Prólogo II

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14 de Abril del 2010

Lo bueno de tener un guía turístico es que sabe realmente lo que hace; lo malo, es que si te demoras, probablemente te abandonará y termines perdido. ¿Y qué es peor que perderse en una ciudad? Pues lo peor es perderse en una ciudad y que empiece a llover.

- ¿Acaso hay algo peor? -susurró mi madre molesta. "¿Algo peor?, No creo" pensé. Seguimos caminando entre la multitud que desesperada buscaba refugio de la lluvia.

- ¿Qué tal si tomamos el autobús? -pregunté a mamá, que frunció el ceño ante tal propuesta

- Supongo que no hay de otra -me contestó triste mientras admiraba sus botas de gamuza nuevas que habían sido arruinadas por la fuerte lluvia que cubría a Londres.

***

Bajé del autobús, mi mamá se me adelantó por un par de metros. Al parecer está preocupada, no la culpo, yo también estaría así si me perdiera en una ciudad grande. Pequeños charcos de agua sucia se habían formado en la acera, decidí dar pequeños saltos. Al final me daba igual ensuciar los botines.

Empecé a saltar e inmediatamente una sonrisa apareció en mi rostro.

- ¡Sé una dama, hija! -me regañó mamá- Todo el mundo te mira. Levanté la mirada y en efecto, todo el mundo me miraba. Puse lo ojos en blanco y seguí a mi mamá.

Cruzamos la calle y mi madre señaló un pequeño lugar.
Entramos en un local, era un pequeño lugar cálido y con un olor dulzón, pero embriagante. Inspiré y el suave olor del pan recién hecho llegó a mí.

Seguí a mi madre hasta la caja registradora, donde de encontraba un señor de mediana edad. Cabello negro y ojos cafés, sonrió amablemente y dijo:

- ¿Puedo ayudarle señora?

Mi madre asintió e inmediatamente le preguntó. El señor le daba indicaciones a mamá (que tenía un mapa, y yo no tenía idea de donde lo había sacado). Me acerqué a la estantería que estaba frente a mi, docenas de cupcakes de distintos colores, donas y bocaditos la decoraban; mi boca se hacía agua.

Me pasaba la lengua por los labios cuando una risita me distrajo; di la vuelta y vi a un chico que debía tener mi edad, dieciséis. Sus rizos castaños caían en su rostro, y sus ojos verdes brillaban divertidos; llevaba un delantal blanco, como rizos de oro en el cuento. Me quedé helada, realmente era un chico atractivo.

- ¿Quieres algo de la estantería? -preguntó sonriendo

- Esto...quizás -mi voz tembló, luego me compuse- No, sólo estoy aquí por unas direcciones -añadí señalando a mi madre y el dueño de la tienda.

Asintió, algo decepcionado, pero de inmediato volvió a sonreír- Si quieres algo me lo dices.

Dicho esto entró por una puerta, a la cocina (al parecer). Escuché que mi madre agradeció al señor de la pastelería, y pidió dos pastelillos.

- ¿De qué lo deseas, princesa?

- De vainilla -contesté a mi madre- O mejor si hay de limón

Sonrió y le dijo al señor nuestro pedido, este último fue a la cocina y salió de nuevo- El chico ya traerá su pedido

Alcé las cejas, ¿Cuál será su nombre? ¿Eh?. Un celular sonó, era el de mi madre, me hizo una seña y salió atender la llamada. El señor hizo resonar sus dedos, porque al parecer había recordado algo y entró a la cocina.

Estuve esperando por un par de minutos hasta que "el chico" salió. Puso los pastelillos en una cajita- Pensé que no querías nada

-Soy bipolar -dije como si eso lo respondiera todo

Nuevamente sonrió- Me he dado cuenta

- Eh...¿me los llevo?

- Si claro -añadió- Ya están pagados

Di media vuelta, me dirigí hacia la puerta; la abrí y logré divisar a mi mamá que aún seguía hablando por teléfono. Antes de salir, él preguntó- ¿Me puedes decir tu nombre?

Como supongo que no es un pervertido se lo digo- Es Cassie

- Ok -asiente- ¿Cassie, crees que puedas ver la televisión mañana?

- Mañana viajaré en avión a casa ¿Por qué?

Con una sonrisa triste me dice- Porque mañana me haré famoso

Solté una carcajada- ¿Hablas enserio?

Hace una mueca como de perrito atropellado- ¿Acaso tengo cara de mentiroso?

- No, pero dudo que te hagas famoso

- Al menos mira la televisión

Le ofrezco una sonrisa por última vez- Voy a hacer el esfuerzo

- ¡Cassie! -gritó mi madre desde afuera

- ¡Ya voy! -le envié en respuesta- Al menos quiero saber tu nombre para reconocerte -dije mientras salía de la pastelería y antes de que yo cerrara la puerta contestó:

- No te lo diré, pero te daré una pista

- ¿Cuál es esa pista?

Soltó una sonrisita- Isn't She Lovely

- ¿¡Qué!?

- Isn't She Lovely, esa es la pista -dio media vuelta y entró a la cocina.

Sonriente, confundida y sin saber su nombre, salí de la pastelería. Mi madre me hizo señas desde un taxi y voy a donde estaba ella. Ya dentro decidí llamar a mi mejor amiga, eran ya do semanas que no hablaba con ella. Extrañaba sus locuras y sus intentos de dar el rol hacia atrás luego de que la maestra de Educación Física

El celular sonó un par de veces hasta que ella contestó, justo cuando el taxi arrancó.

- Diga

- Hola, soy yo

- Ahh...¿Cassie pasó algo? -Reí por su naturalidad al contestarme, nunca que alteraba; aunque pensando bien la única vez que se alteró fue cuando se enteró que el ratón de los dientes no existía.

- Nada...sólo acaba de sucederme algo realmente maravilloso en una panadería -exclamé maravillada- me encontré con un chico lindo

- ¿Qué tan lindo? ¿Cómo un unicornio o como un gatito?

- Como un unicornio -aclaré y continué explicando- Me dijo que deseaba que lo vea por la tele...¡Diablos!

- ¿Tele Diablos?-preguntó mi amiga- ¿Qué es eso?

- ¡No le pregunté el nombre del programa! -recordé horrorizada

- Y te apuesto que ni sabes el canal ¿Verdad?

Tenía ganas de ahorcarla por tener razón, ¡Qué idiota había sido! Y creo que mi amiga sintió que estaba molesta por que dijo:

- Quizá es Factor X -me alentó tratando de darme esperanza- Los chicos van allá

- Puede ser -dije pensativa- ¿Por qué lo dices?

Un suspiro me llegó desde el otro lado de la línea- Porque yo también tengo que ver a un rubio loco por la televisión...


Midnight MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora