Hacía frío afuera, el viento me tocaba la piel, estaba desnudo.
¿Donde estaba?, no estaba seguro de saberlo, solo había frío, pero mi cuerpo estaba caliente, parecía como si tuviese temperatura en invierno, era casi irónico, como tener tu propio sol para evitar el frío que azotaba la temporada.
No había nada a mi al rededor, ni siquiera un paisaje humano para identificarme, era un lugar fuera de lo natural, era como estar en un lienzo en blanco que espera a el artista para que lo toque con el pincel lleno de pintura para este poder tener vida, miré a mi alrededor.
Nada.
<<Adam...>> Dijo una voz a la lejanía, era suave, delicada y muy atrayente.
<<Adam...>> Dijo ahora una voz masculina, era profunda y podría haber sido perfectamente la voz de un locutor matutino en una estación de radio.
¿Qué era aquel lugar?, si hubiese creído en algo más, de seguro habría pensado que me había ido a parar al purgatorio, pero no creía en todas esas cosas, por lo que la pregunta seguía presente, ¿Qué era aquel lugar?, hacía frío pero yo estaba caliente, mi ropa al parecer no era digna de estar tampoco en aquel lugar.
Más de repente un fuerte emoción tocó mi pecho, sentía como todo a mi alrededor se volvía un collage de colores intensos, el espacio vacío en el que me encontraba se tornó un agujero multi-color, el cual cambiaba de forma, muchos círculos me rodeaban, aquello era una total pesadilla.
<<Ayuda...>> dijo una voz, era suave, parecía estar al borde del llanto.
<<Adam, Ayudame...>> Decía la voz.
La piel se me puso totalmente eriza, conocía la voz, incluso me sentí culpable por no reconocerla al instante, pero aquello me abrumaba de tal manera que me hacía desconocer incluso mi propio cuerpo.
<<Adam...>> Dijo la misma voz, esta vez con un tono casi suplicante.
Era ella, su voz me hablaba, decía esas palabras que me dijo antes de llevarla a el lugar donde se iría para no volver jamás, <<Adam.. Ayudame>>, la frase sonaba en mi cabeza como el resonar de una campana, <<Ayudame...>>, llevé mis manos hasta mis oídos y los coloqué allí con fuerza.
De rodillas y sollozando, notaba como el sudo caía por mi frente, mi cuerpo temblaba como si sufriera de un ataque o una posesión casi demoniaca, aquel era el peor sufrimiento...
<<Adam... ¡ADAM!, ven aquí... Ayudame...>> la voz cada vez era más insistente, las lagrimas habían comenzado a correr por mis mejillas, casi parecía una imagen de las que ponen en las iglesias, esas de antiguas personas que rogaban con tanta fé a Dios por perdón u otras cosas, pero solo quería silencio, y no tenía derecho alguno en pedirle algo a lo que sea que estaba arriba (si es que estaba), de que silenciara aquello, puesto que habíamos quedado separados el uno del otro hacía mucho.
<<Maldito hijo de perra, quieres veme así, ¿verdad...?>> Decía la voz ahora con el tono suplicante, se notaban que hablaba entre sollozos.
Me desperté de golpe en la oscuridad, la luz de la luna se colaba con gracia a través de la ventana, quizás no estaba en la total oscuridad.
Mi respiración era acelerada, la misma que tendría si hubiese corrido diez kilometros a toda velocidad, me dolían los pulmones, y el corazón me latía como un tambor.
-Dios, Santo...- Dije y me llevé las manos a la cara, me cubrí los ojos y respiré una y otra vez, no lo había notado, pero sollozaba, lloraba, su voz era tan vívida que me causa horror, <<Es mi culpa...>>, me decía una y otra vez en mi mente.
<<Mi culpa...>>
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El que la amó incluso cuando ya no estaba aquí.
RomanceLuego de haber sido devastado por la muerte de su adorada esposa y haber abandonado la enseñanza, el profesor Adam Parker, decide re tomar uno de sus viejos hobbies, la pintura. Por lo que incursiona en una escuela dominical de pintura en la cual co...