PI 6

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Entre la desesperación y angustia de lo que posiblemente pudo haber pasado anoche me levante rápidamente y comencé a vestirme.

No podía creer que había terminado de esta forma, no me creía capas de haberme entregado de tal forma, mi cabeza era un cubo frío de emociones, corrí bajando las escaleras, podía escuchar como Bolton se reía desde la habitación en la segunda planta.

Salí de la casa de Rosario como alma que lleva al diablo, a cada paso que daba, cada vez me quedaba sin aliento, sentía que mi garganta se cerraba y me evitaba respirar normal.

Lo único que puedo sacar provecho de esto es que mi casa estaba relativamente cerca.

Di un portazo apenas entre a mi casa y me dirigí a mi habitación.

¿Qué mierda hice?

La cague de una forma inexplicable, acabo de joderme la vida yo sola, mierda.

Llamada entrante

-Diga?-Pregunte una vez que conteste intentando calmar mi voz.

-Chloe? soy Aida!-Hablo ella desde el otro lado de la linea

-Hola Aida-Intente sonar normal

-¿Resaca?

-De la mejor-Aida rio-¿Cómo conseguiste mi numero?

-Anoche me lo diste antes de tirar el porro- Reímos

-Gracias por eso

-No, gracias a vos por consolarme por lo que paso

-¿Te encuentras mejor?

-Uno no supera de un día para el otro pero ya se me pasara lo mas seguro

-Puedes llamarme para lo que necesites-Sonreí detrás de la línea

-Gracias Chloe, te llamo luego, el ibu no me ayudo demasiado, besos cuídate

-Adiós Aida, cuídate-Se cortó la llamada.

Mire mi cama unos segundos y me tire sobre la misma, Aida tiene ese algo al igual que Corina que me tranquiliza de cierto modo. Seguía confusa, no es algo que me olvide rápido pero por lo menos la angustia disminuyo, lo malo de todo esto es que el miedo aumento de una forma increíble, nunca tuve tanto miedo de ir a algún lado, nunca me sentí de esta forma tan extraña, es como si estuviera desnuda. No se cómo explicarlo, solo me siento así.

Agarre mi computadora y entre a Facebook, algunas notificaciones rojas saltaron haciéndome saber sobre nuevas publicaciones en el grupo de 5 seconds of summer, nada muy interesante. Seguí bajando en el inicio leyendo las noticias falsas que las revistas de adolescentes compartían hasta que me topé con un álbum de fotos de uno de los chicos que asistió a la fiesta de anoche. Mi corazón se paró por milisegundos, ¿Y si había alguna foto mía?

En el álbum en su mayoría eran las típicas fotos que suelen sacar los hombres en cada fiesta que van: borrachos bailando, alguno que otro liándose por ahí, las típicas mujerzuelas (para no decir putas) de la clase en todo punto de cosecha y entre todo escraches de los cuales se van a reír por el resto del semestre.

La fiesta pintaba como si fuera la mas épica, lo fue pero no podía decir lo mismo después de lo sucedido.

Pude volver a respirar después de ver más de mil y pico de fotos. Para mi suerte en ninguna aparecía, fui como un fantasma, pero como suele decir Corina ¨mejor no reconocida, que puta del pueblo¨, sigo sin entender sus metáforas españolas.

Apague la computadora y me acosté mirando el techo, pensado en el día que me esperaba mañana.

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Mi despertador sonó, dándome a entender que el lunes estaba en su mayor resplandor, como solía decir mi madre durante el verano. Me cambie y prepare las materias para el día hoy, mi estómago rugió y recordé que me salte el almuerzo y la cena. Una vez lista, baje las escaleras y la casa estaba desierta, me hice un desayuno normal ni muy cargado ni muy ligero.

A la media hora ya me encontraba camino al colegio para sobrevivir otro día más, sin saber lo que me podía esperar.

A las pocas cuadras vi una banda de chicos (de mi institución, los reconoce) sentados fuera del colegio, esperando para luego hacer su aparición tarde y quedar como los buenorros que llegan tarde, entre ellos estaba Cameron luciendo su pelo recientemente teñido color blanco medio grisáceo. Debo admitir que, aunque su actitud sea la peor mierda que existe, sabe llevar el color lo hace bastante atractivo. Pase por la izquierda de ellos y vi que soltaron algunas risas, burlas privadas o lo que sea, Cameron me miro sin decir nada sentado en el cordón de la calle.

Este día se estaba poniendo raro, ¿Cómo es que Cameron no dijo alguno de sus ¨chistecitos de madrugada¨?

No le di mucha importancia, pero la sensación de que hoy no iba a ser un día normal me comía el estómago... y si hablamos de malas sensaciones, esta iba delante de todo lo inimaginable.

Aida me encontró por la entrada, luego de saludarla, entablamos una conversación hasta que las clases empezaron y cada una tuvo que ir a su salón.

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