El día comenzó a ir más rápido de lo que esperaba, de todos modos Harry estuvo todo el día dormido hasta eso de las seis de la tarde cuando mi móvil comenzó a vibrar en el bolsillo de mi pantalón. Fruncí mi ceño y abrí el mensaje al ver el número desconocido.

"Louis, ven a mi habitación."

Miré a Jeffrey y me encogí de hombros. Subí las escaleras rápidamente y al llegar a la gran puerta de madera negra, toqué esta con mis nudillos.

—Adelante—respondió una voz grave y ronca. Entré y carraspeé al verle solo en bóxers sobre la cama. Cuando sus ojos se fijaron en los de míos, sentí mis mejillas ponerse calientes. Me sonrojé.

—¿Me necesitaba, señor?

—Sí. ¿Puedes alcanzarme el mando del televisor?—señaló la pared de enfrente. Su habitación constaba con una cama tamaño king en la pared enfrentando a la puerta, frente a la cama había un mueble de madera negro con una colección de videojuegos, una consola de juegos que yo no sabía identificar y sobre este mueble, en la pared, colgaba un televisor último modelo de unas cincuenta pulgadas, podía adivinar. A cada lado de la cama blanca como una nube, habían mesitas de noches, cada una con sus lámparas. En la pared del lado izquierdo de la puerta, había otra puerta igual a la principal que guiaba a su gigante clóset, donde la ropa se repetía mayormente en color y estilo. La pared de enfrente tenía otra puerta donde se encontraba su baño, el cual tenía un jacuzzi, una ducha doble, el lavamanos también era doble y en general, todo lo era. Habían dos ventanales que guiaban a dos balcones que tenían la vista de todo el patio trasero y las diferentes flores, árboles, plantas y las dos piscinas que resaltaban su azul en el verde pasto. No había una casa al menos en un par de kilómetros a la redonda. Harry debía ganar bastante dinero para mantener todo aquello. Mi sueldo de un mes básicamente producía un aproximado a sus remuneraciones mensuales.

—Sí, señor—di un paso algo torpe y tomé el control caminando los al menos veinte pasos que me separaban de la cama donde él estaba recostado. Le di el control de la televisión y él se quedó mirándome.

—¿Eres fan, Louis?

—No, uh, no en realidad, señor...—murmuré dando un paso atrás, sin saber si esa era la respuesta correcta.

—¿No?—alzó su ceja burlándose.

—No, señor. Pero mis hermanas son grandes fans de usted, señor—asentí una sola vez uniendo mis manos frente a mi cuerpo—. Mi hermana menor está enamorada de usted. 

—¿De mí?

—Sí, señor.

—Está bien—se sentó en la cama y me obligó a mirarle de nuevo—. ¿Cómo se compone tu familia, Louis?

—Mis padres y mis cuatro hermanas, señor.

—¿Y cuál es el nombre de la niña enamorada de mí?—él se levantó y caminó a un escritorio junto a la puerta de su armario, tomó algo que no pude descifrar qué—. ¿Y?

—Felicite.

—¿Con una H?

—No, sólo la e,...señor—murmuré al notar que no le había llamado "señor" antes. Harry volvió a mi lado y me tendió una foto suya autografiada para Felicite.

—Toma —tomé la foto y sonreí alzando mi vista a sus ojos. Era algunos centímetros más alto que yo.

—Es muy amable de su parte, señor. Gracias. Se la haré llegar—hice una pequeña mueca al recordar que no podía ver a mis hermanas. Quizá iría a su escuela o algo se me ocurriría finalmente.

Sí, Señor |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora