Ella.

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Ya no quiere volar.

La oruga no sabe en qué convertirse.

La destinaste a pensar que siempre,

Caminaría lento por ti.

La oruga no sabe si cambiarse.

Exigías que llevara unas alas con tatuajes,

Con figuras delicadamente trazadas.

Y una forma agraciada y torneada en sus patas.

La oruga prefiere escabullirse.

El sol quemó su piel,

Una larga caminata le vino encima.

Tal vez ni cuenta te dabas,

Pero su corazón en tinta se inundó del diseño que nunca deleitaste.

La oruga quiere transformarse.

De ejercicios a ochenta latidos por minuto se llenó.

Pues de esto te sorprenderás,

La oruga ya volaba.

En mariposa estaba dispuesta a crecer,

Pero sus alas se despegaron.

Se las quitaste el día en que por ti trotaba... corría.

Ya no puede volar.

Mi primera poesía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora