El sonido del timbre en su hogar siempre ha sido molesto. Una mezcla de ritmos desencajados entre algo navideño y lo que se supone, le debería recordar a una buena pieza de música clásica. Ha pensado en cambiarlo más de muchas veces, pero esta, definitivamente más que las anteriores, puesto que ha actuado como el factor estresante de su noche. Acababa de sentarse en su sillón individual de cuero color vino; el fuego en la chimenea frente a él, un libro y una taza de café humeante esperando sobre la pequeña mesa en medio de la sala. El retrato perfecto de una noche perfecta, la escena sin mancha para asegurar una buena noche en una cama espaciosa y cómoda, suave y de la mejor calidad de colchón que puede existir. Fría, y con la mera compañía de la soledad y el calentador de cama. Pero aquel no era el punto.
El tema estaba en que el timbre, sin escrúpulos, había roto esa tranquilidad inmaculada, para dar tiempo a la molestia de tener que ponerse de pie, acomodar sus pantuflas, cerrar más su bata y caminar lánguidamente hasta la puerta. La cual no estaba a cinco pasos, ni a veinte, sino que a ciento treinta y cinco exactos.
Solo a medio camino se da cuenta del error que había cometido al darles esa semana de vacaciones libre a sus empleados. Fue en un capricho impulsivo de independentismo pero ya nada puede hacer, por lo que resignado continúa su camino a través de ese pasillo lleno de cuadros deslumbrantes y tapicería impecable. Llega hasta la entrada principal, de puerta doble de roble, y está a punto de poner su mano sobre la manilla cuando se congela en su lugar. El timbre con ese tono horrible solo sonaba cuando alguien lo tocaba directamente desde el otro lado de su puerta y no tras la reja que delimitaba su propiedad. Es por eso que había olvidado tantas veces mandarlo a cambiar. Nadie lo tocaba, todos presionaban el de su primera y más externa entrada.
El ya adulto joven analiza las opciones presentadas ante él; un ladrón peligroso, un asesino pagado, un hombre borracho, una entrega de alguna cosa que hubiese pedido y olvidado, alguien solicitando dinero o una mujer cualquiera alegando que su hijo es de él, cuando claramente no podría ser verdad. Lo considera de todos modos porque ya le pasó una vez. Sin embargo, por más veces que pueda pasar tal acusación, ninguna de ellas podría ser mínimamente verdad; a Jongin le desagrada la voluptuosidad exagerada o delgadez peligrosa de todas las mujeres que alguna vez ha conocido o debió hablar. Ciertamente, ninguna de esas posibilidades es realmente factible, y no se ha acostado con ninguna mujer últimamente, ni hace un año, y ni siquiera con un hombre, ni con nadie. En sus 25 años nunca con alguien, verdaderamente.
¿Una sorpresa? Para nada; Jongin era así de reservado con las relaciones humanas.
Pronuncia palabras indecorosas bajo su aliento, porque además de a los empleados, también dio esas vacaciones a sus guardias y el portero. Pero si lo recuerda bien, lucían tan felices de ser capaces de pasar ese tiempo con sus familias, un hogar real y cálido, con personas que los quieren y acompañan; no, en realidad no podría arrepentirse de su decisión aunque así lo quisiera. No es tan egoísta.
Jongin sacude su cabeza, sacudiendo además los pensamientos hasta vaciarla completamente y toma la manilla, bajándola y abriendo la puerta que se siente pesada en su brazo por la poca costumbre que tiene del simplemente abrir una puerta pesada.
Lo que esperaba encontrar era cualquier cosa de ese encaprichado mundo, cualquier cosa menos lo que recibió.
˟˟˟
No son preguntas que puedan ser resueltas solo usando sus habilidades de racionalismo o lógica, porque en esos momentos son nulas y aquello lo frustra personalmente. No es un ladrón, no es un asesino, un hombre borracho, mujer con un bebé o cualquier barbaridad de ese tipo; es una canasta nueva y grande en el suelo. Dentro de ella hay un bulto cubierto con una manta a cuadros rojos y negros. Se agacha para observarlo más de cerca y no deja de notar el hecho de que sube y baja muy ligeramente a un ritmo pacífico.

ESTÁS LEYENDO
1 Minuto y 3 Noches; Kaisoo
Fanfiction- 1M3N - «Jongin jamás se imaginó que el sonido tan desagradable de su timbre, podría traer consigo una sorpresa tan indescriptible como la que recibió esa primera noche.» Género: hybrid!soo/kitty!soo, fluff-extremo, age gap, age switch, romance, dr...