5.Alexander

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Después de muchos años sin ver a la pequeña, hoy por fin la he visto, desapercibido, pero la he visto, esta hermosa, no puedo quitar la mirada. Me alegró de que el Sr. Gutierrez me haya contratado por si acaso, aunque se que mi pequeña no actuara, como mucho tendrá una morfina para dormirlo... O matarlo.

Ya ha terminado de explicarle y Gutierrez me indica que nos vayamos, quiero quedarme con ella, pedirle disculpas, por irme sin casi darle explicaciones concretas pero me impide hacerlo el miedo, el miedo a que rechace mi perdón y no vuelva a hablarme en la vida.

-¿Estas bien? Estas pálido- pregunta Gutierrez sacándome de mi trance, yo sólo asiento.

Miro hacia atrás y por el ventanal la puedo observar, esta pensativa y preocupada. Cierro los ojos y camino hacía mi coche, no puedo pensar más en ella.

Hable con Gutierrez me indicó que recogiera todo mi equipo, me dio los doscientos euros y me dejó en mi pequeño apartamento, nada especial.

Coloqué todas mis dagas en mi bolsa y ropa casual, elegante y la que me llevó a las misiones, siempre hay que estar bien preparado.

Cuando llegó el momento de irme al aeropuerto, cerré todas la puertas y ventanas, antes de asegurarme me asegure de que todo estuviera apagado. Estoy deseoso de llegar a Portland y ver a mi hermana, la hecho mucho de menos, hecho de menos curarle las manos cuando se cortaba con las dagas, bueno resumiendo hecho de menos todo lo que hacíamos antes juntos. Estoy deseoso de darle un abrazo y decirle cuanto la quiero.

Me han dicho que a mejorado mucho, sabe pelear, sabe manejar armas y todo tipo de cuchillos aparte de su especialidad. Estoy muy orgulloso de ella.

Subí al avión sin pasar por la aduana, si no me indicarían de terrorista, y gracias pero no.

Me quede totalmente dormido por la pastilla del mareo, cuando me levante la gente ya estaba saliendo del avión, coji mi bolso y mi maleta, en el aparcamiento nos esperaba a todos una limusina, el chofer Matthew me guardo una de las maletas y el bolso con mis dagas en el porta-bulto y yo coji otra de las maletas, el me toco la mano y me hizo con un movimiento de cabeza que mirara hacía atras, y ahí estaba, la única Valmain que puede percibir todo a su alrededor estando distraída. Ella misma no sabe lo especial que es.

Mira a todos lados, analizando el territorio y las personas, viene directa hacía la limusina, llevo una capucha y una gorra,, no se ha dado cuenta de mi presencia, me apoyo en la puerta. Hasta que la siento carraspear no me muevo

-Para poder entrar tiene que concederle un abrazo al Sr. Valmain preciosa-

Sus grandes ojos azules se abren, se acerca a mi dejando sus dos maletas a los lados, traga fuerte, baja mi capucha y quita mi gorra, coje mi barbilla y levanta mi cabeza. Sus ojos llorosos y rojizos analizan mi rostro y yo la observo a ella, ahora lleva el pelo rojo, ella y su manía de cambiar el color de su maravilloso pelo.

-¿Por qué... Por qué te fuistes?- ella lloraba yo lo único que hizé fue atraerla hacía mi y abrazarla, al principio me abrazo con fuerza, a los dos minutos me grito y me aparto, me dolío el que se fuera, pero la entendía.

-!!ALEJATÉ¡¡ !!NO TE ME ACERQUES¡¡- me apunto con una daga china, que ni siquiera había notado ni visto.

Se la quite rapidamente intentando no hacerle daño, la metí dentro de la limusina y despues de guardar sus maletas y la daga dentro de una de ellas me metí yo tambien.

-nadie sabe quien soy, y es mejor que no lo sepan, no por ahora... te voy a pedir dos cosas, la primera es que hagas como si no me conocieras y la segunda es que mañana hables conmigo en algún sitio-

No siempre somos los malosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora