Capitulo 4

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La cama era grande pero nunca lo suficiente para no levantarse destapada, pensaba Mi Na mientras cubría su pie izquierdo, desprotegido de las mantas, pero como una manta encantada esta volvió a su posición original. Un gruñido se escapó de su boca antes de voltear su cuerpo hacia el centro de la cama.

-Mi Ni- casi como una costumbre susurro el nombre de su hermano antes de darse cuenta de la situación actual.

Su expresión de asombro al ver algo hermoso y desconocido, era idéntica a la de su hermanito, ojos abiertos y brillantes, mejillas rosadas y una perfecta "o" en sus labios.

Los cabellos que caían por su rostro eran suavemente agitados por el tibio aliento del muchacho que se encontraba frente a ella, demasiado cerca, intento alejarse sin despertarlo, pero él fue más rápido, y tomo de su cintura, atrayéndola hacia él. La chica ahogo un gritito antes de chocar las narices suavemente con su confianzudo invitado. Ya no traía con él la ruidosa chaqueta verde musgo del día anterior, ahora solo llevaba una polera blanca mangas cortas, unida a sus jeans azules por unos tirantes oscuros. Toda clase de preguntas invadían la mente de Mi Na. ¿Cómo llego aquí?, ¿en qué momento se quitó los zapatos y la chaqueta? y ¿en qué contexto?

Las preguntas fueron disipadas cuando el chico de piel canela abrió los ojos llenos de oscuridad. Mi Na no pudo evitar dar un pequeño saltito al ver como la mirada de Ho Seok la escudriñaba, al parecer, también buscando respuestas.

Asombrosamente el chico no se separó por el contrario ubico su cabeza en el pecho de la chica, pero no de una manera lujuriosa, sino maternal, como un pequeño buscando consuelo. Mi Na tampoco fue capaz de resistirse, aquel acto le llevaba a viejos tiempos cuando no solo era ella contra el mundo, cuando sentía que podía ser un apoyo apara alguien más, sin desmoronarse en el intento, sus melancólicos recuerdos fueron interrumpidos por la ronca voz del muchacho adormecido.

-Siento lo de anoche- su voz sonaba tan confiada que parecía conocerlo de toda una vida.

Entonces Mi Na recordó el escándalo, la estúpida canción, y el licor, miro la puerta donde se encontraba la botella de soju derramada sobre la felpa verde menta maldijo hacia sus adentros y se separó con un fuerte golpe.

-Qué demonios te crees entrando así en esta casa- sus cabellos recién levantados mantenían la forma de la almohada agregando un efecto dramático a la escena.

El muchacho por su parte no pudo evitar reír, cosa que la situación no ameritaba. Mi Na pensó que quizás aquel chico había nacido sonriendo y se había convertido en su estúpido hábito.

Miro su cara en el reflejo del estante de madera, con sus dedos peino su enredada cabellera y limpio el hilo de baba de su boca, antes de indicar con el índice a la puerta- quiero que te largues de mi casa- Ho Seok podría jurar haber visto humo escapar de sus oídos.

Él por su parte mantenía su imagen pulcra aun después de beber y desmallarse, con sus rasgos exóticos y su vestimenta estilo under parecía salido de una cara revista de modas extranjera, lo que molesto más aun a la muchacha.

Al ver que no se movía, tiro su almohada lo más fuerte que pudo, mientras el muchacho la atrapo sin dificultad en el aire.

-Espera, te pagare por las molestias- ella no quería nada que viniera de él, pero en aquella situación estaba furiosa y se sentía en la obligación de hacerlo pagar por ello.

-Seguro lo harás, no hace falta que lo digas, te lo cobrare con creces- frunció el ceño, cruzo sus brazos sobre su regazo y se levantó camino al baño -cuando vuelva no quiero ver tu cara por aquí- dio un fuerte portazo y un marco sobre la pared callo haciendo un ruido mudo, el chico corrió para recogerlo y se perdió en la feliz escena que admiraba.

Un niño con rosadas y gordas mejillas de grandes y marrones ojos enmarcados en largas pestañas sobre el regazo de una muchacha de mismos rasgos.

Le tomo un tiempo notar que la chica de la foto era su malhumorada vecina, deposito el portarretratos sobre la pared donde había caído, y descubrió mas fotos de donde había salido aquel, todas con el mismo pequeño y la mayoría en un hospital.

Miro entonces a su alrededor y noto la inmensidad de ese apartamento vacío, los pocos rastros de humanidad esparcidos por la casa, una gran cama de mantas blancas, una pequeña butaca verde pistacho en la sala y el felpudo de la entrada, indicios de una vida vacía.

Por primera vez pudo sentir la fragilidad de la muchacha tras las paredes y la atracción hacia aquel ser también creció en su interior, más aun que la primera vez que la vio.


Héroe (BTS: J-Hope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora