y crei que era el cielo

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Y ahí estaba yo! En ese lugar con apariencia a abandono, con cielos sin trastornos.

Escuche una voz con la fría y empedernida fuerza que al tocar me congelaba la piel como azúcar bajo cero.

Y deje de gritar, y deje de fingir el calor, y el frío me asechaba hasta detener el corazón.

Y me soplo mi oreja con sonido de abeja, maltratando la sinfonía del silencio.

Mi palpitar bajo la guardia, mi tacto perdió el sentido, mis ojos dejaron de ver... Y mi alma se congelo hasta explotar el dolor.

Cruel, y agotable !!
Insensible, y permisivo!!

Y queda prendida una chispa que que dará calor ... Y prendera las calderas.

Esta escondida entre los témpanos, aminorando su luz pero manteniendo formidable su calor como el sol en pleno verano.

Y si lloraba no podía, y si reía no podía!!

Y llegó el momento en que llegue al fondo de esta sinfonía, porque no podrá ser alegoría, por su intrépida y causal fantasía.

Comprendí que es el frío del cielo en nuestra piel, comprendí que somos mas que el átomo y mas que una célula martirizada.


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