Capítulo 3 - Conociendo.

24 2 0
                                    

Intenté levantarme de la cama, pero un golpe repentino de mareo vino a mi cabeza, lo cual me hizo quedar inmóvil por un pequeño rato. Cuando logré recobrar la certeza de que podía moverme sin problemas caminé un poco por la habitación, logré escuchar algunos sonidos que me pusieron en alerta. ¿Qué eran? No lo podía determinar, hace mucho que no escucho estos ruidos de vidas cotidianas.
Abrí la puerta que llevaba a un largo pasillo, seguí los sonidos como pude y llegué a, lo que al parecer era, una cocina.
En esta estaba el mismo tipo de antes.

- Hola. -

- Ah, hola. – El sujeto se giró sobre su posición y me encaró.

- ¿Dónde estamos? –

- En mi casa. Te traje acá después de que te quedaras dormido, no te hubiera traído, pero duermes como un tronco. – Se quejó un poco agraciado.

- Ah, entonces, gracias por eso. –

- No te preocupes. –

La información recibida representa que igual puede haber gente acá. Ya que si hay una casa con luz eléctrica, agua que corra por las llaves y todo eso ha de significar que hay un sistema, y ese sistema es controlado por gente. Genial.
A pesar de que tiene sentido no puedo colgarme mucho de esa posibilidad, está claro que después de estar en ese lugar oscuro, la nada, y luego aparecer en un campo lleno de flora no es normal. Algo no está ordenado perfectamente, algo no cuadra en todo esto. Aunque ¿Qué es lo que está mal y lo que está bien? Esos sentidos los olvidé hace mucho.
Suspiré un poco, será difícil acostumbrarme a vivir nuevamente de algo cotidiano, en definitiva me da un poco de miedo hacerlo, por alguna razón algo en mi me dice que no es algo bueno seguir acá. Por alguna razón estoy asustado.

- ¿Quieres comer algo? – Habló tan de repente que me asusté un poco al estar demasiado sumergido en mis pensamientos.

- No, no tengo hambre. – Ahora que lo pienso, ¿hace cuánto tiempo que no como algo? En el lugar que me encontraba antes no tenía necesidades de dormir, comer u otras cosas. No sentía ello y tampoco ahora, así que realmente no sé si quiero o no.

- Por cierto ¿De dónde eres? Nunca te había visto por acá. – Cuestionó de un momento a otro. –Te lo quería preguntar antes, pero, ya sabes, caíste dormido antes de que pudiera consultártelo.-

- Ah, ya veo. – Suspiré un poco incómodo, ¿cómo demonios le podía explicar que provine de un limbo vacío? – Bueno... no lo sé, sufro de un poco de amnesia. Justamente no sé cómo terminé en ese lugar y ni de donde soy, tampoco recuerdo mi nombre, edad y fecha de nacimiento. – En parte no era mentira, no recordaba nada de eso, pero no por la amnesia que no sufro, claro.

- Vaya, que coincidencia la nuestra, a mí me pasó casi lo mismo. Hace un tiempo que desperté en ese lugar y, al desesperarme, intenté buscar a alguien que me ayudara. Lo único que hallé era esta cabaña abandonada, pero tenía suministros eléctricos, alimenticios y todo a pesar de que no había nadie. –

Ahí fue donde todas mis esperanzas de encontrar a más gente se desvanecieron en el aire. ¡¿Cómo era eso posible?! Es por lógica que ha de haber gente además de nosotros acá.

- ¿Has buscado más minuciosamente? Puede que estén más lejos de acá. – Quiero encontrar algo que me dé la respuesta, no puedo aceptar algo tan descabellado como eso.

- Claro que lo he hecho. He buscado por todo el tiempo, pero este lugar no es más que un campo que va más allá del horizonte sin fin. Es infinito. – Su mirada se entristeció un poco. Ciertamente ha de ser horrible estar solo acá por tanto tiempo con la poca certeza de sí algún día podrás encontrar a alguien más. Yo no sufrí lo mío gracias a que perdí la esperanza de hallar a alguien. – Un dato raro que me pasó mientras estaba en la búsqueda fue que, después de un día entero caminando en línea recta, llegué a esta misma cabaña. Es como si le hubiera dado la vuelta al mundo. –

- ¿Darle la vuelta al mundo en un día? No es como si viajaras a la velocidad de la luz. –

- ¡Te lo digo enserio! –

- Vale, vale, te creo, pero igualmente es un poco difícil de digerir. –

- Por lo menos, ahora, ya no estoy solo. – Esbozó una sonrisa. Realmente es una persona amable y muy simpática, a pesar de su apariencia elegante se puede sentir que es un poco infantil.

- Oye, ahora que nos conocemos un poco, deberíamos inventarnos unos nombres ¿No? Después de todo no sabemos cómo decirnos entre los dos. – La idea surgió, era más práctico que nada, quería ahorrarme el momento incómodo de no saber cómo llamarle.

- Ah, es verdad, pero ¿Cuáles nombres? No es fácil poder elegirse alguno. –

- Hum... Creo que, contigo, viene el nombre Anthony. – Realmente le venía bien ese nombre.

- ¿Enserio? Bueno, entonces ese será. – Una risa por lo bajo se logró escuchar por parte de él. – Yo creo que a ti te viene Glyn. –

- Entonces así será. - No me desagrada el nombre, en defecto, me gusta. – Bueno, gusto en conocerte, Anthony. –

- El gusto es mío, Glyn. –

Ambos nos miramos y luego soltamos unas pequeñas carcajadas, la situación era demasiado infantil para ser verdad.

En cualquiera de los casos no sé cómo es mi apariencia, ya tanto tiempo llevo sin ver cómo soy que la he olvidado. Aunque por la manera que siento mi cuerpo puedo describir que tengo el cabello un poco largo hasta la nuca y con un flequillo en forma de 'v' en mi frente. Algo esbelto corporalmente y quizás algo alto. Pero no creo estar en lo correcto, no son más que especulaciones.

---------------------------------

Bueno, bueno, ¡después de dos meses he vuelto a actualizar! :'D Al menos no fueron tres. Intentaré que el próximo capítulo sea más largo.

Bueno, lo de siempre, si hay algún error, por favor, avísenme para arreglarlo apenas pueda, gracias de antemano.


El campo de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora