Una semana... una maldita semana de aquel suceso en el baño y Erica no había vuelto a ver a Tomas, sin embargo, habia pasado 7 largos días recreandose con "Tom" en su cama, en el baño, la sala, cocina, hasta en el carro camino a la tienda, Tom la hacía sentirse libre, sexy, deseada. Erica no podía creer lo que un simple juguete podría hacer ni el efecto que tendría en ella... Lo que si tenía que admitir es q todas y cada una de las veces había recreado la escena del baño y hasta le había añadido...
Erica era una mujer nueva, renovada, dispuesta a dejar el pasado atras y a comenzar una nueva vida. Caminó a la tienda a comprar algunos viveres para hacerlos al otro día, ya q era su día libre y quería consentirse un poco, con una comida ligera estaría bien mientras hacía todos los rituales de belleza. Allí se encontró con su "amigo", quien siempre la atendía, pero aún no sabía su nombre, Erica entró y como siempre él la recibió con una sonrisa, la cual ella le devolvió y siguió su camino hacia las gondolas correspondientes, al momento de pagar, entablaron una charla como siempre sucedía, al final el siempre la invitaba a alguna parte y ella educadamente le rechazaba. Pagó sus compras y salió dirigiendose a su casa.
2 horas mas tardes tocaban a su puerta, extrañamente pues ella no esperaba visitas, al abrir la puerta, allí parado estaba su "amigo".
-Dejaste esto en la tienda- le tendió la mano y en ella estaba su cartera- la dirección estaba en el carnet, así que me atreví a traertela - se notaba un poco avergonzado.
-Gracias- due todo lo que pudo decir Erica, pues había pensado que él era un acosador o algo por el estilo.
-Debería marcharme ahora- dijo él un tanto incómodo- Unos amigos y yo nos reuniremos en el bar de la esquina, si quieres venir, eres bienvenida.
Erica iba a negarse como siempre hacía, pero ¿Que pasaba con su nueva vida? Llena de cosas nuevas y lo demas, así que se sorprendió ella misma cuando de sus labios salió - Eso estaría fantástico, si esperas a que me cambie, te acompaño, si gustas pasar, por cierto, mi nombre es Erica.
-Yo soy Joaquin- dijo el "amigo" que ya tiene nombre sonrojandose un poco.
-Sientete cómodo, no me tardo.- Erica entró a su recámara y puso el seguro en la puerta, nunca se sabe. Se colocó un jean ajustado junto a una blusa negra con poco escote pero el suficiente y unos zapatos de tacón rojos, se soltó el cabello que le cayó ondulado a la espalda y se colocó una fina capa de maquillaje, dando el toque perfecto con un labial rojo mate. Salió de la habitación y Joaquin se quedó de piedra mirándola, solo pronunció un "perfecta" en un susurro. Eso a Erica le encantó, así mismo se sentía: perfecta. Caminaron en silencio hasta el bar y cuando llegaron se encontraron con que los amigos de Joaquin ya tenían una mesa apartada; Martín, Lucía, Theo y Amelia. Se acopló rápido y se sintió muy a gusto con ellos. Conversó mucho, se tomó algunas cervezas y bailó un poco con Joaquín. Todo el mundo se le quedaba viendo y a ella le encantaba, sentía unas miradas mas intensas que otras, pero aún así siguió disfrutando su noche como hacía tanto que no lo hacía. Cuando terminó su segunda pieza de baile, se dirigía hacia la mesa nuevamente cuando alguien la agarró por el codo, automáticamente reconoció el contacto y al voltearse se encontró con unos ojos verdes que la penetraban hasta el alma, Joaquín notó que ella no caminaba así que se volteó topándose con la escena, Erica se sentía perdida, entonces Tomas la soltó, dando la excusa de que se había equivocado de persona y se alejó caminando hasta que se perdió.
Erica intentó disfrutar el resto de la noche, pero había quedado demasiado aturdida, luego de media hora se excusó con que la cerveza le había sentado mal y se despidió, Joaquín se ofreció a acompañarla de vuelta a su casa y así regresaron el camino andado, en la puerta, al despedirse, él se inclinó y ella pensó que la besaría, pero el se desvió hacia la mejilla y le sonrió con un buenas noches, esperó a que ella entrara y se marchó hacia el bar nuevamente. No había cerrado bien la puerta cuando ya estaban tocando nuevamente, Erica abrió con una sonrisa, pensando que venía a despedirse "correctamente" y allí quedó de piedra al ver a Tomas, mirandola de arriba a abajo, con un brillo divertido en los ojos y la sonrisa de lado.
-¿Esperabas a alguien mas?-le preguntó
-¿La verdad? Si- Al parecer el alcohol le estaba haciendo efecto.
-Que pena que Don Correcto no te despidiera como se debe, ahora tengo sue llegar yo a completar su trabajo.- Tomás le guiñó un ojo.
-No entiendo que haces aquí, pero estoy cansada y quisiera acostarme a dormir- le respondió Erica.
-¿No me vas a invitar a pasar? Mira que no me moveré hasta que me dejes pasar - maldito cuando sonríe de lado.
-No voy a discutir contigo ¿Quieres ver mi casa? Adelante.- le dijo haciendose a un lado.
Erica se volteó y siguió su camino hacia la cocina, sin voltearse ni siquiera a ver si el la seguía, ese hombre la enfurecía hasta los nervios y no entendía el porque y mucho menos porque lo dejaba hacer a sus anchas. Como era de esperarse Tomas entró y la siguió, negando cuando ella se volteó a ofrecerle algo de tomar, había ido allí con una misión y era hacer que se olvidara del idiota que la acompañaba, no entendía el porque le había molestado tanto verla a su lado, si al final, ella era otra mujer que se rendía a sus pies con solo un roce. Cosa que el ya había comprobado en el cuarto de baño de la oficina. Así que se dejó de rodeos y llegó a su lado mirandola fijamente, Erica se quedó pasmada donde estaba y él sonrió de lado, sabiendo que ella se dejaría hacer todo lo que el tenía pendiente para esta noche.