Prólogo

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Noah

Todos tenemos un momento de incertidumbre en la vida. El mío fue el momento en que entre al salón. Era mi primer día de clase en otro colegio y no paraba de temblar del miedo. Mi mamá me preparó mi desayuno favorito para que se me pasara el miedo. Estaba decidido a tener muchos amigos y no quedarse como su papá de solitario. Todos los días se los pasaba en el computador trabajando; tal vez era por eso que no los tenía. Ni siquiera me dirige la palabra.

Me concentré en la puerta. No tenía nada de especial simplemente un pedazo de madera sujeto a la pared por un mecanismo desconocido para mi. Logré percibir el sonido de una mujer. Sonaba cansada pero dispuesta a no parecerlo frente a los demás niños. Se me cortó la respiración. Todo parecía un sueño de donde jamás despertaría. Logré coger la manilla con dificultad y abrirla fue todo un desafío. Mis manos temblaban y se resbalaban por el sudor.

Al atravesar la puerta volví a respirar me volví hacia el resto de la clase que yacía sentado en el piso. No le encontré sentido a eso, ya que tenían sus puestos al lado de ellos. Me di cuenta de que había llegado en el momento que no deseaba. Las presentaciones. Si tan solo hubiese llegado mas tarde. «aún tengo tiempo, puedo salir de aquí y encerrarme en el baño hasta que la hora acabe»

No sé qué me detuvo. Pero en menos de un minuto me encontré en el suelo junto con los demás niños.

─ muy bien clase, como nos podremos dar cuenta ha llegado otro compañero asi que, podrías pasar al frente para poder conocernos?─ dijo la maestra mientras me tendía su mano.

─ m...me...llamo Noah Parker y....tengo cinco y medio.

─ bueno Noah cuéntanos que te gusta hacer y con quien vives?

─ Vivo con mis papas y mi hermano Roger. Me gusta conocer lugares nuevos e investigar sobre ellos─. No dejaba de cogerme las manos y creo que se notó demasiado ya que una niña no paraba de mirarlas. Tenía ojos oscuros y pelo de un color castaño claro. Dios, no lograba dejar de mirarlos. Se le dibujo una sonrisa en la cara que pronto desapareció. Que pena.

A la hora de descanso saqué mi refrigerio y me dispuse a caminar pero me topé con la misma niña obsesionada con manos ajenas. Mantuvimos la mirada por un momento pero todo acabo cuando otro niño se le acerco. ¿podría ser eso posible?¿que otro niño haya sido capaz de acercársele y no yo? Sentí como mi cuerpo se calentaba por el enfado y la molestia de ver como se reían los dos.

No aguanté más y me aleje con pasos fuertes. Creo que hasta todo el patio tembló pero, ¿a quién le importa?

Fui el primero en llegar al salón así que me dispuse a ver la decoración que adornaba aquel vacío salón. Desesperado porque tocara el timbre me puse a entrever un cuaderno que sobresalía de la maleta de alguien que supuse ser de una niña. El cuaderno era de un color opaco y se encontraba en mal estado. No pude evitar la curiosidad y me acerqué para verlo mejor pero justo en ese instante el timbre tocó. Salí disparado a mi lugar rezando porque nadie me hubiera visto.

Ya acostado en mi cama seguía sin poder creer lo que mis ojos vieron. ¿por qué tuvo que ser de ella? Si justamente. El cuaderno que parecía mas como un diario le pertenecía a la niña con la que tuve la mejor oportunidad de verla a los ojos los cuales no paraban de hacerme sentir un nudo en el estómago siempre que los veía. Al entrar los niños al aula me quedé sin aliento a ver a niña sentarse en el asiento donde yacía su maleta abierta.

Desde ese momento no paraba de sacar suposiciones del contenido de aquel cuaderno. ¿sería lo opuesto a su portada? o ¿igual de extraño y aterrador?


30 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora