15.Desesperación

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Abro los ojos, confusa.
James Jonhson me ha.. ¿besado?

Me doy la vuelta, y le miro indignada.

-Eres consciente de lo que acabas de hacer ¿verdad?

Achina ligeramente los ojos y se relame los labios.

-Aaaaja- Alarga la "a"- pero creo que a ninguno de los dos nos conviene mencionarlo. Me guiña un ojo y me tiende el zapato.

Con el ceño fruncido se lo arranco de la mano y salgo de la piscina.

Camino rapido. No quiero que nadie nos vea a los dos juntos, y mojados, y se monte falsas peliculas.

-¡Liss! - Grita alguien desde una esquina alejada del jardin.

-Ben no estoy para tonterias- digo con desden mientras paso de largo.

-¿Ya te vas?- me responde, y sé por su tono de voz, que le ha molestado.

-¿Pero tu me has visto? Estoy calada- tomo la parte de abajo del vestido y la escurro. Un chorro considerable de agua cae de la prenda haciendo otro considerable charco en el suelo. Sonrio con resignacion y me detengo un momento para ponerme los tacones.

Al fin y al cabo, si de verdad voy a irme a casa, no pienso ir descalza.

-Si quieres puedes quedarte aqui hasta que te seques- insiste.

-Dejalo Ben, de verdad. Estoy bien.

Se queda callado por un instante, mirando al suelo fijamente, y asiente como si se estuviese confirmando algo.
Aprovecho ese momento de despiste y me alejo de él sin que se entere.

Mientras ando me concentro en los trocitos de césped que tengo pegados a los zapatos, y que no parecen querer desprenderse de ninguna manera del empapado y aterciopelado tejido.

-¿A dónde vas, preciosa? -levanto la cabeza y veo los centelleantes y oscuros ojos de Federick resplandecer, de una manera desafiante.

-A casa- respondo encojiendome de hombros.

-¿Tan pronto?- suelta una carcajada y al abrir la boca me fijo (de nuevo) en su metalico aro, que le perfora la encia superior.

Es realmente atractivo.

-Son las dos de la mañana- digo con reproche mientras compruebo la hora en mi movil- no es lo que se dice "pronto".

-La noche es joven, preciosa- dice sensualmente. Se lleva la mano a la cabeza y no puedo evitar fijarme en su musculoso brazo lleno de tatuajes- Pero, si de verdad piensas largarte, yo te llevo. No me apetece que estes paseando sola por la calle a estas horas.

-Se cuidarme sola, gracias- Sonrio cortésmente, y me doy la vuelta en direccion a la salida.

-Aun no he terminado- me agarra fuertemente del brazo y tira de mi hasta que me encuentro a tan solo unos centímetros de él- ¿No iras a aparecer asi en tu casa? Estas empapada, y tengo la sensacion de que a tus padres no les va a hacer mucha gracia.

Mierda, tiene razon. No puedo llegar en estas condiciones. No me dejaran volver a salir.. nunca.
Suspiro, y él parece leer mis pensamientos porque me mira y dice:

-Si quieres volver a pisar una fiesta en tu vida, deja que te lleve de vuelta. Pasamos un momento por mi casa y te dejo algo para que te cambies.

Frunzo el ceño. No se si fiarme de él.

-¿Cuál es el truco?- Pregunto, tratando de descifrar la expresion de su cara.

-Eso es lo mejor de todo, que no hay truco- Sonrie, y me ofrece su chaqueta para que me abrigue. La verdad es que esta empezando a hacer frio.

Atrévete a odiarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora