Creo que me gustan los engaños. Me gustan las mentiras convertidas en arte. Me gustan las falsas historias. Me gustas tú.
Crees que no he notado tu sonrisa fingida, que no veo las marcas de las sucias lágrimas que hace unos minutos acariciaron tu rostro.
Pero eso me gusta, te hace más interesante, como un acertijo, uno muy complicado, de esos en los que tienes que olvidar todo para recordar lo que se a dicho y encontras la respuesta.
Aveces quisiera ser una de tus lágrimas para nacer en tus ojos, acariciar tus mejillas, y morir en tu barbilla.