Capítulo Cuatro: El Contrato.

372 30 1
                                    


Capítulo Cuatro: El contrato.


La mañana siguiente llegó con el desagradable ruido de alguien tocando a mi puerta. Maldije en voz alta y me levanté solo con el bóxer puesto, abrí la puerta e internamente agradecí que quien me buscase fuese solo Jeffrey y su habitual mal humor.

—Harry pide hablar contigo. Está en su despacho con un abogado.

Me puse alerta de inmediato, el sueño que sentía se desvaneció de mi cuerpo como mantequilla en la sartén y entré a la habitación de nuevo poniéndome algo de ropa, corrí al baño y comencé a cepillar mis dientes mientras me peinaba con mi mano libre.

—¿Qué hiciste, crío? ¿Tan pronto te despiden?—escupí el dentífrico de mi boca y enjuagué la misma, comenzando a peinarme en condiciones—. ¿No escuchas?—pasé por su lado y me miré al espejo por última vez—. Oye, te estoy hablando.

—¿Sabes, Jeffrey?—le miré fijamente—. Harry tiene razón: si dedicases más tu tiempo a hacer tu trabajo y mantener tu bocaza cerrada, estarías definitivamente ganando más que todos nosotros juntos—pasé por su lado y salí de la habitación ignorando por completo sus protestas. Caminé por la casa hasta las escaleras y comencé a subir éstas sintiendo los nervios a flor de piel.

La noche anterior luego de una larga ducha y una larga sesión sexual con mi mano, solo me puse ropa y me fui a la cama a dormir. No había visto a Harry y eso obviamente producía algo en mi estómago. Obviamente sentía mariposas, porque vamos, tuvo mi pene en su mano y luego me dejó ahí sobre su cama, caliente y con tremendo problema que solucionar. Verle la cara luego de eso...mierda. Mierda, mierda y más mierda. Toqué a la puerta de su despacho y entré cuando me lo autorizaron.

—¿Me llamabas?—sonreí mirando a Harry sentado frente a su despacho.

—Sí, ven, ven—dijo él señalando la silla frente a él. Me senté y saludé con un leve apretón de manos al abogado—. El contrato está listo. Redactado y listo para firmar.

Tomé la copia del contrato que me entregaba el abogado y comencé a leer mientras los otros dos mantenían silencio. Leí absolutamente todo con calma y tranquilidad...hasta que llegué a las obligaciones y condiciones. Carraspeé y alcé mi vista mirándole fijamente.

—De acuerdo, respecto al sexo, vale. Puedo hacer muchas cosas, sabes—murmuré intentando no sonrojarme—, pero esto de "estar disponible a cualquiera hora del día y la noche"...—arrastré alzando mi ceja.

—Eso. Si yo te busco, debes estar ahí—se encogió de hombros—, pensé que de eso se trataba.

—Sí, claro—carraspeé alzando mis cejas, volviendo mi vista al contrato, donde se añadían las condiciones y obligaciones que habíamos hablado el día anterior. Al terminar de leer alcé mi vista una vez más pudiendo percibir perfectamente el nerviosismo en el rostro de Harry—. Bien.

—¿Bien?—cuestionó.

—Bien, ¿dónde debo firmar?—dejé el contrato sobre el escritorio y el abogado comenzó a señalar los lugares donde debía poner mi firma. Ahí ya estaba la firma de Harry, así que al firmar...me convertí en su propiedad.

—Perfecto—sonrió Harry uniendo sus manos sobre el escritorio—. Tuve una larga charla con Jesse y finalmente encontramos la mejor forma de deshacernos del estúpido de tu padre—le miré sorprendido—. Como supongo que quieres una solución inmediata para el problema con tu familia, Jesse de este momento en adelante se convierte en tu abogado y en el de tu familia, yo correré con todos los gastos. Y, de la misma forma, correré con los gastos de sacar a tu familia de la casa donde actualmente viven y los traeré a una casa que está cerca de esta, dentro del mismo recinto, solo separados por una cerca.

Sí, Señor |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora