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ENTRE LA MIEL Y LA HIEL


Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares y situaciones son ficticios. Cualquier parecido con personas, establecimientos, hechos o situaciones, son meramente por coincidencia.

* Diseño de portada : Daniela Gesqui

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El Ave María pronto comenzaría a retumbar en las viejas paredes de esa iglesia de impronta neogótica, de altas techumbres y muros de piedra, en aquel mediodía caluroso (demasiado para mi gusto) de verano.

Las figuras en yeso de los santos, ubicados en esos nichos áureos, bañados de luces y sombras, parecían escrutarme desde lo alto, como si todos supieran de mi traición. Desearía gritarles en ese mismo instante que nunca han estado tan equivocados; que dejen de mirarme con esos ojos acusadores.

Que sólo seguí a mi corazón.

Los intensos rayos de sol se colaban por entre los vitrales, generando un crisol de colores que convertía aquel momento mágico en único.

Abultados ramos de rosas color carne coronaban los extensos bancos de madera lustrada en los que se distribuían los casi 200 invitados, vestidos de gala para la ocasión. Los niños más pequeños correteaban por las naves laterales de la vieja construcción, mientras que Pamela Fernández Piló hacía todo lo posible para que regresen a su sitio, sin encontrar respuesta favorable del lado contrario.

En los primeros lugares se hallaban las familias de ambos novios, saludándose con dos besos, murmurándose congratulaciones y compartiendo risas de camaradería. El lugar estaba siendo colmado por los invitados a la fiesta que dos horas más tarde, se llevaría a cabo en una bella finca a más de 60km de Barcelona.

Dirigiéndose al altar, las damas de honor, acomodaban sus largos vestidos color azul zafiro, minuciosa y atinada elección de la novia, sujetando un ramo de orquídeas como parte del vestuario. Cuchicheaban histéricamente, moviéndose de manera exagerada en pos de llamar la atención de los solteros allí presentes.

Algarabía, excitación y por sobre todo, ansiedad, reinaban en el ambiente. Dos de las familias más importantes de la alta sociedad barcelonesa se enlazarían para siempre. Qué mejor que un festejo de tamaña envergadura para presumirlo.

Coordinado con precisión suiza, exactamente siendo las 12 del mediodía, desde una puertecilla lateral de madera blanca recientemente pintada, el novio haría su triunfal aparición, arreglándose los gemelos de oro y nácar, extendiendo sus brazos para acomodar los puños de su camisa, reajustar su corbata y manteniéndose alerta para recibir las pesadas palmadas en su espalda de parte de sus amigos, compañeros de trabajo y hermanos. Se lo veía nervioso, con gesto adusto y el ceño fruncido. Supuse que el enorme paso que estaría a punto de dar era el causante de su semblante.

"Entre otras cosas"

Su padre se acercó a darle un cálido abrazo, acunaba el rostro de su hijo entre sus manos y lo felicitaba con gran sentimento. Creí ver que estaba a punto de llorar, Dante era un hombre sensible, era previsible que sucediese de un momento a otro.

El novio era muy parecido a su padre. Un hombre guapo, afable. Muy parlanchín. Meneé la cabeza aceptando lo generoso que siempre habría sido conmigo.

María Paula, (o solo Paula como prefería que le dijésemos) su hermana y única hija mujer del matrimonio De Uribe, se acercaba y pedía a su padre que los fotografiase con la preciosa imagen del Cristo tallado de manera exquisita a sus espaldas. Como Pamela, habría tenido que corretear a Francesca, la pequeña de rizos canela y amplio vestido blanco y lila, a la que el novio levantaría en andas para tomar entre sus brazos y posar finalmente ante la cámara. La niña hacía morisquetas a su tío, quién se divertia a lo grande con sus ocurrencias; amaba a su sobrina, daría cualquier cosa por aquella criatura de casi 5 años.

"Entre la Miel y la Hiel" - (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora