Desde el momento en que Blade atravesó aquella puerta, todo cambió.
Compasiva al ver ese rostro furioso, adolorido, entre más emociones que, claramente no eran buenas, no tuvo más alternativa que acercarse a él y brindarle su ayuda pero fue rechazada, incitandola a que volviera intentar.
Pero al fin de cuentas, Blade nunca supo que aquél chico le cambiaría la vida. Que la cambiaría por completo.
Tiempo después se había dado cuenta que, no podía vivir sin él, no podía entrenar sin él, no podía hacer tantas cosas que, sin darse cuenta, hacían los dos juntos. Se dio cuenta que... él era necesario para ella, era necesario para su vida.
Sabía que enamorse de él, sería como cavar su propia tumba, pero dejó a un lado los rumores y le haría caso por, primera vez
a su corazón, corriendo el riesgo de salir dañada emocionalmente o hasta físicamente."-Alejate.
-No.- dije segura de mis palabras. No lo dejaría ir, no volvería a cometer el mismo error. No dejaría ir al amor de mi vida.
-Vamos... no lo hagas más difícil.- sus frías palabras me dolieron pero aún así no dejé que se notará en mi rostro.
-No me pidas eso... no ahora, que te necesito más que nunca.- sentí como mi vista se empezaba a nublar por las lágrimas que se aproximaban en salir.
Acerqué mi nerviosa mano derecha hacia su mejilla, la acaricié, vi como su rostro se empezaba a relajar y dejarse llevar por las suaves caricias que le hacía, pero en un abrir y cerrar de ojos, su mandíbula se tensó y poco a poco su ceño se empezaba a fruncir. Creí que todo iba bien.
-Lo siento.- susurró y quitó mi mano de su mejilla delicadamente, me miro, su mirada transmitía miles de emociones, que al verlo, no pude más, la tristeza me invadió y consigo las lágrimas.
Se dio media vuelta y salió por aquella puerta, rompiendo así, mis sentimientos y mis ilusiones, creí que era el indicado, pero claramente me había equivocado.Sabía que enamorarme de él era como cavar mi propia tumba, era como entrar al lado oscuro, y no había marcha hacia atrás."
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Guillermo.
Fanfiction"-Lo siento.- susurró y quitó mi mano de su mejilla delicadamente. Me miró, su mirada transmitía miles de emociones, que al verlo, no podía más, la tristeza me invadió y consigo las lágrimas. Se dio media vuelta y salió por aquella puerta, rompiendo...