Después de el incidente de la maleta, Gisela se quedo dormida en la cama, se veía, claramente, que tenía frío por que aveces tiritaba, le puse un edredón blanco encima de su esbelto cuerpo, a lo poco se acurrucó en la manta y yo me acosté en el sillón, será caro y todo lo que ustedes quieran, pero es incomodo como el sólo. Me puse a revisar alguna cosas en mi ordenador, como la cuenta de mi abuela y sus medicinas, etc pero el sueño y el cansancio podían conmigo en ese momento, así que no puede más y los ojos se cerraron solos.
Al despertar ya no me sentía tan incomodo como antes, se debía a una almohada colocada cuidadosamente en mi nuca, cuando mis ojos se adaptaron a la luz, observe que mi portátil estaba en la mesita de café delante de el sillón en donde estaba yo ahora mismo y tenía un edredón, un poco más pequeño que el que le había puesto a Gisela.
Al acercarme a la habitación principal observe una nota en uno de los muebles, la desdoble y la leí.
''fui a comprar al supermercado para cenar esta noche... Gracias por la manta y lo siento por lo de antes'',
Aunque quisiera no me podía enfadar con ella en cosas como estas, es como una niña pequeña, sólo necesita cariño.
Estaba ordenando y comprobando que todos los planos estuvieran correctos y preparados para la misión, a lo que llegó Valmain cargada con bolsas de la compra más grande que ella.
-Ey, espera se te va a caer- cogi dos bolsas y las coloque en la barra de la cocina
-Gracias- lo dijo en un susurro casi inaudible pero no pude evitar sonreír
-¿Que vamos a preparar para cenar?-
Ella levantó los hombros y se sento en una se las butacas de la cocina.-No lo se, me da igual-
Cocinar no era uno de mis fuertes pero no se me daba mal.
Mire las bolsas y había lo necesario para hacer una lubina con verduras, saque las cosas de estas y Gisela se levantó a ayudarme.
-Sientate, yo me ocupo de todo- ella me miro desconfiada -tranquila no quemare nada- le dedique una sonrisa y se río un poco para irse.
Después de una mágica e inacabable hora en la cocina, el plato estaba terminado , mi barriga rugía, pero aún así, todavía sobraba para los demás.
-Gisela por que no llamas a los demás y los invitas a cenar, aquí hay para todos- ella asintió y se levantó del taburete.
Veinte minutos después estábamos los cuatro sentados en la mesa cuadrada, comiendo la lubina que había preparado, no tenía ni idea de por que estaba tan nervioso, pero me estaban temblando las piernas .
-Esta muy rico, ¿Quien lo hizo?- Gisela me señalo y Tatiana tuvo su respuesta.
-Creí que sólo sabías utilizar los ordenadores- no me importo ese comentario, sinceramente es la verdad
-No te equívocas en absoluto, pero este plato lo hacia mucho mi abuela y yo la ayudaba cocinar cuando era pequeño- ella asintió y siguió comiendo.
La cena fue muy silenciosa y un poco incómoda, por parte de Gisela y Foster, creó que se sentían incómodos al estar cerca, supongo que no se llevan bien. Al irse todos, me bañe y me puse el pantalón de pijama para acostarme en el dichoso e incomodo sillón, que por cierto, lo odio con todas mis fuerzas.
Cogí una almohada y una manta, cuando Gisela me paro de golpe, asustándome y sin querer tire las cosas que llevaba e las manos al suelo.
-Joder Gisela que susto, como apareciste así de repente- ella río un poco al ver mis exagerados movimientos de manos, pero al poco volvió a su expresión neutra, que por cierto odiaba tanto como a ese sillón por que no me dejaba ver en que pensaba, ni que sentía.
-Mm, yo... No hace falta que duermas en el sillón ese, tan incómodo... No me importa que duermas en la cama- por muy neutra que sea su cara en estos momentos, su frente tiene un me estoy haciendo pipi en los pantalones.
-Si no te importa que duerma contigo estaré encantado de aceptar esa oferta, por que el sillón me ha demostrado que no me quiere- ella río y sus manos jugaban una con la otra
-Mientras no te pases de listo, no me importa- yo negué y coloque todo lo que había cogido para dormir en uno de lo armarios
Al llegar a la habitación Gisela estaba enrollada en la manta con un pie por fuera de ella.
Me acosté en mi lado mirando al techo, hasta que pase la mirada a ella, tenía los ojo abiertos y también miraba al techo, los dos estábamos nerviosos, aunque era de lo más cómodo y cálido dormir junto a ella.Pasaban minutos y dos seguíamos en la misma posición, mirando al techo y quietos como estatuas
-Gisela, ¿puedes dormir?- susurré pero lo suficientemente alto como para que me escuchara si estaba despierta
-No y ¿tu?- negué
-¿te puedo hacer una pregunta?- ella se lo pensó
-Si tu me haces una pregunta yo te haré otra y si no quiero contestarla, no lo haré-
-Trato hecho- me gire para verla mejor y apoye mi cabeza -Empiezo yo ¿Cuantos años tienes?-
-Cuando me ofrecieron este trabajo cumplí dieciocho años- abrí un poco los ojos, estaba muy impresionado, aparenta dos o tres años más -¿y tu?-
-Wow, eres muy madura para tu edad- ella levanto los hombros y sonrió, esperando mi respuesta -Tengo 19 años, cumplo 20 dentro de dos semanas- un brillo casi insignificantes pasaron por sus ojos pero no les hicé caso -¿de donde eres?- hizo una mueca y respiro profundo
-Mis padres biológicos eran italianos pero me abandonaron en un orfanato- ella agacho un poco la cabeza
-Ey tranquila se lo que siente al no tener padres, murieron cuando yo era muy pequeño, nunca tuve una figura paterna, solo un montón de hermanos mayores que me abasayaban por ser rarito- se río un poco, después de un silencio bastante cómodo solté la mayor cagada que ha salido de mis labios en toda mi vida -¿que tienes con Alexander Foster?- se me salio solo juro que no quería entrometerme -Lo siento no es de mi...- me corto
-Con Alexander no tengo nada, solo puro asco, es lo único- me miro fijamente - Buenas noches-
Se acomodo la manta y la almohada, hice lo mismo que ella pero me coloque justamente mirando su rostro, se que algo esconde,ella es tan lógica, pero a la vez tiene tantos secretos, que si te coge desprevenido puedes flipar a lo grande con ella.