Capítulo 4

28 7 7
                                    

Entré en mi casa con una sonrisa tonta en la cara y las mejillas de un tono rosado que o bien significaba que hacía calor, cosa improbable porque el día estaba nublado, o me había sonrojado. ¿Qué tenía ese chico para crear ese efecto en mí? No es como si hubiera sido especialmente amable conmigo, aunque tampoco me había hecho daño y había sido yo quien había aceptado subirme a la moto. ¡Estaba hecha un lío! ¡Y encima sus últimas palabras! ¿Qué era eso de que nos veríamos pronto? ¿Y por qué quería volver a verle? ¡Ni siquiera sabía su nombre!

- Lilian has vuelto pronto, ¿va todo bien? – preguntó mi madre interrumpiendo mis pensamientos.

- Sí mamá tranquila, es solo que he tenido una pelea con Mason, nada más.

No acostumbraba a tener secretos con mi madre, ella siempre había sido una amiga para mí, pero no me parecía que ese paseo con el chico desconocido fuera a tomárselo muy bien, y no me apetecía una charla con mamá protectora, quería a la mamá consejera que me dijera que hacer con lo de Mason.

- No creo que eso sea poco, ¿quieres hablar de ello?

- Sí, pero primero necesito una ducha, esta mañana no me ha dado tiempo.

- ¿Has comido algo?

- Ahora que lo dices no – dije a la vez que mi estómago rugía para confirmar mis palabras.

- Pues prepararé algo de comer mientras te duchas y así hablamos.

- Vale, gracias mamá.

- De nada pequeña.

Subí directa a mi habitación y entré en la ducha lo más rápido que pude. Una buena ducha de agua fría, eso siempre me calmaba. ¿Pero por qué estaba tan alterada? ¿Por qué el chico había conseguido ocupar mi mente hasta el punto de hacerme olvidar la comida? ¡Yo nunca olvido la comida! Mi cerebro creía que estaba en peligro pero aun así, ¡había olvidado comer! Necesitaba olvidar a ese chico y toda la experiencia, todo había sido demasiado confuso, pero una parte de mí sabía que no quería olvidarle, al contrario, quería volver a verle.

¡Me estaba volviendo loca! ¡Ya era definitivo! ¡Lo siguiente sería ver unicornios en mi habitación! Aunque eso tampoco estaría mal, siempre me han gustado los unicornios. Por desgracia dicen que no existen, pero yo creo que eso es porqué los unicornios se esconden de esos que no creen en ellos. ¡Pero ese no es el tema! El chico de la moto. Ese es el tema. Tengo que buscarle un nombre provisional hasta que sepa el suyo. Alley, ese servirá. Alley me confunde tanto. ¡Y eso que solo he estado con él un par de horas!

Toc Toc Toc

- ¡Lilian llevas media hora en la ducha! ¿Estás bien?

- ¡Sí mamá! ¡Ya estoy terminando ahora bajo!

Las reflexiones sobre Alley tendrían que esperar a la hora de dormir, ahora tenía que pensar en lo de Mason. Bajé vestida con un short de pijama y una camiseta vieja y me encontré a mi madre hablando con mi hermana.

- ¡Laurita! ¿Qué haces aquí?

- Vivo aquí tonta, ¡y no me llames Laurita! ¡Solo soy dos años más pequeña que tú!

- Lo que tú digas Laurita – dije para picarla.

- Chicas no peleéis, acabo de empezar mis vacaciones y quiero que sean tranquilas.

- Vale mamá – dijimos las dos a la vez.

- ¡Venga a comer!

Comimos las tres los macarrones que mi madre había preparado y cuando acabamos empecé a contar lo que había pasado hoy. Cuando llegué a la parte en que Mason confesaba que todavía me quería mi hermana dijo:

- Obvio, ¿tú no lo sabías?

- ¡No! Lo habíamos dejado en solo amigos hace unos meses.

- Lilian, a veces me preocupa que seas tan ciega, estaba claro que te quería hermanita, siempre te ha querido como a más que a una amiga.

- ¿Y por qué no me lo dijiste nunca?

- Pensé que lo sabías y solo estabas jugando con él.

- ¡Yo nunca haría eso! Mamá, ¿tú también sabías que Mason seguía sintiendo algo por mí?

- Lo suponía pero yo también pensé que lo sabías, las señales no eran muy sutiles que digamos.

- ¿Qué hago ahora? ¿Cómo actúo con él sabiendo lo qué siente?

- ¿Te importa su amistad? – dijo mi madre.

Asentí como respuesta pues Mason me importaba muchísimo, era mi mejor amigo, pero nada podría ser igual si él me veía como a algo más y yo no le correspondía, y después estaba el beso, ¡no les había dicho lo del beso!

- ¡Pero él me besó mamá! ¡Me besó sin que yo quisiera y sabiendo lo mucho que eso me molesta!

- En ese caso creo que solo tú puedes decidir si le perdonas o no, consúltalo con la almohada esta noche, ¿vale?

Parecía que mi almohada iba a tener que darme muchos consejos esa noche, esperaba encontrar alguna respuesta porqué sino iba a volverme aún más loca.

- Supongo que lo haré, voy arriba.

- Vale, yo estaré en el salón si necesitáis algo.

- Yo me largo que he quedado con Alicia esta tarde – dijo mi hermana.

- ¿Es esa chica obsesionada con los libros? – preguntó mi madre.

- Fangirl mamá – dijimos Laura y yo al unísono.

- Perdonad, perdonad, no quería ofenderos, anda iros.

- ¡Hasta luego!

Subí a mi habitación y me tumbé en mi cama a leer. La verdad es que entiendo a la amiga de Laura, yo no estoy tan obsesionada como ella, pero tampoco podría vivir sin los libros. No podría vivir sin historias y palabras, son mi escape de la realidad.

-----

¡Al final lo del ordenador fue solo una falsa alarma, así que he vuelto con un nuevo capítulo! ¡Sé que no pasa gran cosa pero se introduce a los nuevos personajes, así que espero que os guste!

¡Muchas gracias!

*Baiii*

Ana


Me dejé llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora