Eran las ocho menos cuarto cuando Jordan se miró al gran espejo que había en la entrada de su casa a las afueras del pueblo, cerca del bosque. Matt se había ofrecido a recogerla, y aunque ella le había dicho que no hacía falta, que era un largo camino, él insistió, diciendo que sino, ella no sabría cómo llegar a la casa de los Gilbert. Así que no le quedó más que aceptar. Sabía que había sido tan insistente por eso que le había dicho al pequeño Gilbert de que "le había echado el ojo". Puede que hubieran tenido un par de deslices antes de que ella empezara a trabajar en el grill, pero para ella, no era más que una estrategia. No es que se hubiera acostado con él para que la contratara (cosa que no le había venido mal), ni tampoco era que Matt no fuera buen chico, por supuesto que lo era. Pero ella tenía sus objetivos muy claros, y no podía admitir distracciones.
"Está fabulosa, jovencita" dijo una mujer mayor saliendo de la cocina de la enorme casa.
"Muchas gracias, señora Morris" le sonrió ella, volviendo a concentrarse en la imagen del espejo.
Llevaba una camisa blanca, una chaqueta suelta marrón más corta por delante que por detrás, unos vaqueros y unas botas de tacón grueso. Jeremy no había dejado muy claro si era algo formal, así que esperaba no desentonar.
¿Que quién era la señora? Era la dueña de la casa, una bruja anciana que carecía ya de poderes. Jordan vio su oportunidad de una gran casa a su alcance, y no tardó en conseguirla.
Se escuchó el claxon de un coche fuera de la casa, que reconoció como el de Matt. Cogió su bolso y antes de encaminarse hacia la salida, se dirigió a la señora Morris.
"Dése prisa y entre de nuevo en la cocina. Matt debe pensar que vivo aquí sola. Cuando el coche se marche es libre de deambular por la casa a su libre albedrío."
La mujer le sonrió cálidamente, y caminó hacia la cocina y cerró la puerta. Jordan esperó unos segundos y apagó todas las luces que había encendidas, para que Matt no sospechara. Salió de la casa y cerró la puerta con llave.
El chico la esperaba junto a la puerta que daba al asiento del copiloto, apoyado en el coche con una sonrisa.
"Hola" dijo ella, sonriendo también. Le dio un abrazo y Matt aprovechó la distancia para tomar su mano.
"Estás muy guapa" su pulgar acariciaba dulcemente el dorso de la mano de la chica, "estoy seguro de que les caerás genial a todos."
Jordan miraba sus manos, desconcertada. Sabía que esto pasaría, pensó.
"Matt, creo que has malinterpretado las cosas" susurró, apartando su mano un poco cortada, "yo no..."
"Oh" dijo él. "No, no, no te preocupes, lo entiendo. Fallo mío... Pensaba que..."
"Eres genial Matt" le cortó ella, "y además eres un chico guapísimo. Pero no puedo permitirme esto ahora, y menos si trabajamos juntos. Sé lo que ha pasado entre nosotros, y no me arrepiento, pero no sería adecuado que fuera a más, ni que continuara. Espero que lo entiendas."
"Claro, no pasa nada. Al fin y al cabo, no nos conocemos de nada" él sonrió.
"Tal vez en otro momento" ella le devolvió la sonrisa "pero ahora seamos amigos.
"¿Nos vamos?"
Ella asintió y ambos entraron en el coche. Esperaba que el camino fuera incómodo, pero se equivocó; Matt hablaba de Elena y Jeremy como si hablara de su propia familia. Le contó que había salido con Elena durante algún tiempo, y que por aquel entonces era muy buen amigo del pequeño Jeremy, hasta que sus padres murieron. Jeremy se refugió entonces en la droga, y Elena se fue de viaje para intentar despejarse. Ella le dejo antes de marchar, y cuando volvió, arreglaron las cosas. Le habló también de su mejor amigo, Tyler, con quien se había peleado numerosas veces y siempre había logrado reconciliarse y seguir como siempre. Nombró una ocasión en la que Tyler se enrolló con su madre, se pegaron, y aún así, acabaron hablándose como si nada hubiera pasado. Jordan no daba crédito; parecían el día y la noche, pero aún así, eran uña y carne. Le recordó algo a su familia, pero inmediatamente desechó aquel pensamiento; no era el momento.
ESTÁS LEYENDO
JORDANA • Klaus Mikaelson Fanfiction •
Fanfiction"Over the course of my long life, I have come to believe we are bound forever to those with whom we share blood. And while we may not choose our family, that bond can be our greatest strength, or our deepest regret." Durante el curso de mi larga vi...