81- SI ESTOY LOCA

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-¡Eres una miserable y una aprovechada! -oí a José recriminarle a la chica que hace unas horas me tenía totalmente sumisa.

-No te equivoques, chaval -fui corriendo hacia ellos. No podía perder un segundo más.

-José, me tengo que ir. Dile a Rosa que no puedo ir mañana a donde tenía programado -me paré un momento para tomar aire y a la vez, pedirle a mi hermano aquel favor.

-Vale, no te preocupes por eso.

Eché a correr una vez más, hasta encontrar mi Audi. Lo puse en marcha y salí pitando de allí. Me negaba a rendirme tan fácilmente. Me resultaba imposible irme a mi casa después de todo y sin hacer nada. Tranquila Malú, jamás algo que valga la pena será sencillo. Me repetía aquello constantemente en la cabeza. Mi vida no podía continuar sin más sin haber muerto antes en el intento. Muerta estaría emocionalmente si todo esto no saliera bien. No me podía permitir fracasar. Y lo peor de todo, es que me sentía 100% culpable de la situación a la que me estaba enfrentando en estos instantes. Muy mal Malú, muy Mal.

"-No puedo hablar ahora mismo Rosa, voy conduciendo.

-¿Por qué quieres cancelar lo de mañana? ¿Hay algo que yo no sepa?

-Si, pero no puedo hablar ahora. No quiero tener ningún accidente.

-Vale, pero pasado mañana te quiero ver por mis oficinas.

-Si, si. Bueno, te cuelgo. "

Todo esto era una locura. Aunque esta vez, estaba dispuesta a cometerla. Me jugaría el cuello por Valentina. El corazón me iba a mil por hora y mi cuerpo se desesperaba ya por llegar, aunque me faltaban todavía dos horas y media de camino. Encendí la radio para ir algo entretenida y así no desesperarme tanto por estar aquí metida. Cinco minutos más tarde, vi una luz a lo lejos. Achiné los ojos para ver si lograba distinguirla, y así fue, por suerte. Se veía un autobús a una distancia considerable y afortunadamente, no iba muy deprisa.

Seguía conduciendo por el carril de sentido e intenté acercarme lo máximo posible al autobús, ya que según me dictaba mi instinto, aquel era el autobús donde iba Valentina. Cambié el coche de carril para lograr mirar tras la ventana del autobús, y lo conseguí. Supe en ese instante lo que tenía que hacer.

Adelanté al autobús y unos metros más adelante, frené el coche. El autobús tuvo que hacer lo mismo, obligado por mi instantánea decisión. Bajé del coche rápidamente. Hice señas al conductor del autobús para que me abriese la puerta. Se le veía bastante cabreado, pero conseguí que me dejara pasar.

-¡Estás loca! ¿Cómo se te ocurre frenar así en medio de la carretera? ¡Nos podías haber matado! -dijo furioso.

-Algún día me entenderá, mientras tanto no arranque, por favor -le supliqué. Todo el mundo me estaba mirando. Antes de que pudiera encontrarla, lo hizo ella con su mirada. Bajo la atenta observación de todas las personas que viajaban en el autobús, recorrí el estrecho pasillo del vehículo para llegar hacia Valentina. Me miraba atónita y con los ojos muy abiertos.

-¿Q..que haces aquí? -siguió tal como estaba antes.

-Venir a por ti, no te puedes ir así -sentí un rayo de alegría en mi cuerpo. Alegría provocada tras escucharla dirigirme la palabra de nuevo, después de días sin hacerlo.

-Vienes tarde, Malú. Vuelvo a casa.

-Nunca es tarde. Y tu casa está en Majadahonda.

-Malú,no.

-¿No qué?

-Que no, que no puede ser, que no.

-¿Me puedes decir algo coherente?

-No se que decirte, lo único que me sale es un no.

-No te puedes ir, Valentina -una lágrima cayó por mi mejilla. -¿Qué pasa con nuestra boda?

-No hay boda, Malú. No podemos seguir así, y encima engañándome como lo has estado haciendo últimamente.

-Me niego. No podemos acabar de esta forma. ¡Es que no! Ni hablar. ¿Ya no me quieres?

-No es así, créeme. Necesito empezar de cero -me rompió el alma en mil pedazos.

-Pero yo te quiero. Más que a mi vida, joder Valentina.

-Pues déjame ir. Algún día te lo agradecerás a ti misma.

-No digas barbaridades, no puedo vivir sin ti.

-A ver, te lo diré una sola vez, y espero que te quede claro. ¡COMO COJONES PRETENDES SEGUIR CON TU NOVIA DESPUÉS DE MENTIRLE Y DE HABERLA ENGAÑADO CON OTRA TÍA? ¿TIENES IDEA DE COMO ME SENTÍ Y DE COMO ME SIENTO AHORA MISMO?

Me quedé helada. Me hirió profundamente en lo más hondo de mi ser. No contesté. No me salían las palabras. Ella estaba llorando también, pero no más que yo. Sus respuestas hacia mi desvelaban que se sentía traicionada.

-¿No contestas, verdad? Sabes que una vez más tienes la culpa de todo. Así que, adiós. No quiero volver a verte.

Abandoné el autobús sin pronunciar palabra. Lo único que hacia era llorar. Sacar al exterior todo mis sentimientos en forma de lágrimas. Aparté el coche de la carretera y el autobús pudo retomar al fin su viaje. Vi como se hacía pequeño ante mis ojos. Noté como se me escapaba de las manos la mujer de mi vida. La única que realmente me interesaba. La única con la que me sentía completa y con la que sobre todo, era realmente feliz. Estaba estática dentro del coche, sin saber que hacer, sin saber que pensar. Salí del coche presa de un ataque de nervios y de agobio que me invadió de un momento para otro. En ese instante, comenzó a llover. Mi cuerpo se mojó, pero no le importaba. Seguía allí quieta, de pie. Tras más de veinte minutos así aproximadamente, logré retomar mi viaje. Pero esta vez, hacia el sentido contrario. De vuelta a casa.

Mi mente debatía internamente por sí sola. A mitad de camino, se me apareció algo a lo largo de la autopista. Pude verla a ella. Pensé que estaba flipando en colores, pero di la vuelta y la seguí hacia donde estaba.

-¡VALENTINA!

ALMAS GEMELASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora