capítulo 26.

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Dos horas sentada en el piso. Aun cerca de la puerta. Estaba planeando la manera de como salir de aquí y cumplir con lo que pide mi padre. Si es que a eso se le llama padre.

Brian se mantuvo callado, me miraba como tratando de descifrar que pasaba por mi cabeza. Le miraba amenazante por permitir que me enjaularan en esta casa. Si, eso hicieron. Me encerraron como si fuera un maldito animal salvaje.

- Deja de mirarme. Me estas irritando!- Bufé. Me dispuse a ir a tomar un baño.

Sentía que era lo mejor. Pero quería estar sola. Sí, sola. Hipnotice a Brian. Para que se fuera y me dejara sola. Me costó un poco lograrlo. Ya que tenía muchos días sin alimentarme. En realidad no recordaba la última vez que lo hice.

Debo tomar sangre, pero de quien...

Subía las escaleras, pasé por la habitación de los bebés. Sus cunas estaban aun deshechas. Había ropitas tiradas al suelo. Seguro Leo hizo muy pronto las valijas de los bebes.

Me dispuse a doblarlas y meterlas al cajón. Se sentía un poco extraño esto de recoger el desorden de mi supuesto marido. Pensar que cuando los niños empiecen a crecer y estén en la etapa de rayar las paredes, tirar todo al suelo, de manchar todo. De cuando empiecen a decir sus primeras palabras.

Sentía un pequeño escalofríos de solo pensar cuando me digan "mamá" o "papá". Cuando estén en la etapa en la que Maximiliano quiera ser como su papá y quiera imitarlo. Cuando Makenzie empiece a usar mi ropa, zapatos y prendas. Cuando estén preguntando el ¿Por qué? De todas las cosas. Sentía tantas cosas que termine viendo aquel reflejo en el espejo sonriendo. Sí, me sentía feliz de arreglar sus pequeñas ropitas por primera vez. Seguro Jess estaría feliz de ser madre de esos preciosos bebés.

Dejando todo arreglado y toda cosa en su lugar. Apague la luz, cerré la puerta. Caminaba a la habitación mientras me iba liberando de mi ropa. Para ir por ese baño.

Ya en la tina, deje que me hundiera bajo el agua. Cerré mis ojos. Trataba de no pensar en como mi padre disfrutaría matar a Maria y las chicas. En como el gozaría extrangularlas hasta saber que estaban completamente muertas. Lo sé. Ya que el me enseño todo lo que sé. A ser fría, calculadora, sanguinaria. Ha que mi única diversión fuera matar. Diría que la palabra que describe a mi padre es "Siniestro" ya que no le da remordimiento nada.

Me sacaron tan bruscamente del agua. Que deje de pensar. Confundida miré al causante.

- ¿Que haces? ¿ No vez que estoy tomando un baño, desubicado?

- Perdón, es solo que... Mira el agua, esta roja. Por un momento pensé que...- dejó de hablar. Dejo colgadas las palabras.

- ¿Pensaste qué, Leonardo?

- Nada, ven. Sal del agua. Tu nariz esta sangrando.

Maldita seas. Mi padre quería invadir mis pensamientos de nuevo. Solo que no me di cuenta que bloqueé mis pensamientos antes, para que Brian no los viera. No sabia que aun mantenia los muros allí. Por lo visto aun sigo fuerte de eso.

Me daba gracia en la forma que Leo me extendía la toalla. Y con la otra mano cubría sus ojos. Me envolví en ella. Salí del baño dejándolo allí. Vestí unos jeans con una blusa holgada y top. Aún sentía el sabor a sangre en mi boca.

-¿Donde están los niños? ¿Con quien los dejaste? ¿ Y porque demonios me tienen enjaulada en esta maldita casa?!- Le gritaba a Leo, mientras evitaba el sangrado con mi mano. Ya que no conseguía con que limpiarme.

- Bien, primero. Ven y te acuestas en la cama. Así evitas el sangrado. Segundo, los niños están en la mansión. Tercero, están con los chicos y el doctor

Secretos Echos The Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora