Cuando menos te das cuenta, el tiempo pasa, todo aquello en lo que creías se viene abajo y cuando crees que estás viviendo tu vida como realmente quieres te das cuenta que no, que estas sujeta a cosas de las que no puedes desprenderte y que ya forman parte de ti.
Así es como me sentía esta mañana, como una mismísima mierda, era uno de esos días que te levantas con el pie izquierdo y tienes que hacer gran cantidad de cosas que en el fondo no te gustan, o bueno al principio si pero luego te das cuenta que no son lo tuyo pero tus padres te obligan a acabar el curso.
Hoy era uno de esos días porque empezaba el instituto después de unas geniales vacaciones de Navidad, en las que nada interesante había pasado, lo mismo de todos los años, con la familia pasando las noches importantes y los demás días leyendo un libro o pasando el rato cerca de la lumbre para estar calentita.
Aunque llegaba pronto y todo iba como siempre había algo que no encajaba, un sentimiento extraño se apoderaba de mí y me hacía pensar la cantidad de cosas malas que podrían pasarme mientras bajaba la calle que me quedaba hasta llegar al instituto. Último curso, para muchos el peor, para mí el mejor, para que engañarnos.
Cuando ya estaba en la puerta del instituto una ambulancia se acercaba a toda prisa a la gran puerta del colegio que se encontraba en una calle transitada de San Diego, pero había una gran cantidad de coches por lo que le fue difícil, cuando consiguió pasar me quede sorprendida porque se metía dentro de mi instituto, sinceramente pensaba que iban a casa de algún anciano, cuando salen con el profesor de lengua en una camilla pero mientras se lo llevaban este grito mi nombre:
-¡Cristine!
Al ver que me miraba fijamente llegue corriendo a su lado, y me puso algo en la mano a la vez que murmuraba:
-Encontraras la solución, solo tienes que recordar... recordar...
Al decir la última palabra se quedo dormido o eso creo mientras que los de la ambulancia se lo llevaban.
Cuando se lo llevaron fui a preguntarle a alguien que estuviese en el colegio que es lo que le había pasado a Mr. Jones pero era raro, muy raro no había nadie y como casualmente me tocaba con el en esa clase me dirigí a el aula, en ella no había nada inusual, estaba la luz encendida y la pizarra preparada con algunos autores del siglo XX, me senté en la mesa y debajo de esta había un post-it pegado con 5 números 15937, no entendía nada hasta que me di cuenta de que no había mirado que es lo que Mr. Jones me había dado, era como una agenda tecnológica, encendí la pantalla y salió un código con cinco números, probé suerte con lo que ponía en el post-it y este se desbloqueo, la curiosidad me mantenía alerta y gracias a eso me di cuenta de que alguien venía hacia mi, todavía le quedaba un poco porque los pasos se oían lejanos guarde el post-it junto con la agenda entre mi pantalón y mi piel para que si me pedían la mochila para registrarla que no encontrasen nada.
Estaba siendo paranoica pero todo esto empezaba a darme miedo, mi intuición me decía que nadie debía saber de la existencia de la agenda por eso cuando un chico vestido de negro entro a la clase me quedé estática en la silla donde me había sentado para disimular, era bastante guapo, con el pelo castaño tirando a negro y unos ojos grises que daban a entender que no se traía nada de bromas.
Empezó a caminar hacia mi sitio y cuando estábamos a un metro de distancia se me quedó mirando fijamente hasta que dijo con una mano alzada en modo de saludo:
-Soy Alex
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¡Buenas! Es mi primera historia en wattpad, gracias por leerla si puedes deja un comentario diciendo que te ha parecido y si te ha gustado vota. Muchas gracias :)
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Cristine Lee
Teen FictionEmpezó a caminar hacia mi sitio y cuando estábamos a un metro de distancia se me quedó mirando fijamente hasta que dijo con una mano alzada en modo de saludo: -Soy Alex