Siete

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-¡Felicidades a todos, lo han hecho excelente!

Ese era el director de aquel musical que a todos pareció agradarles. La mayoría de las felicitaciones eran dirigidas a Michael, quien, sin lugar a dudas, volvió a dar lo mejor de sí.

El chico se sacó el atuendo, le apretaba demasiado en los hombros y la entrepierna. Ladeo la cabeza varias veces alborotando su cabello previamente planchado, el cual tenía mucho friz. Aquella prenda parecía un corsé, estaba realmente apretando su tórax. Cuando se deshizo de ella pudo respirar con mucho alivio.

Unos nudillos conectaron con la puerta. Él pensó que se trataba de alguien del teatro, por lo que no le molesto decir "-Adelante" estando semidesnudo.

La puerta fue abriéndose de poco a poco, mediante el espejo que tenía enfrente pudo darse cuenta que no era alguien del teatro...

Vaya que no.

-¡¿Alex?!

Replico girándose bruscamente buscando algo con que taparse. Hallo una toalla a lo lejos.

Alex sintió un vuelco de emociones al verlo otra vez y aún más bajo esas condiciones. Sonietta pensaba que era una ridiculez que su amigo tratara de cubrirse cuando el rubio ya lo había visto desnudo hasta los huesos.

-Hm, ho-hola, Michael –Titubeo Alex suavizando el tono de voz. Al ver que el rojo carmín aun no bajaba de sus mejillas agrego luego.- Estuviste bastante bien, actuar se te da bastante genial y del baile ni hablamos

Una pequeña sonrisa se gesticulo en la cara de Michael. No quería sonreír, no quería sentir lindo, no quería estar con Alex...aunque todo eso fuera una puta mentira.

-Y-yo los dejare solos

Y en un abrir y cerrar de ojos, la castaña se fue como alma que lleva el diablo.

Solos de nuevo.

La incomodidad podía cortarse con un cuchillo en el aire. El ritmo cardiaco del menor se aceleró a un tiempo indeterminado y casi irreal pero lo sentía.

¿Y cómo comenzar?

-¿Qué haces aquí? –Cuestiono lacónico.

-Tranquilo, Michael –Dijo Alex con parsimonia. Trataría de acercarse a él.- Yo, necesitaba verte para hablar...

-¿So-sobre qué? ¿Por lo del sábado? Alex yo...

-No, no, Michael –Al fin se acercó pero el chico retrocedió con miedo.- Esto es algo que sólo nosotros sabemos ¿No? Por lo tanto, sólo nos corresponde a los dos –Volvió a acercarse con éxito, él ya no retrocedió. Ahora podía sentir el confort de Alex ensimismarse entre su cuerpo.- Creo que te necesito...

Y el tiempo se detuvo.

Michael pasó su lengua por sus labios, quizás para recobrar saliva o para incitar a la mente de Alex. Ambas suenan razonables.

-Mm –Emitió el chico inseguro.- Yo, yo no sé, no sé qué pensar... creo que tú y yo... -Ni siquiera podía verle a los ojos, sentía tanta pena.- No, no, Alex, esto está mal...

-¿Por qué? –Le interrogo el otro con fluidez.

-P-porqué ese, ese día estábamos ebrios y-y seguramente tú, es decir, nosotros, no sí, tú...

Kapranos esbozo una sonrisa, tomo los pocos centímetros que faltaban para llegar hasta él y plasmarle un beso.

Sí, un beso.

Y de nuevo el maldito tiempo se detuvo.

Estaba tan rígido al principio, era tan irreal que algo así pasara pero estaba pasando y era real, muy real. Alex le tomo por la cintura y lo pego a él, Michael no hacia otra cosa más que dejarse llevar por el mayor, tanto tiempo lo espero y aunque lo negara quería estar con él.

Aquel beso traspaso lo banal; Kapranos metió su lengua a la boca del contrario. Era tan ágil y tan experimentado que Michael no pudo contenerse y hacer lo mismo, meter su lengua al juego de Alex.

Mordían sus labios, un hilo rojo se formó en los de Michael. Hacían sonidos de saliva mezclarse, necesitaban aire.

Y se separaron.

-Al-Alex –Musito el castaño boquiabierto (literalmente) al haber probado de nueva cuenta los labios de su nuevo amante.- Eso ha estado... genial

-Realmente necesitaba hacerlo –Admitió este suspirando.- Te necesito conmigo, Michael, aunque no me lo creas, te necesito

-Alex, ¿Hablas en serio?

-Sí, Michael. Hablo lo más en serio que puedo, es la verdad –Tomo aire.- Ha sido raro últimamente que ya no te he visto, me siento raro, incompleto, algo me falta y ese eres tú. Quiero iniciar algo, Michael.

Aquellas palabras no transitaban con normalidad en la cabeza del chico, no lo creía pero tenía que hacerlo...porque era la única verdad que podía existir.

-Y-yo... -Titubeo buscando palabras.- Alex...

-No digas nada aún –Acoto el mayor.- Sólo piénsalo un poco

¿Pero que iba a pensar?

Alex se giró hacia la puerta pero antes de salir...

-No hay nada que pensar.

Y se estrecharon nuevamente.

Sí pensáis que la ¨aventura¨ se ha acabado y será feliz, recomiendo encarecidamente seguir leyendo...

Michael | Franz Ferdinand FicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora