CAPITULO I: parte I Ethan

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Ethan arremetía sin control alguno contra la máquina de café, esta no estaba dispuesta a cooperar con el rubio en su intento de mantenerse despierto durante al menos unas horas como reportero de una, casi extinta, revista de Nueva York.

-Estúpida máquina del demonio- dijo Ethan pensando en lo irónico de su comentario, puesto que él mismo era un ser venido del infierno para muchas culturas si no todas.

-Deberías probar ha enchufarla genio, suele funcionar.- dijo Giselle, compañera y amiga de Ethan, intentando no reírse mientras pasaba por delante de la puerta de camino a su mesa de trabajo.

"Genial Ethan, has vivido unos 100 años y aún no sabes ni enchufar una cafetera"

-Gracias Giselle.- dijo en voz alta para que lo escuchara desde su sitio, que a pesar de no estar muy lejos, el ruido de las teclas de unos 20 ordenadores ahogaban cualquier ruido proveniente de esa salita.

Ethan salió de la pequeña sala de descanso camino a su mesa junto a la de Giselle. Ya estaba dispuesto a dejar caer todo su peso sobre su incómoda silla de trabajo cuando una voz grave y ronca lo llamó por su nombre.

-Ethan Wright a mi despacho, YA!

-Creo que ese eres tú,- dijo Giselle agarrando con cuidado el café y bebiendo un pequeño sorbo de él y suspirando levemente después con una pequeña sonrisa- mmm... que bien sienta el café a media mañana.

-¿Si verdad?- Ethan intentaba mantenerse serio, pero verla mofarse así de él le parecía sumamente divertido- creo que debería ir ya a "la cueva del hombre muerto".

-Suerte noble caballero.- dijo entre risas la morena haciendo una reverencia.

Ya en el despacho del señor Sullyvan, el jefe, Ethan tomaba asiento temiendo por lo que aquel hombre tenía que decirle. En las últimas semana había despedido a más de la mitad de la plantilla, utilizando para ello motivos estúpidos como dejar una impresora encendida durante más de media hora o tener la mesa desordenada. Ethan sabía que no podía utilizar ningúno de eso argumentos contra él, era especialmente cuidadoso con ese tipo de cosas, pero aún así temía por su puesto en la revista.

-Ethan Wright, eres uno de los mejores reporteros de esta empresa- dijo el jefe colocándose las gafas que resbalaban por su nariz.

" Mierda, ahí viene el pero... ¿Qué habré hecho mal?
No pasa nada, debo mantener el control, no puedo permitirme alterarme, ¡soy un vampiro maldita sea, su vida depende de mi autocontrol!"

-Por eso quiero que te encargues de averiguar algo sobre los asesinatos de las dos jóvenes que murieron ayer - dijo el señor Sullyvan pasándole una pequeña carpeta con fotos y algo de información sobre las chicas.- vete a casa e investiga sobre ello.

-Gracias señor...- dijo Ethan en un suspiro mientras destensaba su cuerpo.- ¿que tengo que investigar exact...?

-A investigar, ¡YA!- gritó el jefe interrumpiendolo sin importarle lo más mínimo las dudas de Ethan provocando que este hullera a toda prisa de su despacho.

Durante el camino a casa reflexionaba sobre la posibilidad de que lo hubieran despedido, no le hubiera afectado a su forma de vivir, ya que no necesitaba dinero para alimentos, pero si tenía esa necesidad de sentirse humano que sólo el trabajo le daba y lo obligaba a controlar su sed y así sentirse como uno más. Un fuerte golpe contra su hombro izquierdo lo sacó abruptamente de sus pensamientos, una chica morena más baja que él siguió su camino a toda velocidad sin importarle el estado en el que se encontraba la persona con la que había colisionado violentamente.

Estoy bien gracias!- gritó Ethan para que ésta lo oyera sosteniendo su hombro y girándose en la dirección en la que ella corría- ...maldita loca.

Ya en casa y nada más cerrar la puerta, Ethan se quitaba las zapatillas lanzadolas sin miramiento por el pasillo de entrada de la casa. Se acercó al sofá y desplomó su exhausto cuerpo sobre él, no había sido uno de sus días más agetreados pero, la posibilidad de quedarse sin trabajo y el tener que investigar sobre unas chicas que habían sido asesinadas de forma sangrienta, lo destrozado emocionalmente.

"Espero que no tenga que acercarme a los cuerpos, si hubiera restos de sangre no sé si podría controlarme."

-Menuda semana que me espera, algo me dice que el mundo va a poner a prueba mis fuerzas como vampiro reformado.- dijo el rubio cerrando lentamente sus ojos, dándose así un profundo y merecido descanso.

Mala sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora