Al abrir los ojos fue consciente.
Veía la pared verde olivo y sobre ella una, dos, tres... Fotografías de ella sin un orden en particular.
Es curioso se dijo como se necesita persivir para ser consciente.
Apagó la alarma de un manotaso. Se había quedado embotado pensando en todo y nada.
-¿Qué hora es? -escuchó de su lado izquierdo.
-las siete y media -dijo y se dio cuenta que estaba recostado en una posición muy incómoda, ahora tenía sentido que pudiera ver la pared.
Giró hacia la izquierda, no había nadie.
Estoy esperando... Dejó la frase en el aire, sin hablar.
Observó detenidamente el punto donde debería estar la chica.
-Estoy...esperando -murmuró cuando su visión se inundó de puntos luminosos después de tanto tiempo sin parpadear.
Se levantó de la cama y a penas fue consciente de que su erección matutina se balanceaba a cada paso. No había tiempo para eso. Ni para ropa.
Llegó a la pared y vió en ella a Janice.
El cabello pelirrojo, de ojos azules casi felinos, nariz delgada y labios rosados en proporción. Tenía pecas, y una ceja más elevada que la toda, quizá ese fuera su único defecto.
No.
-Tu único defecto es tardar tanto -susurró Jack, besando una imagen. El estaba esperando.
-Lo único malo es no tenerte aquí.
Entonces tomó un marcador rojo de una repisa y tachó un día más en en calendario.
La espera comenzaba a ser tediosa, lo aburría tener que esperar tanto, pero después de todo las mejores cosas siempre tardan.
-Jack -una voz femenina subía por las escaleras.
El picaporte sonó y cedió con facilidad.
-Jack... -se quedó callada de golpe.
-No eres Janice -respondió.
-Creo que debes tapar tu erección -dijo a cambio.
Así fue como el se dio cuenta por primera vez de su erección y la falta de ropa interior.
Frunció el ceño, ¿había tenido sexo con Janice ayer?
-Me gusta mi erección -la empujó con una mano y rebotó -,y creo que no hablo con ella. ¿Quién eres tu?
Suspiró resignada. La rutina siempre terminaba siendo aburrida.
-Sé qué es difícil todo esto, Jack, pero...
-Esperar por mi boda no es difícil -interrumpió sin entender.
-No habrá boda, cariño.
Jack bajó la mirada, desconcertado. Olfateo el aire y ahí estaba, el inconfundible olor del semen de hace horas.
-Ayer tuve sexo... -dijo como si eso fuera una obvia señal de que habría una boda.
-Lo tuviste -ella estuvo de acuerdo -pero no con ella, Jack. No con Janice.
Hablar de sexo lo hacia pensar en sexo, y eso a su vez lo hacia pensar en lo que creía la noche pasada. Janice respondiéndole a su petición de matrimonio.
-¿Quién eres? -preguntó.
-Soy Rebecca -murmuró, acercándose a él -Janice está muerta.
Entonces la consciencia demostró lo etérea que es y el fue inconsciente. Las lágrimas rodaban por su rostro, sus puños apretaban el aire, pero sabía que todo estaba bien, no alcanzaba a entender porqué lloraba.
-Lo siento mucho -dijo Rebecca -pero te amo y no puedo seguir contigo así.
Lo último que sintió Jack fue un piquete y algo ardiente extenderse en la zona.
Miró la mesa de noche y vio una jeringa con lo que creía droga, y creyó recordar algo.
Janice murió.El vestido rojo caía de nuevo sin preocupaciones.
Ella rebotaba de nuevo al caer en la cama, la erección de el palpitaba de nuevo, ansiosa.
-Te amo -dijo, y la hizo sentir el azul.

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Crazy
RandomHistoria escrita para el concurso "La vida es una canción", de CWAwards, inspirada en la canción Crazy de Aerosmith.