Se podría decir que la vida se le asemeja a un tren. La única diferencia es que este tren en especial tiene tantos coches como vidas hay en el mundo. Además el recorrido no tiene ni origen ni fin. Eso sí, hay infinitas estaciones. Todo ser vivo tiene la posibilidad de subir al tren desde cualquier parada. El problema es que ningún ser vivo compró un billete antes de emprender el viaje.
Colarse es cosa fácil, pero tarde o temprano los inspectores subirán a un vagón. Al viajero que se encuentre dentro le pedirán el billete. Pero él no lleva ninguna. En la siguiente parada le obligarán a bajar del coche. Porque él no pagó el viaje. En muchas ocasiones los viajeros han podido burlar a los agentes. Aun así, tarde o temprano, los inspectores acaban descubriéndolos. El tren sólo pasa una vez por cada estación. Eso implica una única oportunidad para viajar en él.
El valor de la vida es tan magnánimo como imposible de plantear. Por eso vivir es algo que nadie se puede permitir. Por suerte algunos somos lo suficientemente osados como para acceder a la vida de forma ilegal. Aunque se trate de un tiempo limitado. Aunque se trate del tiempo que necesitan los inspectores para hallarnos. Debemos asegurarnos de conseguir aprovecharlo.
Ojala todos pudiéramos bajar del tren con una sonrisa de satisfacción. Ojala nadie se bajase demasiado pronto. Ojala nadie desperdiciase el viaje, preocupándose solamente por burlar a los inspectores eternamente y olvidando el porqué de su travesía.
Porque todo ser humano sube al tren por una razón. La felicidad. Y la felicidad no es la última parada de la infinita ruta de la vida. La felicidad se le otorga al viajero que sabe hacer un buen uso de las prestaciones del tren. Ya que la felicidad es el viaje.
Puede que la vida sea ilegal, pero eso la hace aún más atractiva.
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Reflexiones e Historias Cortas
Short StoryPues eso, reflexiones e historias cortas de todo tipo :P