2. La invitación

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El sonido de la puerta de entrada cerrándose de un portazo resonó en la cabeza de Elena por al menos quince segundos. Se llevó las manos a los oídos, perturbada por la molesta sensación.

-¿Damon? ¿Eres tú? -... nada-. ¿Stefan?
-¿En serio nombras a ese capullo antes que a mí? -dijo Jeremy un poco molesto.
-Bueno, después de una semana viéndote una hora al día, lo normal es que no me espere que quieras verme de repente.
-No es que no quiera verte. Escucha, Elena, es solo que me cuesta asimilar un poco todo esto... Tan solo necesito que me des tiempo.
-Te entiendo perfectamente, Jer -apoyó-, pero pasar el día entero fuera de casa no va a cambiar el hecho de que ahora soy... un vampiro.

Al oír como pronunciaba esas palabras, Jeremy no pudo evitar tragar saliva y sentirse algo nostálgico. Aunque reconoció que quizás ella tenía razón.

-Tal vez tengas razón. Evadir el problema no lo hará desaparecer. Supongo que tendré que enfrentarlo.

Elena, algo conmovida al ver que entraba en razón, le abrazó su alto y musculoso cuerpo. Quién diría que su hermano, drogadicto tras la muerte de sus padres, acabaría siendo su primo maduro y sensible.
Algo menos tensos, bajaron a la cocina y empezaron a cocinar el almuerzo. Por supuesto, para Elena aquel filete con guarnición que estaban haciendo no era un manjar, que se diga, pero siempre podría dejar su filete un poco más cruda y disfrutar de algo de sangre animal...
¿Sangre animal? ¿Acaso se había convertido en Stefan? No pudo evitar soltar una pequeña carcajada.

-¿De qué te ríes? -preguntó Jeremy.
-No es nada -ella le restó importancia. Quizás lo mejor sería no compartir su pensamiento con él, pues no creía que le fuera a sentar muy bien-. ¿Qué tal te ha ido hoy en el grill?
-He estado poco tiempo, pero el suficiente para que pasase algo raro. Han contratado a una chica nueva, Jordan Morris. Ha sido muy extraño, me recordaba a alguien. Al principio pensé que quizás la había visto antes, pero no. No se a quién me recuerda, pero me suena su cara.
-¿Es simpática? -quiso saber Elena.
-La verdad, no lo sé. No me ha dado mucha confianza.
-Vamos, Jer, no seas tan tajante. Apenas conoces a la chica, dale al menos una oportunidad.
-Tienes razón -admitió-. Además, dijo que era nueva en el pueblo. Es imposible que la haya visto antes.
-¡Tengo una idea! -exclamó-. ¿Por qué no la invitas a cenar? Esta noche. Así podré conocerla yo también, seguro que es muy amable. Si es nueva, no le vendrá mal conocer a gente, ¿no? Podríamos invitar a todo el mundo.
-Estoy de acuerdo. Es mi oportunidad para disculparme por ser tan frío con ella. Es más, voy a decírselo ahora mismo, vengo en un rato.

Y desapareció por la puerta. Elena se alegró de, por fin, ser capaz de distraer a Jeremy de su vampirismo, aunque eso era algo a lo que ambos tenían que acostumbrarse aún.
*

Matt y Jordan se encontraban en el grill. Ya era la hora de comer, por lo que tenían más movimiento. La nueva se había sentido cómoda desde el primer momento, y se movía de un lado al otro del establecimiento con una velocidad y eficacia asombrosas. El chico estaba gratamente sorprendido; sin duda, no había cometido un error al contratarla.
Sí, también se encargaba de los contratos, pero siempre debía consultar antes a su jefe.
Matt se percató de la entrada de otra persona en el bar. Se trataba de Jeremy, que parecía mucho más relajado y feliz que cuando le vio por última vez esta mañana. Este le saludó desde lejos y señaló la parte tras la barra, dándole a entender que se pondría manos a la obra. Él levantó su dedo pulgar en el aire, con un guiño cómplice, y siguió a lo suyo.
Jordan también se dio cuenta de que Jeremy había vuelto a su puesto, y se dispuso inmediatamente a disculparse por su comportamiento anterior. Claro que había hecho el comentario aposta. En cuanto le hizo tantas preguntas sobre ella supo que el chico se olía algo, y no pudo evitar ponerse a la defensiva. Pero no podía dejar que él pensara que había intentado herirle a propósito, porque seguramente, sería peor para ella.
Se acercó a él y con la mejor voz de culpabilidad que tenía, y el ceño fruncido con tristeza, le habló.

-Jeremy, quería disculparme por mi comentario. De verdad, siento haber sido tan poco delicada... No era mi intención herir tus sentimientos.
-No te preocupes, no es nada -sonrió él-. No te niego que al principio me haya sentado fatal, pero después me he dado cuenta de que no lo habías hecho queriendo. De hecho, mi hermana y yo queríamos invitarte a una cena esta noche en mi casa.

A Jordan se le desencajó la cara. ¿Cómo que una cena? ¿Hablaba de tus padres muertos como el que habla de la película mala que pusieron ayer en la televisión, y le invita a cenar a su casa? Definitivamente, Mystic Falls no era un pueblo raro solo por ser habitado por seres sobrenaturales...

-Oh, yo...
-Pensé, bueno, pensamos que como eres nueva en el pueblo, te vendría bien conocer gente, así que hemos invitado también a nuestros amigos -dijo, entusiasmado-. ¿Vendrás?
-Vaya, Jeremy, muchas gracias. Tu hermana y tú me hacéis un gran favor. Claro que iré -sonrió, aunque interiormente no paraba de maldecir.
-No es nada, ya que vamos a ser compañeros a partir de ahora, al menos deberíamos conocernos un poco, ¿no? -rió-. Voy a preguntarle a Matt si vendrá también, así habrá alguien conocido. A las ocho en mi casa.

Saltó la barra y se dirigió hacia Matt a grandes zancadas. Parecía animado por la cena. La chica no sabía cómo sentirse. Cuando decidió mudarse al pueblo, asumió la cantidad de cosas extrañas que podrían pasarle, pero desde luego, no en este sentido.

¿Dónde se había metido?

JORDANA • Klaus Mikaelson Fanfiction •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora