09. Así Tal Cual

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Ann

¿Que pasaba? ¿Acaso ahora todos gustaban de mi? A muchas esto le parecería halagador, pero cansaba después de un tiempo soportando los silbidos de los hombres en la calle, y ni hablar de los muchímos insultos que aparecían en mis libros y cuadernos, era odioso.

- ¿Ann?--preguntó Aarón.

- ¿Sí?--hablé mientras jugaba con mi pelo...Quizás me lo cortaría otra vez.

- ¿Estás incómoda?

- ¿Porque habría de estarlo? Si yo te gusto es cosa tuya--le sonreí--. Pero aún sigues siendo mi amigo.

Su cara formó una mueca extraña, sabía que quizás lo había herido por la forma tan directa en la que lo había dicho, pero el era casi un hermano para mí, pensaba en ayudarlo con Marceline, y me sale con estas cosas, encima aún sigo sintiendome extraña cuando estoy junto a él.

Tenía una mezcla de sentimientos, hubo un tiempo en el cual yo estaba totalmente enamorada de él, jamás se enteró, por lo que comencé a salir con otros chicos y chicas, pero me dí cuenta de que estaba mal lo que hacía, intentar olvidarlo con más personas quitaba mi honor y pudor, por lo que decidí no volver a hacerlo, he estado soltera desde entonces...Cinco años soltera tampoco era tanto, es decir, tampoco significaba que por esos cinco años me convertiría en la loca de los gatos o algo por el estilo.

- Decidí algo--habló Aarón sin más.

- ¿Y sin mí?--reí, pero el no.

Era serio, el siempre se ría de mis estupideces, ya fueran aburridas, o divertidas.

- Oh, vamos, era un chis--.

- Deberíamos dejar de vivir juntos.

- ¿Qué?

Esas pequeñas cinco palabras habían roto por completo mi corazón. ¿En serio dejaría de vivir conmigo solo porque le gusto? ¡Vaya estúpidez!

- ¿Crees eso?--hablé con la cabeza baja.

- Sí, creo que será lo mejor.

- Vete--hablé.

- ¿Que?

- ¡Vete, deja que termine de bañarme!

Se fue casi al minuto. Era un imbécil, después de todo lo que habíamos pasado juntos simplemente me iba a abandonar así, vaya asco de amigo.

Aarón

No había opción, o era eso o que ella se sintiera incómoda en el momento en el que yo le dijese ¡Hola!

Me senté en la orilla de la cama a esperar a que Ann saliera de la ducha y poder hablar un poco más civilizadamente el tema, pero no salió luego de unos quince minutos.

- Kendall, por fin sales.

Se detuvo en seco y tomó su mochila.

- Ann, para tí.

Salió echa humo de la habitación...¿Que mierda, se había ido?

Me levanté y corrí fuera, no creo que la hayan dejado salir, es decir, no llevamos mucho tiempo aquí, unos días, cuatro o siete máximo.

- Disculpe...Kendall Gatica.

- ¿Kendall?--la señorita buscó entre los pacientes-- Disculpe, Kendall Gatica no existe en estos informes.

Annabella...

- Um...¿Y Annabella?

- ¿Annabella Gatica?--buscó una vez más-- Annabella Kendall Acacia Lee Gatica.

Las Desventajas De Ser Aaron WilliamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora