¿Y ahora qué?

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Alejandro fruncio el ceño
-estúpido niño metiche-pensó
Con una cara amarga le respondió
-Un hombre acaba de morir justamente allí donde limpia cofiño-
Steve se puso blanco
-enserio sucedió eso?-
-no te voy a mentir mocoso-
-no lo puedo creer-
-pues creelo amigo- dijo él hombre
-bueno y que haré hoy-
Alejandro le puso sus ejercicios y el niño se fue a una plancha para poder hacer abdominales pero en su mente no podía salir lo que alejandro le había dicho
"UN HOMBRE ACABA DE MORIR".
Steve se esforzó en olvidar en lo que había escuchado, se puso sus auriculares y empezó con el ejercicio.

Martha estaba en su cuarto viendo la carta que había dejado su marido y repetía la lectura, la leía, la leía y leía y estaba dudando de lo que había sucedido. Entonces revisó el escritorio de su marido y vio que el revólver no estaba tal y como había dicho Steve. Dejó los papeles allí y los metió debajo de su colchón junto con recetas medicas, la constancia médica y la nota de su muerte y lo olvidó.

Pasaron tres semanas y steve había adelgazado mucho, antes pesaba 160 libras y su nuevo peso era 130 libras el niño se alimentaba bien , dormía bien y realizaba los ejercicios tal y como eran.
Faltaban 2 días para que Steve cumpliera sus 14 años.
-Terroncito de azúcar baja a comer- gritó Martha
Steve se levantó, y se fue a cepillar y bajo hacia la cocina.
-hola mamá, buenos días-
-hola mi amor, enserio no puedo creer que estés adelgazando, ya ni te diré Terroncito de azúcar sino, eh... Musculoso-
-¡Mamaaá!- gritó Steve
Los dos comieron en silencio, Steve se preocupaba por el gimnasio pero Martha estaba preocupada por lo de las cartas si algún dia se llegará a enterar Steve
-Válgame Dios, Steve no lo tiene que saber- pensaba Martha
-¿qué piensas mamá?- dijo Steve
-¡eh! ¡qué! ¡Nada steve, Nada!-
A steve le parecía extraño que su madre actuará muy raro después de la muerte de su padre.
-¡Mamá!-
-Si Steve-
-eh, Últimamente te he visto muy extraña...-
-¿Cómo así extraña?- preguntó Martha
-Desde que papá murió... Te veo diferente-
-Patrañas, hijo recuerda que tú papá murió hace unas semanas y lo extraño- a Martha se le cayó una lágrima después de decir eso.
-Mamá lo siento, yo sólo quería preguntarte- se disculpó Steve
-No mi amor, no te preocupes- Martha se levantó y dejó a Steve en la mesa solo.
-Qué idiota eres Steve- pensó el chico.

La Sra. Cofiño arreglaba la alfombra para que no se notará la mancha de sangre
-limpiaba bien Cofiño- dijo Mary ya casi recuperada.
-Claro Mary-
Pero la sangre no se quitaba, probaron con todo desde jabón hasta la coca-cola.
La sra. Cofiño llevo muchos utensilios para la limpieza de la alfombra, y había llevado un cuchillo para poder levantar la alfombra ya que el gimnasio no tenia ni un simple desarmador para poder levantar la alfombra ya que esta estaba clavada.
-Cofiño porfavor quita todas estas cosas del camino quieres, nuestros clientes se pueden caer y ya no quiero que el gimnasio se este desprivilegiando- mencionó Mary
-si señora ahora lo haré-
La señora cofiño era una mujer muy desordenada, era viuda y nunca había tenido hijos, vestía como una buena cristiana con sus faldas negras y con su cadena en forma de cruz le caía en su cuello.

-Ya me voy mamá-
-Ya tan rápido- mencionó Martha
-Si, hoy entrenaré 2 horas-
Martha fruncio el ceño e hizo una cara de disgustada
-esta bien Steve y tienes mucho cuidado-
- si mamá lo sé, además quiero de cena arroz, pollo cocido y verduras- espetó Steve
-¿No quieres pizza o hamburguesas bebé?- preguntó Martha
-Ya te dije que eso nunca más y así que ya no me lo recuerdes- afirmó steve.
El chico cerró la puerta y no se despidió de su madre.
Martha quedó muy angustiada, derrepente Martha empezó a sentirse muy mal. Sentía nauseas y se empezó a marear hasta que cayó al suelo.
-¿Que me estará sucediendo Dios mio?- pensó
Estuvo un rato en el suelo y se puso de pie, pero quedo angustiada.

Mary le había ordenado a cofiño que cortará el pedazo de alfombra manchado con sangre y que iban a poner un nuevo pedazo de alfombra.


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