Desenlace

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Cuando desperté Minho no estaba a mi lado, salí del camarote con la sensación de que algo no estaba como debía, ¿eran imaginaciones mías o el barco ya no se movía?

-Oh, ya estas despierta-el capitán estaba en la cubierta, mientras algunos tripulantes llevaban cosas de un lado para otro. Vi como uno de ellos salia de la bodega con una toalla desarrapada al hombro, se dirigía a la salida del barco que estaba...¿abierta?¿Estábamos en tierra?-los tripulantes han decidido parar para asearse, te aconsejaría hacer lo mismo. Cuando ellos acaben, claro.

-Oh, claro, gracias.- ¿Bajar? ¿A tierra? ¿Eso me era posible? No podía creer que confiaran en que no iba a escapar. O tal vez si lo hacían. ¿Y si hacían que uno de ellos me vigilase mientras me bañaba? Si descubrían que era una chica...

Los tripulantes comenzaron a subir al cabo de los minutos. El último en subir fue Minho, con una toalla en la cintura y otra que le cubría la cabeza. Sacudía la toalla para secarse el pelo. Al verme una sonrisa enorme le atravesó la cara.

-Ya no hay nadie abajo. Mira, si andas unos pocos metros, tras esos árboles encontrarás un pequeño río con agua limpia para bañarte. -Me indicó por donde debía ir, me dió una toalla y me ordenó bajar. Seguí sus indicaciones y llegué a donde me dijo.

Era un río de agua limpia, se podía ver a los peces de todos colores nadar junto a ti, y a pesar de lo que me imaginaba el agua tenia buena temperatura. Me quité ese estúpido vestido y me metí en el agua. Era muy reconfortante.

La isla no parece ser demasiado frondosa, pero si lo bastante grande. Tal vez por eso han confiado en que no escaparé. Me perdería y moriría si lo hago. Aunque con el material necesario y mis conocimientos de supervivencia tal vez podría hacer unas señales y- Un ruido interrumpió mis pensamientos. Algo había caído dentro del agua. Pensé que tal vez sería mi imaginación o algún animal en busca de alimento. Volví a cerrar los ojos y relajarme. Pero de pronto una mano se aferró a mi boca y desperté abruptamente de mi ensoñación.

-Hola, princesita.-era el hombre que me secuestró. Estaba frente a mi, sin duda desnudo y sujetandome evitando que me zafara de su agarre. Esto no puede estar pasándome, esto no puede...En un rápido movimiento sujeto mis dos manos con sólo una y la otra se desplazó hasta mi pecho. Su cara de asombro y su mirada de enfado me hizo saber que estaba perdido. Antes de que pudiera reaccionar algo cayó encima de aquel hombre, e intentaba ahogarlo en el río. Minho.

-MinHo, para ¡Ahora!-Toda la tripulación estaba tras de mí, en la orilla, y el capitán le ordenaba a Minho que parara.

Minho le sacó del agua, herido y medio ahogado.

-Ca-capitán..-balbuceo.

-¡CÁLLATE!-Le gritó Minho más que enfurecido, apunto de abalanzarse encima de él. El capitán le frenó.

-Yo soy el que da ordenes aquí-dijo tajante. Le dió una pequeña patada en el costado al hombre en el suelo- ¿Acaso tienes excusa para lo que ibas a hacerle a nuestra prisionera?¡Habla!-volvió a golpearle haciéndole vomitar algo del agua que había tragado.

-E-es..es un chico.- dijo antes de perder el conocimiento. Más de 20 pares de ojos de giraron a mirarme.

Todos me miraban incrédulos excepto Minho y el capitán. Minho aun miraba desconcertado a el hombre en el suelo, como si lo que hubiera dicho estuviera en otro idioma. Y el capitán me miraba impasible. Dió dos pasos hasta a mi y tiró de mi muñeca hasta hacer que mi torso saliera del agua. Dejándome ante la mirada de todos, que rápido exhalaron un suspiro con sorpresa. Minho giró la cabeza lentamente hasta encontrarse conmigo. Miro mi torso plano desde abajo hasta arriba hasta mírame a la cara. Su cara se volvió fría y una lágrima se escapó de mis ojos. No me gustaba aquella expresión. De todo lo que pasaba a mi alrededor lo que más miedo me daba era su cara, que de una sonrisa arrebatadora paso a una expresión de repugnancia y traición. Mi traición. Yo le había mentido. A él, un alma pura que se enamoró de mi a primera vista y que ahora estaba llena de odio y dolor. Por mi culpa. Se zafó de la mano de su padre, que le tocaba el hombro, se separó unos pasos del grupo de piratas y les dio la espalda.

-Matadle. -Dijo secamente el capitán. Todos dieron unos pasos hacia a mi sacando sus cuchillos, casi al unísono, cuando estuvieron sobre mi me encogí sobre mi mismo y cerré los ojos. No tenía miedo, no sentía temor por mi vida, no había sentimiento de nada más que de culpa. Una culpa horrible que sin duda nunca podría curar..

-¡NO!-MinHo les interrumpió

-MinHo..-el capitán fue hacia él -es un chico. ¡Olvidalo ya!, ¿No ves que-

-El exilio.-le interrumpió.

-¿Qué?

-Practiquemos el exilio con él.

-El exilio es para piratas.-dijo el capitán.

-Es mentiroso cómo uno. Es lo que se merece.-dijo Minho mientras me miraba. En su cara solo había odio, pero su mirada representaba dolor. Sus palabras eran frías y cortaban cómo cuchillos.

-Esta bien. -Tras un eterno silencio el capitán aceptó, hizo una señal a la tripulación que me sujetaba y levantaba exhibiendome frente a él. Estos me ataron las muñecas al frente, me vistieron con ropa que encontraron y dejaron una pistola en el suelo, junto a mi.

-El exilio es lo que una tripulación enfadada le hace sufrir a uno de los suyos cuando no es partidario de sus ideas. Le abandonan en una isla alejada de todo con sólo una pistola con un solo disparo. No te servirá para que te rescaten y mucho menos para mandar ningún tipo de señal. Pero si para aliviar tu conciencia, tal vez. ¿Entiende, príncipe?-fue la palabra más despectiva que jamás me haya sonado. Dió media vuelta y caminó hacia el barco. Uno de los tripulantes me empujó la clavícula haciéndome caer sentado al suelo, junto a la pistola.

Minho recogió el cuerpo desmayado de aquel hombre que quiso aprovecharse de mi, cargándose sobre un hombro. Cuando se puso en pie, antes de caminar hacia el barco, mi dirigió una mirada de soslayo.

¿Y eso fue todo? ¿Esta será la historia de mi vida y de mi corto amor? No volveria a verle, de eso estaba seguro. ¿Pero este sería mi final? Un tiro en la sien y ninguna palabra de despedida. Solo una mirada de odio. Exactamente lo que merecía.

Codigo de piratas (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora