16.Bipolaridad y otras cosas

108 8 1
                                    

Me parece increible lo que los humanos somos capaces de hacer. Me refiero a que sé que he estado aqui antes, pero no recuerdo ni cuándo ni por qué.

Federick parece notarlo, porque instintivamente me mira y se sonríe.

-¿Y ahora qué pasa preciosa?

-¿A mí? Nada- miento rechinando ligeramente los dientes.

Me mira incrédulo, pero no hace mas preguntas.
Caminamos con paso pausado hacia una sala en el final del pasillo.

Cuando llega a la entrada saca unas llaves y las introduce en el cerrojo. La puerta rechina un poco cuando se abre, pero el no le da importancia.

Entramos.
Posters y dibujos cubren las paredes que, pintadas de gris, dan a la habitacion un ambiente tetrico y misterioso.
La colcha negra de la cama esta deshecha y la almohada esta tirada por el suelo.

-Perdón por el desorden- se disculpa pasándose una mano por el pelo- Esta mañana he salido con prisa.

Asiento y sigo sus pasos con la mirada.
Le veo abrir las puertas corredizas del armario.
Oigo un sonido de cajones abriéndose y cerrandose a toda velocidad.
Et voilà!

-Supongo que con esto te valdrá para volver a tu casa- dice ofreciendome una camiseta blanca y unos pantalones grises de chandal de Nike.

Con un gesto dubitativo, asiento con la cabeza y cojo la ropa.

Silencio.

-¿Quieres algo más o qué?

-Ehmm.. si.. bueno.. eh.. ¿dónde me puedo cambiar?

Se ríe descaradamente como si la respuesta fuese obvia.

-¿Dónde quieres cambiarte preciosa?- Mira a su alrededor y chasquea la lengua.

Creo que ya lo he entendido.

-N..no pretenderás que me cambie aquí, ¿verdad?

-¿Dónde si no?

¿Me esta vacilando? Espero que sea asi, y de verdad no esté pensando que voy a desnudarme delante de él.
Asi que cojo aire, sonrío y le miro tranquilamente.

-Federick, fuera.

Me mira a los ojos y suelta una carcajada.
Por un momento pienso que va a quedarse quieto hasta que me vaya, pero al final se da la vuelta y se va, cerrando la puerta a su paso.
Exhalo un suspiro de alivio, y me pongo en marcha rápidamente.

Esperemos que no cambie de idea.

Diez minutos después, ya estoy lista.
Salgo de la habitación y me lo encuentro apoyado en la pared de enfrente, como si llevase todo el tiempo esperando.
Nada más verme, noto como sus ojos me recorren de arriba a abajo, con un aire pervertidamente raro.

Tanteo entre darle una bofetada o darme la vuelta e irme.
Al final me quedo con la segunda opción (aunque la primera no estaba del todo mal), pero teniendo en cuenta que:
1.es su casa, y como se enfade me puede dejar ahí el tiempo que quiera
2.es Federick
la segunda me parece razonable.

-Ehmm.. -Trato de sonar lo más brusca y convincente posible, no quiero que me tome por una de sus niñatas consentidas- Federick, me voy.

Tarda unos segundos en reaccionar, dado que sigue embobado en noseque cosa.

-¿Decías..?

-Me voy.

-¿Tan pronto? ¿No te quedas a jugar un rato más?- Se pasa la lengua por los dientes dejando ver el metal del piercing.

-Va a ser que no. Me voy a casa. Ahora.

Por una parte, me da un poco de lástima ser tan borde con el, teniendo en cuenta que me ha invitado a su propia casa y me ha dejado su propia ropa, pero lo poco que le conozco me dice que no tardará mucho en intentar cualquier cosa.

Federick me mira. No parece que le haya hecho demasiada gracia que le diga eso.

Silencio.
Puedo oír su respiración lenta y profunda.
Y ahora.. ¿Qué hago? ¿Espero?

- Vale, vete.- Dice por fin- Vete.

-Vale.

-¡VETE! - chilla entonces- ¡HE DICHO QUE TE VAYAS, JODER!

¿Pero qué cojones le pasa a ese tío?
No dudo un instante, cojo mi bolso y mi ropa mojada, y con paso rápido, camino hasta la entrada.
Oigo unos pasos detrás mío, pero no me doy la vuelta para ver si es el.

-¡¿PERO ES QUE NO ME HAS OÍDO?! - chilla alterado- ¡HE DICHO QUE TE VAYAS!

Estoy ya me hincha completamente, y no sé de donde saco la paciencia suficiente para no empezar a pegar gritos yo también.
Abro la puerta con fuerza y salgo, no sin antes volver a cerrarla de un portazo.

-¡Y NI SE TE OCURRA VOLVER A PISAR ESTA CASA! - escucho cuando voy a entrar en el ascensor.

Madre mía, no se de dónde ha sacado tanta furia, pero espero no volver a encontrármelo así nunca.
O de ninguna forma.

Saco mi móvil del bolsillo y miro la hora.
La 1 y media.
Calculo mentalmente si en la media hora que falta para que sean las dos me da tiempo a llegar mi casa.
Si, creo que si.

-Perdone, ¿sabe usted donde está la boca de metro más cercana? - le pregunto a un señor que pasa por la calle.

-Claro bonita, la siguiente calle a la derecha.

Le sonrió cortésmente y sigo calle abajo.

Tengo que decir que esta zona me suena muchísimo. Miro hacia un lado y veo..

¡¡El parque!!
¡Estoy prácticamente en mi casa!

Madre mía, no sabía que Federick y yo viviésemos tan cerca.
Aunque, pensándolo bien, no se sí eso es bueno o malo..

Como aún no son las 2, decido quedarme un rato en el parque, con música de fondo y acompañada de la tranquila luz de las farolas.

Busco con la mirada mi banco favorito, y me acerco a el.
Espera, hay alguien más sentado.

Pero.. ¿De verdad es quien yo creo que es?

_____________________________________________________________________

holii! soy yo de nuevo
sé que hace mucho que no escribo ni público nada, pero he estado muuuy ocupada.. (Y no son excusas)
Y aunque bueno, también sé que este cap no es todo lo largo ni todo lo bruno que me gustaría, pero tenía que publicarlo..
un beeeso, y me alegro muchísimo de estar de vuelta y volver a veros!!
vuestra laau :)

Atrévete a odiarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora