Capítulo Dos: El Trato.

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Capítulo Dos: El Trato.

Después de unos minutos intentando volver a dormir, decidí que lo que estaba intentando definitivamente era en vano. Así que me levanté, me puse el desagradable uniforme y el delantal por encima haciéndome una nota mental de quemarlo "accidentalmente" mientras cocinaba con Rose. Arreglé mi cabello frente al espejo de mi habitación y salí de allí dirigiéndome a la cocina. Al entrar pude a ver a todos los empleados corriendo de un lado a otro, sirviendo el desayuno, limpiando y haciendo lo que sea con tal de no estar sin hacer nada. Me acerqué a Rose y la cuestioné con una mirada. Ella servía el desayuno de Harry en una bandeja.

—Es Harry—murmuró la mujer mayor—, acaba de despedir a una de las chicas de la limpieza por gusto. Sabes lo que eso significa.

—Sí.

—Para la próxima que quieras hacerlo enojar, hazlo por la noche. Así tiene la noche para que se le quite y no le quita el trabajo a nadie por la mañana ¿vale?—vociferó otra de las chicas de la limpieza desde el otro lado de la cocina desapareciendo por la puerta trasera seguido a eso. Suspiré y miré a Rose.

—Le llevaré el desayun...

—No—me interrumpió tomando la bandeja ella misma—, pidió expresamente que te mantuvieras lejos de su vista durante todo el día.

—Rose, en serio, voy y hablo con él y lo soluciono—insistí, pero Rose solo negó y pasó de mí para llevarle la bandeja del desayuno a Harry. Resoplé y comencé con las tareas del día. Ahora que no tenía que atender a Harry, mi día estaría muchísimo más desocupado, y yo no era el tipo de chico que es bueno quedándose sin hacer nada, así que decidí ir al patio a hablar con el jardinero, su nombre era John, y era un agradable hombre mayor que le coqueteaba muy a menudo a Rose. Ambos eran viudos y yo estaba decidido a jugar a ser cupido.

—¿Todo bien, John?—cuestioné llegando a su lado mientras él regaba la gran cantidad de margaritas que habían plantadas en el gran jardín que rodeaba la casa de Harry.

—Todo bien, intentando mantenerme alejado del jefe. Tuvieron una gran pelea hoy por la mañana ¿no?

—Llegó borracho anoche—me encogí de hombros mirándole—, es su culpa, él se metió a mi cama. Yo solo intentaba ayudarlo y creo que la resaca tomó lo mejor de él.

—Las resacas normalmente le hacen despertar así. Tranquilo, debería estar mejor cuando vuelva del ensayo de hoy.

—Sí...pero sí sé de alguien que está muy bien—le guiñé un ojo a John con una gran sonrisa en la cara y él solo rió negando con su cabeza, caminando unos metros hacia su izquierda, metros que yo retrocedí para que él pudiese avanzar.

—Te tomaste muy en serio eso de juntarnos a ella y a mí, ¿no?

—Ah, vamos, viejo—le di una palmada en el hombro, sonriendo aún—, ambos están solos y tienen una vida y una—carraspeé— botella de lubricante que compartir.

—¡Oh, Louis!—carcajeó y yo le seguí rodando mis ojos, pero alguien llamando a mi nombre me sacó de mi momento de diversión con John. Me giré y ahí estaba Nick.

—¿Nick?—miré a John y con un movimiento de cabeza me despedí de él, caminé hasta Nick y sonreí cuando me abrazó y besó mi mejilla—. ¿Qué haces acá? Harry aún...

—Harry ya se fue, Cara bonita—desordenó mis cabellos y besó mi mejilla cerca de mis labios. Alcé mi ceja y le miré fijamente.

—Nick, sabes muy bien que si Harry te ve hacer eso, te va a quitar la cara a puñetazo limpio—advertí. Demasiado tarde.

Sí, Señor |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora