Salvación

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Deja de mirarme...No, es rastrero y miserable. Apartada de mí, medio enterrada en la arena, la pistola parecía mirarme. Intentaba hacerme usarla. Pero no lo haría. Era peor vivir con la culpa y es lo que haría.

Era de noche. No me había molestado en hacer una hoguera para calentarme o un mínimo refugio para subsistir hasta que lograra que me salvaran. No tenía esperanzas, no quería tenerlas. Sentado en la orilla, con tan sólo los harapos que me dieron, un chaleco blanco desgastado y un pantalón deshilachado, aún con las molestas cuerdas rodeandome las muñecas, llorando desconsoladamente en lo único en lo que tenia esperanzas era en que todo acabaría.

Levanté la vista al horizonte. El gran mar, sus olas, las islas que ocupaban su paisaje, el chapoteo de los peces, la mancha cada vez más grande a lo lejos..¿Mancha?¿Un barco?¿Venía hacia mi? Me puse en pie. Tal vez mi vida no finalizará tan tragicamente después de todo. El barco cada vez se acercaba más hasta que fue visible del todo. No era un barco si no un bote. Dentro de el un hombre en la penumbra, remaba hacia mi.

Di unos pasos hacia el agua, esperando que la distancia que nos separaba se acabara. El bote se detuvo a pocos metros de mí, sin tocar tierra. El hombre se bajó y comenzó a caminar hacia mi a paso deliberado, semblante serio, y..una navaja en la mano. Era MinHo.

¿Que?¿Había venido solo para matarme? Me lo merecía, me lo merecía..¿me lo merecía?¿Era esto hacer justicia? No me lo pareció. Pero aunque mi cuerpo estuviera alerta y mis músculos en tensión, mis pies no se movían. Solo podía quedarme allí, viendo como se acercaba hasta mi, ahora con la navaja en alto, cogía mis manos, tiraba hacia él y...cortaba la cuerda que me tenia atado. Dio media vuelta, volviendo al bote.

-Vamos.-Dijo sin girarse. No lo pensé, andé hacia el y ambos nos montamos en el bote.

Se sentó frente a mi, dándome la espalda mientras remaba...en dirección contraria a el barco. ¿Dónde íbamos?Aunque pensándolo bien..¿porque íbamos a ir al barco? Llevábamos bastante viaje cuando pude ver tierra. Withoup Hope. Pero no era el puerto, era una parte más alejada, un muelle antiguo y pequeño, que se abandonó con el tiempo.

El bote se paró y MinHo soltó los remos. Dio media vuelta bruscamente.

-Ah...-parecía intentar decirme algo. -Eh..-Un sonrojo inocente se apoderó de sus mejillas. Dios, nunca creí que podría volver a ver su dulzura. Suspiró bajando la cabeza y cuando la levantó, se puso en pie, se acercó a mi, se inclinó y...me besó.

¡Me estaba Besando!Aún sabiendo que era un chico, ¡me besaba! Se despegó de mi lo suficiente para que respiraramos, con su frente pegada a la mia y nuestras respiraciones entrecortadas.

-Yo...volveré por ti- Bajamos del bote, tomó mis manos, volvió a besarme, montó en el bote y desapareció en el horizonte.

Seguí el bote con la mirada hasta que desapareció totalmente de la vista. Me giré y lentamente emprendí el camino a la corte. No podía creerlo. Me quería, seguía queriendome después de todo. No pude evitar sonreír.

Seguí caminando un largo trecho hasta que llegué al pueblo. Era de noche, lo más seguro es que todos estuvieran durmiendo. Antes de llegar a las puertas de palacio, donde estaban las casas más ricas, donde vivían altos cargos y títulos oí una voz llamándome.

-¿Taemin?-Se oyó en la noche, pero no logré identificar desde donde me llamaban.-¡Princesa!- Seguí su voz y le encontré. Asomado al balcón más elegante del pueblo, con tan sólo un pantalón y una copa en la mano.-Dios, es usted.-Rápidamente se alejo del balcón y apareció en su puerta. Ahora con un albornoz de seda puesto.

-Yo..busco la entrada del palacio, pero nunca he salido demasiado y en la noche..

-No se preocupe, yo la guiaré-Era rubio, no muy alto, ojos castaños y una sonrisa reluciente. Caminamos rodeando los muros hasta llegar a la puerta de palacio. Donde dos guardias corrieron hacia nosotros. De pronto uno de ellos se abalanzó sobre el hombre que me ayudaba y el otro sujetó mi brazo y tiró de mi.

-¡Eh, esperen, la ayudaba!¡La estaba ayudando! Soy miembro de la corte, ¡soy el conde Kim!¡Kim Jonghyun!-gritaba el hombre en el suelo.

¿El conde?Recordé la noche de mi cumpleaños, hacía dos días, cuando mi padre me lo presentó y no le presté atención. Sinceramente nunca pensé que me ayudaría a llegar a mi casa sano y salvo después de un secuestro pirata.

-Oh, lo sentimos, señor-hicieron una reverencia, mientras le soltaban y le limpiaban torpemente.

-Ya, bueno, supongo que es comprensible.-dijo mientras se ponía bien el albornoz. Lo llevaba abierto y dejaba ver su torso músculoso.

Entramos a palacio y mi padre bajaba alarmado por la gran escalera del centro.

-¡TAEMIN!¡Mi hi-hija!-me abrazó y apretó como si le fuera la vida en ello. Los guardias abandonaron el palacio y volvieron a su labor. Mientras que mi padre invitó al conde a pasar lo que quedaba de noche en palacio, donde los sirvientes le tratarían como el invitado de honor por "salvarme" de los peligros de la calle.

-La acompañaré a su habitación, señorita-dijo una criada mientras me abrazaba el hombro con dulzura.

-Eh..si, claro..-mientras subía los escalones observé a mi padre despedirse del conde.

-Eh, señor.-le llamó la criada-¿Tendría la amabilidad de venir usted también? Su cuarto es el contiguo a el de la señorita

-Por supuesto- Cuando llegamos al pasillo la criada pasó a mi cuarto para calentar la cama con la bolsa de agua caliente y preparar mi cuarto. Antes de entrar tras ella, me giré a despedirme, agarrando la puerta entre cerrada.

-Buenas noches, conde. Que descanse-hice una breve reverencia.

-Jonghyun, y...tuteeme, por favor.-me devolvió la reverencia.

-Bueno, siempre que tú hagas lo mismo, Jonghyun..-giré lentamente de vuelta a mi cuarto, cerrando la puerta.

-Buenas noches, Taemin. Dulces sueños.

Codigo de piratas (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora