- ¡Despierta, idiota!
- ¡Déjame dormir, Aaron! ¡Por favor!
-Ya quisieras quedarte a dormir, créeme, yo igual quisiera estar ahí durmiendo, pero no puedo, ¡Levantate Kendall!
- ¡No, ten piedad!
- ¿Quieres que te tire agua encima? ¡Vamos a llegar tarde!
-Hazlo-me desafió ella.
Fuí directamente a la cocina, tomé un plato hondo y lo llené de agua.
Y lo demás supongo que ya saben que pasó.
- ¡Maldito subnormal!-gritó ella levantándose- ¡No lo decía en serio!
-Ya, cállate y te arreglas.
-Bien- gruñó.
(...)
Después de casi cinco minutos, Kendall salió, vestida raramente femenina.
- ¿Y a ti quien te picó? ¿Barbie?
-Ja, ja, tenía este vestido hace mucho, y jamás lo había ocupado.
- ¿Y que me dices del maquillaje?
-Bien, me dió la regalada gana de maquillarme.
-A mi no me engañas, quieres verte guapa para Hazel.
- ¿Y tu? ¿Te bañaste? Debes verte decente para Marceline.
-Ja, que graciosa.
-Por cierto, quiero mis tres mil pesos.
-Oh, no jodas.
- ¡Vamos, Aaron, era un trato!
-Bien...Pero no te esperaré- dije corriendo mientras bajaba en el ascensor y veía como las puertas se cerraban en la cara de Kendall, alguien tendría que usar las escaleras.
Bajé y lo primero que vi fue a Kendall encima de mi motocicleta, esperándome.
- ¿Pero como...?
-Si supiese usarla, no te hubiera esperado.
-Genial, ¿Como llegaste tan rápido?
- ¿Conoces esa técnica de tirarse de un lugar alto, caer y darse una voltereta?
-No me digas que te lanzaste desde el piso 27
-Oh, no...Me lancé desde el piso 12.
-Estas loca- dije encendiendo la motocicleta.
-Lo sé-dijo ella sonriendo.
Jamás había escuchado que alguien dijese orgulloso/sa que estaba loco/a, Kendall sin duda era especial.
-Kendall- le dije.
- ¿Que?
- ¿Que hora es?
-No lo sé, no puedo ver si vamos en marcha.
-Bien, por allá hay una luz roja, ahí miras la hora y me la dices.
-Bien.
Conducí con cuidado mi moto, ya que bueno, por aquí era muy peligroso andar en moto, ¿Saben cuantas personas han muerto andando en motocicleta? No, ¡No lo saben!
Cuando por fin llegamos a la luz roja, Kendall miró rápidamente la hora.
-Las 7:30.
-Estamos a tiempo aún.
La luz roja se detuvo y comencé a conducir nuevamente.
- ¿Cuanto falta?
-Yo que sé, quedarán unos dos o cinco minutos.