Desperté, tercer y último día, era mas pronto de lo habitual, no tanto como para que no hubiese salido el sol, pero lo suficiente para que las demás aun durmieran. Me arreglé y fui ilusionada a buscar a Dani.
Durante la noche estuve pensando, creo que me precipite un poco al pensar lo peor de él, y nos vendría bien hablar, después de lo de ayer se merece una oportunidad, los dos la merecemos, no me gustaria acabar MCA estando rara con el que al fin y al cabo es mi ídolo.
Llegue a una gran casa de madera, suponia que allí era dónde se encontraba Auryn. Subí los escalones y cuando estaba a punto de tocar escuche unas voces.
-Son siete personas en una cabaña para cuatro.
Me pareció distinguir la voz de Magí detrás de la puerta. Me pudo la curiosidad y enseguida pegue el oído.
-Lo se, Magí, pero ella es muy frágil, es mas pequeña que la mayoría y hay gente aqui que le quiere hacer daño, una tal... Vela?
Dani, supe al instante a quien se refería con "ella". Estaban hablando de mi.
-Entiendo que te preocupes pero no nos podemos interponer en asuntos personales mientras que no la agredan fisicamente o tengas pruebas de algo no podemos hacer nada. Es injusto para las demas no poder disponer de su espacio.
-Esta tarde se marchan ya da igual...
Noté como se acercaban los pasos hacia mi y de inmediato me aparte de la puerta.
Dani abrió y me encontró alli parada, lo mire frustrada, el comprendió que se iba a liar, otra vez.
-¿Has escuchado algo?
-Todo.
Empecé a andar mientras me seguia.
-Mierda,¡puedo explicarlo!
-No hace falta.
Una vez estuve en mi cabaña saque mi maleta y fui guardando mi ropa.
-¡Lo hice por ti! Deja eso anda... Hasta esta tarde no te vas...
Me gire a mirarlo.
-¡¿Por mi?!
Sigo mientras me voy acercando a el.
-Mira puedo entender que te preocupes, que me tengas un cierto cariño, hasta que me digas alguna gilipollez más bonita de lo normal sin venir a cuento porque se que te importo un poco más que otras. Pero otra cosa muy diferente esque me quites el derecho de tener mis compañeras de habitacion a tu gusto ¡¡sin conocerme!! Y encima piensas que asi me vas a proteger, ¿de que, Dani? ¿de las peleas de almohadas? ¡No quiero darle pena a nadie! ¡Puf! Eres tan...
Dani me rodeó la cintura con un brazo, me pegó a el, con su otra mano me acaricio la mejilla (ya un poco roja) y me hizo callar juntando sus labios con los míos.
Raro en mi, no me aparte, deje que su lengua acariciara la mia y sentí una mezcla de emociones y sentimientos nuevos para mi.
Su sabor era distinto a todo, era como fuego frio, imposible de encontrar, pero yo lo encontré en el.
Un ruido interrumpió nuestro momento, me aparte automáticamente y mire hacia la puerta de la cabaña, donde Carlos nos observaba fulminando a dani con la mirada.
