Epílogo

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Ambos chicos se encontraban en un parque cercano al centro comercial. Habían quedado con sus amigos para ver una película, y no era romántica, sino el género que más les gustaba a los dos... una buena película de terror.

Hace meses que su relación se formalizó, la pequeña Katherine estaba feliz y como no estarlo si tenía al mejor novio del mundo y hasta sus padres y hermano lo amaban; por otro lado el chico tenía la misma situación, su padre y hermanas amaban a la chica pero su mamá era un poco celosa con ella y su ¨bebé¨ aunque a ambos eso les causaba un severo ataque de risa, por no decir que parecían focas retrasadas cuando reían. Como todos lo decían, ese par era tal para cual, uno para el otro.

Todos estaban reunidos listos para ver ¨Lo que Esconde la Oscuridad¨ y como no era una pareja melosa ninguno esparaba escuchar gritos de parte de ella o protección por parte de él.

(...)

Los demás se retiraron para dejarlos un momento a solas después de todo y con más razón porque era su aniversario. De vez en cuando soltaban unas risillas o palabras como ¨te quiero¨. Un par de chicos un tanto inusuales.

Llegaron a un pequeño puesto de helados cerca de su colegio, se encontraban los sabores más raros: coco, piña, sandía, limón, yogurt, fresas, tutti fruti, melón, mango verde, naranja, choco-chips, etc...

David, que ya conocía de antemano los gustos de su novia, ordenó uno de naranja para él y choco-chips para su chica.

Caminaban tomados de la mano y terminando cada mijaga del cono y hasta la última gota de su crema -Blue...- llamó el de ojos café negando al instante, todavía y a pesar de tener tantos meses, no se acostumbraba a decirle Kate o Kat. Su mente seguía sumergida en las notas y galletas que horneaba y sigue haciendo.

-mm.. ¿Qué ocurre, Scrappy?- dijó burlona pero cariñosa logrando unas risas por parte de ¨Scrappy¨

-Gracias por estar conmigo, quiero decir  por haber aceptado ser mi novia.  

No se esuchó otra palabra en el ambiente pues la chica había depositado un tierno y calmado beso en los labios de su amado, él continuo igual de contento tamandola del rostro delicadamente como si fuera una frágil muñeca.

Se separaron de aquel hermoso roce entre ellos para mirarse sonrientes. Ahí estaban ¨él chico hornea galletas¨ y ¨la señorita choco-chips¨

Juntos y sin dejar de mirarse pronunciaron un...

¨TE AMO¨


Galletas Choco-chips (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora