Entre nosotras todo parecía siempre igual. Tú eras atlética y enérgica, con un espíritu que podría haber cautivado al mundo. Y yo era como una sombra de ti.
Me daba vergüenza hablar, me daba vergüenza que la gente me viese. Siempre tenía miedo de hacer algo mal y ser criticada por ello. Y te envidiaba porque tu parecías libre de esas preocupaciones.
Si te equivocabas, simplemente dabas un golpecito en tu cabeza con tu puño y de forma adorable sacabas la lengua en una mueca de torpeza. No había problema porque tenías valor y energía para volverlo a intentar. En cambio yo siempre terminaba llorando.
Creo que en esos pequeños detalles que nos diferenciaban fue donde me di cuenta de que te admiraba. De que deseaba llegar a ser como tú.
Sentía que tu volabas libre, fuera de los prejuicios. Y yo quería volar contigo. Aunque sabía que no era del todo así... Pues recordaba la primera vez en la que no dije nada.
Quería volar contigo, y sonreír. Pero no era suficiente. Necesitaba que tu sonrieses más que yo.
"¿Qué podría hacer?" me preguntaba en casa por las tardes tras volver del colegio contigo.
Una tarde, tumbada con la cabeza colgando boca abajo de mi cama, mientras esperaba a que me llamasen para cenar, estaba haciendo zapping en busca de algo interesante.
Cuando de golpe, lo vi. Vi a esas chicas hermosas, llenas de energía y sonrientes, igual que tú. Me cautivaron de inmediato y me quedé a la espera de saber cómo se llamaban. De saber quiénes eran.
Cuando bajé a cenar pregunté a mi madre por ello, y tranquilamente respondió "Oh, ¿eso? Son idols, cariño.".
"¿Y qué es una idol, mamá?" - interpuse. Ahí fue dónde ella me dio la explicación que mejor pudo. Gente corriente que con esfuerzo y dedicación hacen sonreír a los demás mediante coreografías, canto y muchas otras artes.
Eso era lo que yo quería ser. Quería ser una idol para sacar a relucir lo mejor que había en ti. Para que ese vuelo aparentemente libre, lo fuese de verdad.
Pero... ¿cómo lo iba a conseguir?
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Si pudiese alzar mi voz
FanfictionHay tantas cosas que quisiera decirte... Sin embargo creo que nunca he sido sincera con ello. Sólo este diario sabe qué pienso realmente de ti, Rin. Y ojalá no lo encuentres...